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-¡Buen día!- entro Martha, mí médica, me atendió desde que supimos mí enfermedad

-holis- saludé sentándome en la camilla mientras mateo seguía durmiendo con su mano pasando por mí cadera, el chancho no se despertaba por nada en el mundo.

-esta pibe vive duemiendo- se rió

-ya se Martucha, decimelo a mi- negué peinandolo con mis dedos

-¿Cómo estás?- susurró viendo mí suero

-como se puede- sonreí de costado

-René ya sabes que si te duele algo podes pedir morfina, mí vida, no te aguantes el dolor- me sonrió acariciando mí mejilla

-tranquila que la piloteo como una campeona- le sonreí a lo que asintió y salió de la habitación

Finalmente suspiré y mordí mí labio con fuerza, me dolía hasta el rosquete, pero no quería nada en mí cuerpo.

Yo soy fuerte.

-buen día- susurró Teo enderezandose en la camilla

-hola lindo- le sonreí y bese sus labios

-voy a ir a casa a bañarme y después traigo a Marcos un rato- me sonrió y asentí, volvió a dejar un suave beso en mis labios y salió de la habitación, finalmente lloré, largué todo el cansancio que tenía, el dolor, el miedo.

Lloré porque lo necesitaba.

Lloré porque dicen que a veces llorar es bueno.

Lloré porque quería llorar.

Finalmente me acosté bien en la camilla y me hice una bolita, cerré mis ojos y empecé a imaginar mí vida sin cáncer, siendo feliz con mí hijo y Mateo, saliendo a comer y peinandome.

Esto era demaciado, no les voy a mentir, estoy pensando seriamente en la inyección terminal.

*Mateo*

Cuando llegué a casa me desplomé, lloré lo que no había podido llorar en el hospital, lloré sabiendo lo que sufría René, lloré por Marcos y porque lo necesitaba.

El amor de mí vida se estaba muriendo, ¿Cómo no voy a llorar?, Mierda, esto era muy difícil.

Camine a nuestra habitación, saqué una toalla, un pantalón, una remera y ropa interior, finalmente me metí al baño y me desnudé mirándome al espejo, mí clavículas se notaban bastante, mí ojeras marcadas más de lo normal también, dormia poco y nada en el hospital, una vez que sentía que René se había dormido me la quedaba mirando, observando lo hermosa que es, guardando cada detalle de su rostro en mí mente, y teniendo miedo de que cuando me levanté ella no esté conmigo, sacándome sonrisas, con su humor tan raro, su buena energía o solo con un beso.

Esto es más difícil de lo que pensé.

Tengo miedo, mucho miedo.

Ama Siempre- TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora