Dicen que el amor todo lo puede, todo lo sufre, todo lo perdona. Dicen que, mientras haya amor, incluso las peores traiciones pueden tener solución.
Jimin creía eso. Lo creía con todo su corazón.
No importaba los años que había pasado sufriendo a...
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Jimin pensó que vengarse de Jungkook sería la solución a todo, que humillarlo y castigarlo por romper su corazón sería suficiente para mantenerse tranquilo. Pensó que con hacer sufrir a Jungkook su propio sufrimiento disminuiría.
Que equivocado estaba.
Conforme los días pasaban se sentía peor persona, los insultos que salían de su boca con el propósito de lastimar a Jeon le eran amargas y nauseabundas, le dolía el pecho de ver como Jungkook simplemente se dejaba hacer lo que se le antojaba sin poner resistencia.
De pronto, lastimar a Jungkook se sentía como presionar sus propias heridas.
Pero su mente terca le decía que no debía tener piedad por él, que no merecía su preocupación pues Jungkook nunca se había preocupado cuando abusaba de él en todos los sentidos, su mente terca y dolida pensaba que aquello era lo mejor.
Pero no lo era, pues aunque ciertamente Jungkook había sido un monstruo con él, ¿qué caso tenía convertirse en el mismo monstruo que Jeon? Aquello no iba a curar los traumas y miedos que ahora poseía.
No sabía que hacer, no lograba pensar en una mejor solución y lo peor es que se había vuelto adicto a aquella extraña relación de sexo tóxico con Jungkook.
Oh, porque ambos habían encontrado la manera de volverse adictos al sexo duro y las palabras salvajes, Jungkook lo disfrutaba y lo dejaba saber con los gemidos que soltaba cada que lo follaba con fuerza contra el colchón pero, sin darse cuenta, en vez de arreglar algo solo habían vuelto a lo mismo pero con los roles invertidos.
Los dos eran tan patéticos.
Jimin lo sabía pero aún así golpeó sus caderas contra el culo de Jungkook, sus manos sosteniendole los brazos contra su espalda mientras escuchaba los jadeos entrecortados que Jeon dejaba escapar. Las respiraciones agitadas, los gruñidos, gemidos y palabras despectivas inundaban aquellas cuatro paredes como si fuesen la sinfonía más tentadora del universo, mientras ambos cuerpos se movían en sincronía para satisfacer sus necesidades.
Al parecer Jungkook había encontrado el placer en ser humillado y Jimin lo había encontrado en someterlo.
¿Era muy obvio lo patéticos que eran?
Daba igual en ese momento, Jimin solo podía pensar en consumir por completo a Jungkook, en reducirlo a un manojo de torpes y vergonzosos balbuceos para que pidiese más por él.
"¿Kim Seokjin podía follarte así de bien, Jungkookie?" gruñó Jimin, escuchando enseguida el gimoteo del contrario.
"No, no, jamás" balbuceó en respuesta, mientras enterraba el rostro en la almohada. "Solo tú puedes hacerlo, hyung"
Jimin sonrió satisfecho y siguió embistiendo con fuerza el trasero de Jeon, viendo desde su posición como la espalda musculosa del otro se arqueaba al tocar su próstata y sintiendo como el interior de éste se apretaba deliciosamente alrededor de su polla. Gimió bajo al sentir el calor aglomerarse en su vientre bajo y dió un pequeño azote en el glúteo de Jungkook, quién ante ese gesto se encogió contra el colchón, pero entendió el mensaje y pronto tomó su desatendida erección entre sus manos para comenzar a masturbarse al ritmo de las embestidas.
