•『52』•

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        En la boca del lobo  •❅──────✧✦✧──────❅•

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        En la boca del lobo
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La luz del sol se siente tan cálida, han pasado meses desde la última vez que sentí la brisa en mi piel, se sintió como una eternidad.

Salir de esa celda fue lo mejor que me ha pasado en meses, supongo que debo agradecerle a esa chica extraña. Da miedo si la miras de cerca, sus ojos parecen dos vacíos oscuros, llenos de maldad queriendo salir, nunca había visto algo igual, creo que eso fue lo que me sorprendió más de ella.

¿Estará bien?

¿Debería volver?

Es absurdo plantearme volver a ayudarlos cuando por fin soy libre y puedo volver a casa. Creo que puedo ser egoísta por ahora, no creo que con tanto poder llegue a necesitarme.

Sigo mi camino por el bosque, rumbo a mi hogar, el refugio donde toda mi familia se esconde. Al llegar, el lugar parece mucho más deteriorado que cuando me fui, tal vez le vendría bien una limpieza, pero está claro que yo no lo haré.

—¡No puedo creerlo!—Exclama de repente una voz femenina.

—¡Abuela!—Grito al ver a la anciana que se encuentra frente a mi, ella se ve totalmente sorprendida y sus lágrimas pronto empiezan a caer.

—Pensé que habías muerto, querido, gracias al cielo estás a salvo,—Dice ella abrazándome con fuerza.—Vamos, vamos adentro, los demás estarán muy contentos de verte Luka.

Atravesamos su pequeña tienda y nos subimos al viejo ascensor, que tiembla como si se fuera a desintegrar en cualquier momento, cosa que siempre me desagradó.

Llegamos al último piso, lugar que conocía de memoria, las habitaciones de los refugiados, el sitio más alegre y por lo tanto ruidoso de todo el búnker.

—¿Luka?, ¡No puedo creerlo!—Grita alguien detrás de mi.

Volteo rápidamente para encontrarme a mi mejor amigo recibiendome.

—¡Adam!, Tanto tiempo hermano!—Exclamo para adelantarme y abrazarlo.

Poco a poco la gente que me conoce fue enterándose de mi llegada y el lugar se torna en un ambiente festivo, como cada vez que alguien nuevo llega, todo es alegría y festividad para recibir a los marcados recién llegados.

—Abuela, ¿qué sucede?, ¿Por qué los gritos?—escucho una vocecita familiar llegar a mis oídos e instantáneamente me volteo para verla cara a cara.
—Luka...

Sonrío con entusiasmo, mi hermana está parada frente a mi, está mucho más grande que la última vez que la vi, ¿cómo es posible que haya cambiado tanto en tan poco tiempo?. La extrañé con todo mi corazón y verla para frente a mi, con los ojos llorosos me hace querer llorar también.

—Alana.

Ella corre a mi sonriendo abiertamente y me atrapa en sus brazos recibiendome, le correspondo y por fin puedo soltar todo el aire contenido en mis pulmones.

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