Sweet Revenge

Capítulo 4

Capítulo IV

Después de que eso sucedió, Jiraiya sintió que su inversión en Minato se había desperdiciado con todos los años de planificación y preparación para el día prometido en el que Konoha duraría más que todas las demás aldeas shinobis. Así que viajó hasta el País de los Ríos, cerca del territorio del País de la Lluvia, donde encontró a tres huérfanos que luchaban por sobrevivir. Sintiendo lástima por ellos, les enseñó a los tres el tiempo suficiente para que pudieran sobrevivir sin él en sus vidas. El recuerdo de la profecía resonó una vez más en el fondo de su mente; pero el miedo a ser decepcionado de nuevo se había dado a conocer; por lo que el esfuerzo por entrenar a los tres niños fue una mera sombra de lo que gastó en Minato.

Y algo bueno también desde que escuchó a través de su red de espías, en los años venideros que Hanzo, la salamandra había matado a los 3 huérfanos de Ame.

Así que las horas extras, Jiraiya pensó menos en enfrentarse a un estudiante; y más en sus vicios a pesar del hecho de que su estudiante había dejado atrás a un hijo para entrenar. Hiruzen finalmente había decidido que necesitarían moldear al chico en algo con lo que el Sapo Sannin pudiera trabajar en el futuro. Un shinobi lo suficientemente fuerte como para cumplir la profecía; pero lo suficientemente débil como para derribarlo una vez que se hiciera lo ordenado; y el futuro de Konoha estaba asegurado. Así que Jiraiya dejó que Hiruzen se ocupara de esa parte del plan, sabiendo que el Sandaime Hokage podría poner las cosas en movimiento con Naruto siendo el mocoso torpe y sumiso; deseoso de llamar la atención, a quien el Sapo Sannin podría manipular cuando fuera el momento adecuado.

Solo que Jiraiya esperaba moldear al chico en su adolescencia. Pero Orochimaru se había impacientado con su deseo de matar a Hiruzen con sus propias manos. La invasión no estaba prevista y Naruto lo había descubierto demasiado pronto; de ahí por qué trató de deshacerse del mocoso después de su primer encuentro, pero sin éxito. Jiraiya solo había cedido en “entrenar” a Naruto antes simplemente porque solo sería cuestión de tiempo antes de que Hiruzen; o su eventual sucesora elegida, pusiera las cosas en marcha para que el mocoso fuera entrenado por él.

Pero Orochimaru nunca había sido de los que seguían el horario de nadie más que él mismo.

Por lo tanto, Jiraiya se vio obligado a llevarse al chico con él para encontrar a Tsunade y asegurarla como la próxima Hokage. El Sapo Sannin sabía que Danzo vería su oportunidad de incorporar a Naruto en su programa Raíz y Jiraiya no podía arriesgarse a que el mocoso se convirtiera en un dron manipulable y sin emociones. A Danzo le habían dicho que un Jinchuriki necesitaba sus emociones para sacar todo su potencial y sin sus emociones, eran solo una fracción de lo que podían hacer.

Convertir a Naruto en uno de esos drones Raíz solo dañaría a Konoha a largo plazo cuando se tratara de luchar contra sus enemigos. No le ayudaría.

Entonces Jiraiya se llevó a Naruto con él para traer a Tsunade y poner a su compañera de equipo al tanto del “plan” que rodeaba al mocoso. Tsunade lo sabía todo; de ahí por qué solo le había dicho lo que necesitaba saber. Puede que no ame la aldea después de perder a su hermano y amante; pero todavía era leal a “su espíritu”. Entonces Jiraiya habló sobre el potencial del chico; cómo podría ser un activo para la aldea, y la única forma de hacerlo era darle la última palabra sobre cómo se entrenaría a Naruto. No tenía ninguna razón para creer que él aflojaría en su entrenamiento del mocoso, dado su éxito pasado con el Yondaime.

Naruto lo había probado aún más con el Rasengan y mostrando que tenía las dos de las tres etapas ya hechas. Pero considerando la revelación de Orochimaru habiendo criado al niño en secreto todo este tiempo... ¡oh no!

“Sabías cómo hacer el Rasengan desde el principio, ¿no es así? ¡El problema de realizar todos esos pasos fue solo para mostrarme!”, —acusó con Naruto sonriendo.