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Los chicos estaban muy pendientes de Zhan-Ge. Yo lo veía muy bien, pero ellos le seguían a todos lados, él se había dado cuenta pero no les dijo nada.

O bueno, no hasta ahora.

-Maldita sea, ¿Qué demonios les pasa hoy?—lo oí exclamar con cierta molestia—Primero HaoXuan, luego Luhan y ahora tú. Solo falta que los demás no me dejen hacer mi trabajo.

-Entiendo que estés molesto, pero nosotros nos preocupamos por ti. La última vez...—interrumpió a Ji yang con un fuerte golpe.

-No lo digas, eso es tiempo pasado. Estoy bien, puedo hacer esto sin pensar en otra cosa, pero no puedo evitarlo si el tema sale a conversación.

-Aun así, tú no has...

-¡Basta! ¡A nadie debería importarle si pienso quitarme la vida otra vez!

Silencio.

¿Qué él, qué?

-Zhan... ¿Qué?

-Ge.—intervine.

Tan pronto me escuchó, salió corriendo.

-¡Zhan espera! Yibo...

-Iré tras él.

Corrí para alcanzarlo e intenté hablar mentalmente pero él mismo se había bloqueado a modo de defensa.

Desearía poder usar mi velocidad real, pero no quería arriesgarme a llamar la atención. Xiao Zhan intentó quitarse la vida, y por lo que dijo no sería la primera vez. Las palabras de SungJoo sobre adentrarme en sus recuerdos me pareció tentadora en este momento.

Déjame en paz de una buena vez, no haré caso a lo que digas.

¿Por qué? Si muy bien que lo has hecho antes.

Xiao Zhan estaba debatiéndose a sí mismo, lo supe de inmediato.

Pero esa segunda voz... Mierda.

En un área poco transitada lo vi entrar a una casa de dos pisos que a simple vista estaba algo destruida e incluso tenía marcas como si hubiera sido quemada.

Mis sentidos me alertaron de una presencia que no logro identificar. Lo que sí, es que se dirigía a esa casa. De un momento a otro estuve frente a la puerta, encarando a quien sea que fuera enseñando mis colmillos y ojos escarlatas, observando alrededor.

Lárgate ahora de este lugar.

No lograrás protegerlo siempre.

Su rostro se hizo presente, una sonrisa que para cualquiera resultaría escalofriante, pero no para mí.

-Ha pasado bastante tiempo Wang. Creí que estabas muerto.

-El que estará muerto serás tú si no te largas ahora.

-Claro, claro lo que digas. Me iré, pero antes te diré algo; ese chico tiene sus horas contadas y no creo que puedas hacer algo por él, somos muchos ahora, perfectamente podemos acabar contigo.—se esfumó.

-Maldito desgraciado...

Me calmé, no podía ver a Zhan con esta apariencia.

Entré en esa casa, cerrando la puerta luego. Había polvo por todos lados y todo se encontraba desordenado. Ruidos vinieron desde arriba. Subí los escalones. La puerta de una de las habitaciones estaba abierta, los ruidos cesaron.

-¿Quién está ahí?

-Soy yo Ge, Yibo.—entré. La habitación estaba incluso peor—¿Tú has hecho esto?

Ϳυητοş Põř Łą EťeɾŅiɖåɖ (ZHANYI) (YIZHAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora