Capítulo 6

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Tobin hacía el amor exactamente del modo que Alex había imaginado, con la total concentración y la pasión que habían faltado de su vida.

Tenía la boca ardiente y hábil, las manos expertas. Alternaba las fuertes caricias con toques íntimos que le hacían ansiar más. Acariciaba sus pechos de un modo que la hacía gritar de placer y arquearse hacia ella, suplicándole que no parara.

Cuando le quitó las braguitas de algodón, comenzó una nueva exploración que le hizo retorcerse de gozo y suplicarle que la llevara a lo más alto.

—Todavía no —susurró ella, refrescándole la acalorada piel con el aliento.

Comenzó un nuevo asalto de besos, que iban desde el vientre a los dedos del pie para volver a empezar. Por fin, llegó a la unión de sus muslos y, cuando la tocó con la lengua, Alex se abrió en un apasionado orgasmo.

—Ha sido... —susurró, aferrándose a los hombros de Tobin para así ayudarse a volver a la tierra.

—Es solo el principio —repitió ella una vez más, interrumpiendo sus palabras con un beso que hizo que los sentidos de Alex despertaran una vez más.

Su cuerpo se tensó una vez.

Tumbada sobre ella, Tobin le recordaba a una orgullosa guerrera, profundamente fuerte. No había creído que fuera posible que pudiera desear más de lo que ella ya le había dado, pero así era. La anticipación y el deseo fueron aumentando hasta que, por fin, Tobin la penetro con dos dedos.

Las sensaciones al sentir la firmeza de sus dedos le quitaron el aliento. Más allá de aquel increíble momento de satisfacción, había un deseo de querer aún más, un hambre que comenzó con un sentido de pérdida al sentir que Tobin retiraba sus dedos y que se profundizó cuando ella volvió a hundir sus dedos en Alex.

Aquel ritmo, nuevo para Tobin con aquella mujer, se convirtió en gozo.

Tobin añadía matices que ella nunca había imaginado, llevándola lentamente a la cima del placer, para luego hacerla bajar antes de volverla a llevar a alturas imposibles.

Se tensaron juntas, jadeando, aferrándose la otra, gritando.

Cuando la oleada de placer se hubo aplacado, cuando la caliente piel empezó a refrescarse, Alex suspiro y enterró la cabeza contra el cuello de Tobin. Entonces, entre sus brazos, sintiéndose más segura de lo que había estado desde hacía meses, tal vez años, se quedó dormida. Lo último que pensó fue en el futuro y en lo que este pudiera reservarle.

Tobin sentía un poco de asombro y algo de pánico ante lo que acababa de ocurrir entre ellas. No era una mujer que soliera tomar decisiones impulsivas. Sus relaciones eran habitualmente muy sencillas. Se podía decir que no era alguien que pensara que las cosas duraran para siempre.

Sin embargo, allí estaba, completamente saciada y agotada tras haber hecho el amor con una mujer que, impulsivamente, se le había ofrecido, que era mucho más complicada que nadie que hubiera conocido nunca y que era de las que pensaba que las cosas duraban para siempre.

¿Cómo había ocurrido aquello?

Lo sabía perfectamente.

Llevaba pensando en Alex de aquel modo desde hacía semanas, desde el primer beso que habían compartido. Cuando la barrera que las separaba se había levantado gracias al acuerdo con Julie, se había quedado indefensa.

Suspiró y se acurrucó más con Alex.

¿Qué iba a pasar a partir de aquel momento?

Si tuviera dos dedos de frente, dejaría de buscar a Bobby Rinaldi y regresaría a Nueva York para ocuparse del resto de sus clientes. Seguir en Winding River y continuar con la relación con Alex era una carrera sin salida para ambas. Ella se daría cuenta muy pronto de aquello cuando se hubiera terminado la atracción física.

¿Culpable o Inocente? (Cinco Amigas 03)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora