Capítulo 5

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Después de dejar a Alex, Tobin estaba más decidida que nunca a encontrar a Bobby Rinaldi. Ya no era solo por el dinero, sino porque le parecía que Alex estaba pagando mucho más que simples dólares.

La mirada triste y derrotada que había visto en su rostro el día anterior la perseguiría durante mucho tiempo. Estaba convencida de que ella tenía la culpa ya que estaba segura de haberle hecho creer que la única salida era declararse en bancarrota y regresar a Wyoming. Aquello era lo último que había deseado cuando había empezado toda aquella investigación.

Tras murmurar una maldición, se enfrentó a los hechos. Aquello era precisamente lo que había esperado, aunque había sido antes de saber qué clase de mujer era Alex Morgan. Por una vez en su vida, debería haber hecho caso a su secretaria.

Sin pararse a pensar en lo que estaba a punto de hacer, se dirigió al restaurante de Tony y golpeó la puerta hasta que el propio Tony salió de la cocina para abrirle.

—No hay necesidad de echar la puerta abajo —le recriminó el cocinero.

—Lo siento, pero esto no podía esperar.

—¿Se trata de Alex? —preguntó Tony. Inmediatamente, la frente se le arrugó de preocupación.

—Sí. Y ella no sabe que estoy aquí. Es mejor que siga siendo así.

—Ya me imagino que no lo aprobaría. ¿Por qué has venido a verme? Soy su amigo, no el tuyo.

—Precisamente por eso he venido. Creo que está a punto de hacer algo de lo que va a arrepentirse y solo tú se lo puedes impedir.

—En ese caso, debemos hablar —dijo Tony, haciéndole pasar—Sin embargo, me lo tendrás que explicar mientras trabajo. Estoy haciendo pasta y no me puedo parar o se estropeará.

Tony la hizo entrar en la cocina, en la que todo estaba impecable. El aire olía a tomate, orégano y aceite de oliva.

—Siéntate —le dijo Tony, señalando un taburete—Si quieres un café, sírvetelo tú misma —añadió, mientras volvía a concentrarse en la masa.

—No, pero gracias.

—¿Qué es lo que le pasa a Alex?

—Me explicó que te había contado las dificultades por las que está pasando.

—Sí. Si ese Bobby estuviera aquí —respondió Tony, con la ira reflejada en el rostro—lo metería en un olla de agua hirviendo.

—Estoy de acuerdo.

—Me daba la impresión de que creías que Alex era igualmente culpable.

—Sí, admito que sospechaba de ella.

—¿Y ahora?

—Estoy casi convencida de que no tuvo nada que ver con lo ocurrido.

—¿No del todo? —le preguntó Tony, frunciendo el ceño— En ese caso, puedes marcharte de aquí. Yo no tengo nada que hablar contigo y tú no puedes decir nada que yo quiera escuchar.

—Por eso precisamente debes escucharme, porque crees en Alex incondicionalmente. Porque quieres lo mejor para ella.

—Por supuesto. Pero, ¿cómo? ¿Qué puedo hacer para ayudarla? Ella nunca aceptaría mi dinero, aunque tuviera el suficiente para arreglar el problema que Bobby le ha creado.

—No se trata de dinero, pero creo que va a venir a pedirte trabajo. De hecho, creo que va a decirte que quiere regresar aquí y trabajar de nuevo para ti.

¿Culpable o Inocente? (Cinco Amigas 03)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora