Obito estaba recorriendo un gran bosque de pinos, la variedad de vegetación que había allí era muy diversa.Estaba yendo donde su amado. Realmente pasó mucho tiempo, pero parecía no afectar en nada, todo iba muy distinto en aquel territorio.
–Dei-Senpai, ya llegué! – se sacó sus zapatos, dejándolos a un lado de los escalones.
–Bienvenido! – escuchó la respuesta del otro lado del biombo del comedor.
Era una casa artística -de acuerdo con el rubio- ya que Obito y él, cumplieron la promesa de tener un lugar donde el menor pueda hacer y perfeccionar sus esculturas y a su vez, un lugar para vivir juntos los dos.
Era de un tamaño considerable, suelo de madera, bastante delicada, el patio daba lugar junto con un lago. No había muros, simplemente ellos y la naturaleza.
–Ven pasa, estoy haciendo decoraciones para ambientar el salón, hm – con el pasar del tiempo, Deidara, ya no trataba tan mal a su compañero -a veces-.
–Es bellísimo – el pelinegro siempre lo alagaba, el rubio lo era todo para él, y este a su vez, estaba muy enamorado – Los colocará en la mesa principal? – tomó la pequeña ave de arcilla, viéndola detalladamente.
–Sí, una de un lado y la otra en el lado contrario, quedará bien, hm –sonrió.
–Todo lo que tú haces queda bien. –acarició su cuello, dándole un corto beso– Luego sal al patio, ya casi es hora –agarró un mechón rubio y lo olió para finalmente salir de allí.
Exactamente, era el atardecer, el momento más esperado del día para ambos.
Deidara llevó dos tazas de té y le entregó una a su novio, sentándose junto a él.
–Gracias. –el pelinegro tomó una de las tazas y esperó a que el rubio se sentara para abrazarlo.
–Este es el momento más bello del día, hm. –se sentó doblando ambas piernas y abrazó de igual forma al mayor.
–Realmente sí, y es mejor si tú también estás. –giró suavemente el mentón de su pareja y lo besó.
Sus besos eran tan ricos, simplemente suaves, con sabor a vainilla y durazno.
–Tú y el atardecer son lo único que necesito – Obito agarró al rubio de la cintura sentándolo sobre sus piernas, acariciando su espalda.
–Si me pones así no podré verlo, hm. – hizo un leve puchero mientras lo veía.
–Lo siento, pero yo quiero verte a tí. – juntó más sus cuerpos.
Obito metió su mano debajo de las prendas del menor y volvió a besarlo, pero esta vez, de forma necesitada.
Deidara, por su parte, rodeó al mayor con ambos brazos, siguiendo el beso con intensidad.
El contrario soltó la larga cabellera de su novio y todo fue más lujurioso.El rubio comenzó a moverse arriba de este, haciendo que ambos miembros se rocen entre sí, aumentando el calor de sus cuerpos y queriendo tener más del otro.
Obito, bajó lentamente las ropas de su amado, dejando su pálido cuerpo de espaldas al atardecer.En estas alturas, el fresco del crepúsculo no importaba, solo existían ellos y la enorme tensión sexual que había en ambos.
–Por favor, déjame hacerte mío. – susurró el pelinegro sobre los labios de su amado.
–Siempre lo haré, hm. – el rubio se separó para verlo con deseo– Ya sabes que hacer.
El mayor no dudo en levantar a su pequeño compañero y llevárselo dentro de su casa.
La noche apenas se asomaba y su amor era muy grande.
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Flores Amarillas | TobiDei |
Fanfiction"Siempre quise detenerte, pero..." 🍋: Deidara 🍊: Obito/Tobi