004 - Mille-Feuille Nabe

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Luana mintió para poder seguir viviendo.

—¿Eres una bruja?

No lo va a creer aunque dijera que era mentira. No somos amigos y no conocía su personalidad. Luana levantó su antebrazo izquierdo mientras seguía llorando. Cuando me arremangue las mangas, se encontraba un patrón en forma de serpiente inscrito en su brazo.

Pero la verdad era que Luana estaba tratando de cocinar con la olla de metal más cara del palacio abandonado cuando se hizo esa herida. La niñera se asustó y se entristeció porque era una herida en bella piel fina, pero Luana no le tomó importancia y contenta dijo que tenía un patrón bastante bonito. Jugó con la marca diciendo que se parecia a un dragon negro.

—¿Esta es la marca de la bruja?... Entonces, ¿en la cecina había magia?

—No, yo cocine la cecina... ¡Si! ¡La cecina tenía magia!

—¿Es dañino para el cuerpo?

—¡No le causará ningún daño!

En realidad, la cocción era normal. Después de haber trabajado por la noche quería preparar algo sumamente delicioso, compre carne con el dinero que recibí y la seque con mucho cuidado. ¡Obviamente sabría bien!

—La cecina es bastante buena para el cuerpo. ¡Es carne pura y la añeje en una ambiente limpio con una brisa refrescante!

Mientras hablaba de comida, el pavo real, que hace un momento tenía las tenazas con expresión aburrida, dejó de moverse.

—¡Es realmente delicioso! Además, le puse mi condimento secreto. ¡Los condimentos son muy especiales porque le agregan un sabor de otro mundo!

—¿Ese condimento tiene insectos?

—No, ¿por qué le pondría insectos a la comida?

—Las brujas lo ponen.

"La verdad es que en este momento si quiero darte de comer insectos" Pero Luana guardó esas palabras en su corazón.

—Yo no le pongo insectos a la comida que como.

—¿Lo pones en la comida de otros?

El duque sabe muy bien como arrinconar a las personas. Luana trató de responder con sinceridad en una voz baja.

—No, es molesto cocinar dos veces.

—Ya veo...

Luana miró con nervios la boca de Legion.

—Cocina, si me gusta, te salvaré.

—¿De verdad?

—Yo no miento.

—¡Haz una promesa con tu familia!

—Lo prometo.

Estoy muy nerviosa porque esto es demasiado fácil.

—Oh... en realidad no.

Ahora que lo pienso, este loco ser humano destruiría a su familia si lo necesita.

—¡Promesa de dedo!

—¿Tu dedo?

—¡No! Tu dedo.

—¿Mi dedo?

Las tenazas en la mano del pavo real se volvieron mucho más amenazantes.

—Olvídalo, solo promételo por tu familia.

Luana inmediatamente cambió de postura.

En ese momento el duque y Luana firmaron el trato. Cogió a Luana, que estaba a sus pies, y la puso en su hombro como una bolsa de papas.

Libro de Cocina de Luana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora