•『8』•

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—Hola, bonita...

Sin darme cuenta comienzo a retroceder, quiero alejarme de él, le tengo miedo, probablemente está buscándome porque me escapé, tal vez vino a terminar lo que empezó y ahora si quiere matarme. Me quemarán viva, me torturaran hasta morir.

¿Estoy exagerando?

—¿qué es lo que quieres?—pregunto con el miedo claro en mi voz y aunque intento esconderlo, su sonrisa burlona me da a entender que él se dió cuenta.

—No vengo a lastimarte, de hecho ni siquiera he venido por ti.

—Entonces, puedes largarte y dejarme en paz—Suelto más fuerte de lo que pretendo que suene.

—Sabes... Aún estoy asimilar lo parecidas que son...

—¿de qué hablas?—estoy muy confundida, pero él se encuentra igual o peor que yo.

—Te pareces a alguien que conocí, te pareces mucho...

—¿a quién?

Él abre la boca para decir algo pero la cierra nuevamente.

—Deberías tener cuidado, aquí afuera hay muchos cazadores, tal vez deberías volver adentro...

Da un paso hacia mi, quedando a escasos centímetros de mi cuerpo. Mi cerebro me grita que tengo alejarme y dejarlo hablando solo, pero por alguna extraña razón, mis pies no se mueven, no me alejo, como si hubiera quedado paralizada.

¡Maldito cerebro cambiante!

—¿y eso a ti en qué te afecta?, ¿No eras tú quien me quería ver muerta?—lo desafio

—Claro que si, pero precisamente por eso, no me gusta la idea de que se acerquen a ti o intenten asesinarte—sonríe con malicia y se relame sus labios finos. —Antes que yo.

Y así se va, dejándome totalmente perpleja y pensando de que demonios está hablando. Quiero sacarme ese sentimiento y la paranoia de creer que él esta en todos lados, sin importar a dónde corra siempre sabrá encontrarme.

                       (...)
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Otro día de clases que comienza, la noche anterior no fue la mejor, no he dormido más de dos horas y mi cuerpo lo nota.

Bajo las escaleras y ni siquiera me dispongo a desayunar, mi cerebro no para de pensar en una sola persona, en sus palabras frías y sin sentimiento, en su cercanía y la forma en la que me trata de manipular, pero sobre todo en sus últimas palabras antes de irse.

"Antes que yo..."

Yo sé que corro peligro a su lado, pero el hecho de tenerlo tan cerca y que me haya reafirmado que vino a matarme me eriza la piel y me hace pensar en lo estúpida que fui, en todo el tiempo perdido y malgastado de mi vida. En las miles de cosas que pude haber hecho si tan solo hubiese sido una adolescente normal.

• 𝙇𝙊𝙎 𝙈𝘼𝙍𝘾𝘼𝘿𝙊𝙎 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora