Capitulo 2: La Propuesta

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La clase había transcurrido de lo más normal, los alumnos se dedicaron a responder las hojas que el profesor les había dejado, ninguno se atrevía a hablar, más que unos pocos valientes que se acercaban de vez en cuando al escritorio del director para preguntarle por alguna aclaración o duda.

Volkov por otra parte había terminado hace tiempo sus actividades, sin embargo no se atrevía a acercarse al hombre que al frente se encontraba. No tenía idea de por qué el hombre causaba tal efecto en él, pero prefería no averiguarlo. Se encontraba mirando fijamente su hoja, tratando de buscar alguna otra pregunta que no hubiese respondido aún, alguna excusa para no acercarse al tan temido escritorio, sin embargo no había nada en aquellos papeles. Decidió alzar la mirada un poco solo para encontrarse con la atenta mirada del mayor, la cual parecía concentrada en él. El chico se esforzó lo más que podía por mantenerle la mirada al mayor, sintiendo como cada vez la sangre se colaba en su rostro. Al poco tiempo noto que el mayor había esbozado una pequeña sonrisa en su dirección, no pudo descifrar que emoción quería representar, pero eso fue suficiente para ponerlo tan nervioso que volvió su mirada a las hojas e hizo como si contestara alguna pregunta ya respondida. Seguía sintiendo la mirada atenta del hombre sobre sus hombros.

Aquel chico era realmente intrigante, con un cuerpo tan esbelto pero un rostro tan inocente, pero al mismo tiempo misterioso. No podía sacarle la mirada de encima. Era obvio que el pequeño había ya terminado su trabajo desde hace tiempo, sin embargo por alguna razón no se había acercado para entregar la actividad. Se le notaba nervioso, movía su pie de arriba abajo constantemente, mientras jugueteaba un poco con sus manos y su lápiz. Cuando de repente subió su mirada por un momento, encontrándose directamente con sus ojos. Los ojos del pequeño eran hipnotizadores; predominantemente azules pero con un gris que se colaba en ellos, tal como el cielo. No pudo evitar sonreía ante la inocente mirada del pequeño, el cual había vuelto a ponerse del mismo color que el marco de la puerta del aula. Rojo.

Miró su reloj. Notó que la clase estaba a punto de terminar, por lo que decidió avisar a la clase que entregaran sus trabajos para poder marcharse del aula.

-Jóvenes, les voy a pedir que los que no lo hayan hecho hasta ahora pasen a dejar sus trabajos lo antes posible.- Dijo levantándose de su asiento y mirando de reojo al chico peli-plateado para observar un poco su reacción. Lo miraba atento.

En seguida los alumnos que quedaban fueron pasando de uno en uno a dejar sus trabajos en el escritorio y abandonando el aula para tomarse un descanso. Poco a poco el aula se fue vaciando hasta que quedó solo un alumno. El delegado de clase. Quien pasó tímido al escritorio y entregó los documentos.

Su corazón latía a mil. Por alguna razón se había quedado paralizado antes de entregar su trabajo. Solo podía ver como todos los demás alumnos entregaban uno por uno sus trabajos y él estaba ahí, buscando un no sé qué en su mochila, se sentía realmente extrañado, pues nunca le había pasado esto antes. Finalmente se atrevió a acercarse al escritorio. Pudo sentir la atenta mirada del alto hombre sobre él de nuevo, esta vez aún más intensa que la anterior, pues el salón se había vaciado por completo.

-A...Aquí está- Dijo mientras dejaba su trabajo en la mesa, su mano estaba temblando notoriamente.

Se dispuso a salir del aula, sin embargo cuando volteó su espalda escuchó aquella voz detrás de él. El peso de su tono hizo que se le erizaran los vellos de la nuca. Pero volvió su mirada con rapidez.

-Chico... ¿Estás bien?-

-Si...Si claro...- Repitió para reafirmarse. -¿Por qué lo dice?-

-Se te nota nervioso ¿Tanto intimido?- Contestó el mayor con una sonrisa burlona

The Principal: A Volkway story (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora