Capítulo 9

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El camino hacia la estación se me había  hecho más corto que cuando llegué, tal vez era por qué mis pensamientos y ganas de alejarme de este lugar no me daban oportunidad de fijarme en el tiempo.

Fue duro todo lo que tuve que escuchar, fue duro ver el odio de mi padre reflejado en sus ojos, fue duro saber que siempre viví una mentira, se que comenti muchos errores de los cuales ahora me arrepiento, ¿pero en verdad era necesario que mi propio padre me humillara de esta manera?

Lo lastimé cuando me fuí, ahora más que nunca me doy cuenta de ello, pero me devolvió el dolor con creces, ahora no cuento con nadie más que conmigo misma,  seré valiente, saldré de esta, me levantaré como hasta ahora lo he hecho.

Ahora no me interesa saber nada de mi pasado, solo me interesa el presente, aprendí que tampoco debo vivir con esperanzas del futuro, solo debo vivir el hoy.

Hoy estoy aquí, con el corazón destrozado, de regreso al pequeño pueblo en el que me acogí, no se que haré a partir de ahora, pero tengo el cariño y apoyo de dos ancianitos con los cuales el amor es recíproco e incondicional, con eso me basta, viviré y seré valiente por ellos, de ahora en más, solo lucharé por las personas que en verdad importan, mis viejitos adorables y mi pequeño angelito.

Varias horas más tarde

–¡Pero esto es incosebible! – grita Luna indignada después de haberles contado todo lo que sucedió en mi corto y desastroso viaje – ¡¿Que tipo de hombre es aquel miserable que dice ser tu padre!? ¡Vaya con esa gente, de verdad no lo puedo creer!

–Mi Lunita, no te alteres...cálmate mujer o te dará algo – Artemis quien no deja de abrazarme habla con una voz tranquilizadora, aunque en sus brazos puedo sentir la misma impotencia con la que se expresa Luna

–¡Rabia!, ¡Impotencia!, ¡coraje!, ¡Indignación! ¡Todo eso ya lo tengo, no puedo tener más! – da vueltas por la pequeña sala totalmente molesta

Hace unas cuantas horas atrás llegué a casa, como ya era costumbre, Artemis estaba junto a Luna, dándole los piropos del día supongo, al verme, sus expresiones risueñas cambiaron rápidamente a preocupadas, no lloraba, pero seguramente mi cara no reflejaba exactamente la de una persona felíz a la cual se le acabaron los problemas, así que corrieron a mí y me abrazaron tan fuerte como pudieron, me llevaron hacia la pequeña sala en la casa de Luna, en la cual empecé a relatarles todo lo sucedido

Estaba muy triste, es cierto, pero ya no podía llorar, no debía llorar, tenía un bebé en mi vientre el cual seguramente absorbía todos los sentimientos de su madre, y no quiero que mi bebé se llene de dolor, o energía negativa, de todas formas, ya no hay nada que se pueda hacer, solo me resta esforzarme mucho para darle una buena vida cuando venga a este mundo, tal vez le falten los lujos y comodidades que habría querido darle, pero lo que jamás le haría falta, sería el amor incondicional de mamá.

– Bueno ya nada de eso importa – suelto un suspiro y limpio cualquier rastro de lágrimas que hayan corrido por mis mejillas – No sirve de nada lamentarse o enojarse en este momento, ahora lo que verdaderamente me interesa es buscar un trabajo para poder juntar el dinero que necesito para cuando llegue el momento de traer al mundo a este pequeño – sonrio mientras acaricio mi pequeño vientre – Solo me queda este bebé y ustedes

– Y aquí estaremos mi niña – Luna se acerca a mí y toma mis manos entre las suyas – Nosotros somos una familia y  ese angelito contará con la protección y amor de su mami y sus abuelitos – suelta una de mis manos y la extiende para tomar la de Artemis – ¿Verdad?

–Claro que sí mis mujercitas, este viejo hará lo que haga falta para cuidarlas a las tres –Luna y yo volteamos nuestra mirada hacia él

– ¿Las tres?– pregunto con curiosidad

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⏰ Última actualización: May 11, 2023 ⏰

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