Hagámoslo en... [YiZhan/ZhanYi/Versátil]

2. Mi habitación

Regresé con mamá del mini súper y le ayudé a acomodar las cosas en su sitio. Luego de eso, nos sentamos a platicar un poco de los gastos que tenía que pagar como la luz, el agua, el gas y el teléfono.

—Me alegra que vosotros hayáis encontrado el equilibrio. Entre dos los gastos son menores.

—¿Tú crees?

—Claro que sí. Tú papá y yo así lo hacíamos. Él pagaba la mitad de la factura y yo la otra. Equilibrio.

Sonreí y tomé sus manos.

He notado que desde que papá se fue, mamá está un poco más triste, mas sin en cambio trata de sonreírle a la vida.

—Ya no te quito más tiempo, anda hijo, termina de empacar. Te llamo en un rato para la cena.

Asentí y cogí la bolsa de frituras que me había comprado.

Mientras subía hacia mi habitación, recordé entonces el segundo lugar en el que follé con Xiao Zhan.

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Zhan llegó muy temprano por la mañana al día siguiente de haberme robado mi virginidad.

Papá y mamá se habían marchado hacia un par de minutos y yo había faltado al colegio.

Esa vez, entramos en mi habitación y lo primero que hice fue quitarme el pijama y lanzarme sobre Xiao Zhan.

Nuestros besos fueron de lo intenso a lo brutal. Mordió mis labios y se bajó los pantalones cuando tuvo la menor oportunidad. Rozamos nuestras erecciones por un buen rato.

Yo esa mañana estaba en la idea de que quien sería el pasivo iba a ser yo, pero me sorprendí cuando Xiao Zhan me dijo:

—Fóllame, Yibo.

Mi pene se endureció más y busqué entrar entre sus piernas.

Seguí los mismos pasos que las películas porno y estimulé su punto escondido.

No teníamos lubricante y tuve que correr al baño de la casa a coger el jabón y untar un poco sobre él para que mis dedos resbalaran con facilidad.

La carita de Zhan me indicaba que estaba haciendo lo correcto. Esos pequeños dientes y esa boquita en forma de corazón dejaban escapar gemidos dulces.

Cuando logré meter tres dedos en él, arremetí contra su entrada y me preparé para lo siguiente.

De debajo del almohadón saqué un condón y me lo puse con dificultad. Nunca antes había usado uno y se sintió incómodo al principio.

Abrí las piernitas de Xiao Zhan y me las colgué a los hombros. Dirigí mi polla a ese punto abierto y entré con mucho cuidado.

Era un sitio muy apretado y me causo placer sentir como mi pene se tensaba.

Joder...

Terminé de entrar y me quedé inmóvil unos segundos. Mismos que aproveché para besar a Xiao Zhan y relajarme antes de comenzar a moverme.

—Házlo ahora —me susurró.

Yo, obediente, comencé a moverme dentro de él, sintiendo sus paredes apretarse al principio por el ser intruso, pero entre más embestía, la entrada se acoplaba a mí y me permitía entrar más profundo.

Xiao Zhan se aferró a mí y enterró sus uñas un par de veces en mis hombros.

Los resortes del colchón cantaban junto a Xiao Zhan la bella melodía de los gemidos.