3. "Sentimientos explosivos".

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En su habitación a oscuras, bueno, ya no era sólo su habitación y tampoco estaba a oscuras, era la habitación de ambos y había una vela, allí se encontraba él; esculpiendo la arcilla de lo que sería su arte definitivo.

—¡Deidara-Senpai! — entró corriendo como de costumbre, tirando algunos papeles del escritorio por la velocidad de su llegada.

—¿Qué quieres, Tobi? — giró a verlo de mala gana.

—Tobi está aburrido, muy, muy aburrido — el enmascarado de acercó cada vez más a su senpai, para ver que era lo que él hacía —Oh... es divino Deidara-Senpai, qué es?.

—Será mi arte verdadero, mi arte definitivo, hm! — extendió sus manos y sonrió victorioso —Así, con esto podré ser efímero.

Mientras veía como lo esculpía, el de máscara naranja se sentó en una de las camas, quitándose su capa.

—Seguirá por mucho tiempo más? — el buen chico dejó aquel bulto negro y rojo en los pies de su cama y volvió su vista al rubio quién también estaba viéndolo —Podríamos hacer algo como lo de anoche, no cree?.

El menor se quedó callado unos momentos para recordar la noche anterior. Se sonrojó.

—¡No! — gritó nervioso, aunque realmente la propuesta no estaba tan mal —No, Tobi.

—¡Pero Senpai! Usted dijo que lo de ayer le gustó y que le gustar-

—¡Lo de ayer!, es cosa de ayer, hm — aún sonrojado y nervioso, dejó su escultura ahí, mañana podría continuarla, se acomodó en su cama y desató su cabellera larga y rubia.

—Esta bien Senpai, descanse — el tono del enmascarado nunca dejo de sonar alegre, por lo que, todo estaba bien.

—Buenas noches, hm.







































—Tobi... — gimió sobre su cuello, el mayor lo tenía sobre el, embistiéndolo más fuerte y rápido.

—Aaah... Senpai... — apretó más su trasero, moviéndolo junto con él.

Al final, sí repitieron lo de anoche, pero sin tanto ruido.

La noche era larga, y ellos se amaban, ¿qué tiene eso de malo?.

—Tobi voy a-

—Shh, no diga nada y solo hágalo — lo tomó del cuello, gimiendo en su oído.

Finalmente, ambos dejaron salir su esencia, el mayor dentro del rubio y el menor sobre las sábanas.

Y en la oscuridad de aquella habitación, el enmascarado los rodeó en un fuerte abrazo.

Siempre era a oscuras, él no iba a permitirle saber su verdadera identidad, no quería perder a otro gran amor. Eso creyó.

—Yo... —realmente no sabía que decir pero no quería permanecer en silencio —Tú, esto que hacemos...

—Tiene algo de malo? — el mayor comenzó a acariciar su cabellera.

—No, no me refiero a eso, son como, una explosión de sentimientos cuando estoy contigo, hm — sonrojado, enojado y nervioso, nunca podía expresarse bien.

—Con que sentimientos explosivos, eh — lo pegó más a su cuerpo, dándole protección —No tiene de que avergonzarse, porque... Tobi siente lo mismo, Deidara-Senpai.

Entrelazaron sus manos, ya todo estaba dicho, no había motivo para hablar.

Y así como sus manos estaban unidas una con la otra, sus sentimientos también lo estaban.

—Que descanse, mi senpai.

Flores Amarillas | TobiDei | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora