•『5』•

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                  ANÓNIMO
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—Deja a esa chica en paz, esa no es la forma y lo sabes—mi amigo habla mientras yo afilo mi navaja

—¿Qué sabes tú de lo que está bien y lo que está mal?, ¿cómo es que te da la cara para venir a darme consejos a mi, cuando no puedes siquiera aceptar lo que te pasa?—respondo.

—No sé de qué hablas—
Responde él, tan rápidamente que las palabras se traban en su lengua.

—Sabes exactamente de que hablo, te la pasas rompiéndole el corazón a una persona que te ama, como si no valiera nada solo porque eres tan cobarde que no aceptas lo que te gusta—escupo.

—Sé que cometo errores muy seguido, que me cuesta mucho aceptar lo que siento pero eso no tiene nada que ver, ella no te ha hecho absolutamente nada, no seas igual a ellos—Dice aflojando la corbata de su atuendo—además, no sabemos de lo que es capaz, si le dió vida a un ser que no vivía, ¿qué te dice que no puede quitársela a uno que aún lo hace?

—¿le tienes miedo?, eso es algo nuevo, Cameron Deler con miedo a una marcada...¿qué pensarían los demás?

—solo digo que esto es peligroso, ¿y si nos descubren?.

—no lo harán, solo quiero que ella me ayude y luego se irá sana y salva, créeme, no le haré daño.

—no confío en tus palabras, ¿me crees estúpido? ¿Acaso es casualidad que sea tan parecida a Cassie y que tú estés involucrado?, Te conozco Fenner, sé de lo que eres capaz.

Siento una oleada de asco al ser llamado por mi apellido, él sabe que no me gusta ser nombrado de esa forma. Cameron ríe al ver mi expresión.

—¡Basta!, ¡poco me importa lo que tú pienses!, ¡si te preocupa la niña ve y convencela tú mismo de que lo haga!

—eso haré, dame veinticuatro horas y luego haces lo que quieras.

—Ni una hora más, ni una hora menos, mañana volveré a entrar en el cuarto y más vale que todo esté como lo dejo, si no, tendremos serios problemas.

Salgo de la habitación cerrando fuertemente la puerta detrás de mí. Me dirijo a mi cuarto y una vez aquí, me tumbo en la cama intentando descansar aunque sea un par de horas.

—Oye, ¿estás ahí?—habla alguien desde afuera de mi habitación.

—No, no estoy, lárgate—
respondo con cansancio para luego acomodar mi almohada y seguir durmiendo.

—La chica está en el cuarto, creo que deberías ver algo—
continua.

—¿De qué hablas?—Digo abriendo la puerta y invitándolo a caminar junto a mi.

—Tiene marcas en su cuerpo, esta repleta de cicatrices, yo pensé que sólo era en su rostro, pero no es así, todo su cuerpo tiene...quemaduras...

Ella se encuentra sedada y esta tranquila. Levanto la sábana y me topo con su pequeño cuerpo cubierto tan sólo por un pequeño pantalón corto y un brasier común y corriente. Debo admitir que se ve realmente preciosa, tan frágil e indefensa. Es tanto el parecido que me hace dudar sobre mi objetivo.

Mi amigo no mentía, así como su cuerpo es hermoso, también esta casi completamente cubierto por quemaduras, pero de igual manera se puede ver su marca de Caín al costado de su ombligo.

—Vete—suelto.

El pelinegro que está conmigo se da la vuelta y se marcha por donde vino, dejándome sólo con la chica.

• 𝙇𝙊𝙎 𝙈𝘼𝙍𝘾𝘼𝘿𝙊𝙎 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora