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-estas son telas finas provenientes de Arlanta, sus colores harán resaltar su belleza, Lady.

Miro atenta las telas en sus manos, no sabía qué tan ricos eran los Yedith como para tener su propio diseñador.

Podrían haber ido a una boutique pero Rosalia había llamado a una mujer diciendo que ese suceso le podría traer lindos recuerdos.

Los únicos recuerdos que tenía tocando esas telas era el signo peso que rondaba con rapidez en su cabeza.

-Penélope, puedes pedir lo que gustes -la futura condesa estaba sentada ante ella viendo algunos diseños.

La menor miro el libro de diseños a su lado y luego miro las telas.

-qué vestidos han sido tendencia en los últimos tiempos? -miro a la mujer que le seguía sonriendo alegré.

-el diseño Rose sigue siendo tendencia aún después de meses -la mujer señaló un vestido pomposo que marcaba la cintura, hacia lucir más anchas las caderas y dejaba al descubierto los hombros.

Tocó su mentón mirando el diseño pensativa.

-estoy segura que le quedará hermoso!, puede combinarlo con unas hermosas joyas esmeralda.

-pediré este diseño pero deberá hacerle unos ajustes, podrá? -dejó el libro volviendo a mirar a la dama que asintió contenta.

Esa mujer haría lo que sea para dejar satisfecha a la menor del condado, quien era la que más gastaba dinero en esa familia.

Miro a través de la ventana a las mujeres pasear por las calles, había pocos vestidos destacables. Todos eran apretados en la cintura y anchos en la caderas.

Había uno que otro sutil y algo elegante, pero todos tenían un aire amargado y oscuro.
Y otros eran muy fresa.

Horrible moda para un imperio minado de bellezas.

Por lo menos habían buenos diseños de ropa interior, eso no lo negaba.
Pero la ropa exterior era realmente horrible.

Tal vez era por afán a dejar lo bello y sensual para la intimidad, pero esos diseños aburridos de exterior no lograban sacar a la luz la belleza de cada persona.

Hizo una mueca de disgusto cuando vio un vestido extremadamente rosa.

Niña fresa con ojos de perra.

Volvió a mirar la comida ante ella, incluso la comida era aburrida.

Una pequeña porción de algún tipo de carne, algo verde que identificaba como espinaca y algo también verde pero con una textura más suave como el aguacate.

Su estómago estaba llorando al ver eso.

-no pensé que querrías salir.

-es bueno que salga, tal vez recuerde algo -miro el trozo de carne en su tenedor y lo comió degustando su sabor.

Carne levemente cocinada con casi nada de sal.

Cerró sus ojos sin terminar de saborear y tragarlo por completo para luego agarrar la copa con agua y beber de ella.

Acaso tenía cara de querer hacer dieta?.

-te disgusta?.

Sus ojos verdes miraron los ojos marrones de su hermana, que había notado la pequeña mueca de disgusto al comer.

-...no, solo pienso que unos arreglos no le haría mal.

La oji marrón parpadeo ante eso y luego siguió comiendo con una pequeña sonrisa.

Su hermana parecía estar interesada en los asuntos financieros, en esos días estuvo leyendo algunos libros de economía y política.

De verdad ese accidente la había cambiado.

-Lady Yedith perdió la memoria?.

El segundo príncipe terminó de limpiar el sudor de su rostro y luego sostuvo la copa de agua que estaba en la mesa bajo un árbol.

-dicen que puede ser temporal pero solo recuerda su nombre y el posible suceso del accidente...ha cambiado.

El pelirrojo miro con pena a su amigo rubio.

Ambos habían estado entrenando, ya que hace días no pudieron verse por el entrenamiento de Felix.

-ella es más seria y desconfiada, incluso mencionó sobre romper nuestro compromiso.

Ignoró el quejido de sorpresa de su amigo para beber el agua en la copa.

-"Lady Yedith siempre ha sido bastante...peculiar, pero el tratar de romper su compromiso con el príncipe es algo que jamás imaginé".

El pelirrojo podía decir con facilidad que la prometida de su amigo no era del todo bondadosa y que le gustaban mucho las joyas.
Veía la amabilidad de la dama hacia su prometido pero no se fiaba de ella.
Solo que su amigo rubio no quería verlo, o tal vez sí era consciente de ello pero prefería ignorarlo ya que Penélope era una de las pocas personas que eran amables con él.

Ahora que perdió la memoria cambiaba las cosas.

-debe confiar en que su prometida recuperará la memoria, alteza -le sonrió amable mientras el rubio lo miro de reojo y luego miro al cielo.

Por más que no se fíe de la oji verde debía apoyar a su amigo, aunque debería verla con sus propios ojos para comprobar que en verdad esa dama cambió o solo era un teatro.

-eso me dijo mi madre, pero lo veo como algo muy lejano, cuando sané sus heridas traté de ver porqué hizo eso, pero no vi nada, solo pude ver cuando se lanzó por la ventana y luego...todo estaba oscuro, como si fuera un lugar vacío, no había nada.

El príncipe fue bajando su tono de voz quedándose pensativo.

Tal vez podría usar algo de su magia para que su prometida recuperé su memoria pero podría ser peligroso, ya que ella jamás utilizó magia y sería un shock para su cuerpo.

Lo único que podía hacer era protegerla, estar a su lado y crear nuevos recuerdos.

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Gracias x leer.

"𝐒𝐨𝐲 𝐏𝐞𝐧𝐞𝐥𝐨𝐩𝐞 𝐘𝐞𝐝𝐢𝐭𝐡?!". ⁽ᴾᵃᵘˢᵃᵈᵃ⁾.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora