Antes de todo

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¡¡¡Capítulo especial parte 3!!!

El cielo estaba de un perfecto azul claro y estaba decorado de grandes y esponjosas nubes blancas, el sol resplandecía con más fuerza que otros días y el viento soplaba con moderación. Se notaba que era el clima exacto para que los habitantes del pueblo de Kino tuvieran un tranquilo día.

El pueblo se encontraba rodeado por el bosque y a un costado recorría un río abundante que alejado de unos cuantos kilómetros de ahí daba a un enorme lago acristalado con una cascada sagrada.

Los habitantes paseaban por los pasillos de su pequeño mercado para conseguir provisiones para sus valientes guerreros, que, más que guerreros eran padres, hermanos y esposos honorables.

Sólo pocos podían ir al campo de batalla pues luchaban contra monstruos que no deberían de estar en ese plano y para poder derrotarlos se necesitaría de una grata experiencia. Al igual que los hombres, las mujeres se alistaban para acompañarlos a la guerra, ellas aparte de adquirir las habilidades para pelear también empleaban el método de la medicina. Aunque no se podía hacer gran cosa en alguien que había sido herido gravemente por un demonio, podían disminuir el dolor.

Al noreste del pueblo, en el lugar más tranquilo de Kino, se encontraba una gran casa en la cual vivían los grandes líderes.

Lander el principal líder se preparaba para el más importante ataque, al igual que su hermano, Romina alistaba todo lo necesario para poder partir a la batalla.

Ya vestidos con la armadura y lo necesario para defenderse esperaron en la entrada de su casa para que los despidieran Amir y Emireth.

Se escuchaban las pisadas rápidas de Emireth quien se abalanzó a Lander dándole un fuerte abrazo.

—Ten cuidado —. Susurró a su oído.

Amir al contrario que Emireth, iba a paso lento y miraba fijamente a Romina— ¿Segura que quieres ir? Sabes que no es necesario y en todo caso yo podría ir en tu lugar—. Mencionó mientras la tomaba de las manos.

Romina miró a Amir con una delicada sonrisa— Nos vemos en la boda —. Y con un sutil beso salió por la puerta seguida por Lander, pero antes de que él saliera Amir lo tomó por el brazo y lo miró a los ojos— Prométeme que la protegerás—.

Con una pequeña risa respondió Lander— Amir, es mi hermana lo que significa que es mi deber hacerlo —. Y con esas palabras salió de ahí.

—¿Realmente crees que estarán bien?—

—Tranquilo Amir, volverán —. Emireth le dio un suave golpe en la espalda y se adentró a la casa.

—Sería mucho mejor que pudieras ver el futuro ahora —dijo junto con un suspiro—, así podría estar más tranquilo—.

Al no escuchar una respuesta inmediata, Amir volteó a ver a Emireth quien tenía la mirada perdida— ¿Emireth? —llamó, pero ella no respondía—, ¿Emireth? —volvió a intentar pero en esta ocasión le tocó su hombro a lo que ella volvió en sí.

—Lo siento —sonrió— aunque ciertamente sería de mucha utilidad, pero ya que estoy embarazada ese don no se presentará hasta que de a luz—.

Emireth en vez de retomar su camino hacia dentro de la casa se volvió a la entrada y abrió la puerta— disculpa, olvidé que tenía que ocuparme de unos asuntos—.

Antes de marcharse le mostró a Amir una sonrisa de tristeza lo que le pareció un poco inusual de su parte.

Y ahora Amir se quedó solo en aquella casa enorme, ¿qué se supone que debería de hacer mientras no había nadie en casa?

Cuando la luna se tiña de rojo (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora