Capitulo 4: Deseo antes que razón.

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Apagó el motor del auto y desabrochó su cinturón para salir de este, pero cuando volvió su mirada al chico de su lado notó que este estaba teniendo problemas para desabrochar el suyo.

Dudó un poco, pero se acercó lentamente pasando sus brazos alrededor del torso del chico para ayudarlo a deshacerse del molesto cinturón. Sus rostros quedaron a tan solo unos pocos centímetros, podía sentir incluso la respiración del ruso, la cual se estaba agitando poco a poco, mientras el silencio del lugar resaltaba los latidos de ambos.

El mayor volteó un poco su cabeza para encontrarse con la del chico, quien lo miraba atentamente como esperando cualquier movimiento. Se preguntaba si aquello llegaría a lo que se estaba imaginando o si solo era su perversa imaginación. Sin embargo esta vez tuvo razón. Contra todo pronóstico, fue el chico quien dio el primer movimiento y acercó sus labios lo suficiente para comenzar un cálido beso, a lo que el mayor, algo sorprendido, correspondió.

Su cinturón había quedado atorado, y estaba pasando la vergüenza de su vida. Haber pasado tanto tiempo en un lugar tan cerrado con aquel hombre lo había puesto demasiado tenso, y sus nervios aumentaron aún más cuando vio al mayor inclinarse hacia él y rodearlo con sus brazos para ayudarlo con su problema de seguridad. Sus rostros habían quedado a tan solo unos centímetros de distancia y el corazón del chico latía a mil. Esta vez, un nuevo pensamiento invadió su mente, si realmente gustaba de ese hombre, quería besarlo. Quería comprobar la sensación, pues nunca antes había dado un beso. Las palabras de su amigo se repetían en su mente "Solo no caigas a la primera, eso sería muy fácil hombre" ¿Debería hacer caso? El silencio se prolongaba cada vez más, y hacía cada vez más evidente su rápido latido de corazón ¡A la mierda! Quería besarlo, y eso mismo haría.

Inclinó su cabeza un poco hasta que logró sentir los labios del mayor rozar con los suyos. Un suave beso que empezó casi tiernamente, con el mayor preguntando con sus labios por un permiso para entrar más profundo. A lo que el menor cedió después de poco tiempo. La sensación sin embargo estaba aumentando de intensidad mientras más pasaba el tiempo. El tierno beso del principio se estaba convirtiendo en una batalla de lenguas y saliva en la que ninguno conseguía vencer. Conway apoyó su antebrazo en la ventana del auto para acercarse más al rostro del chico mientras con la otra mano acariciaba un poco su terso rostro.

El calor estaba aumentando en ambos cuerpos, y la temperatura del auto también había aumentado. Viktor por otro lado, había cedido a sus deseos y se encontraba disfrutando cada detalle de aquella experiencia tan nueva, sin embargo tenía un nuevo problema; y es que la calidez del momento había provocado que apareciera un bulto en sus pantalones demandando atención. El mayor notó esto, pero no estaba seguro de si seguir con aquello o no.

Se detuvo un momento para observar al chico el busca de aprobación en sus ojos. Este parecía pensativo, pero al notar que su acompañante tenía el mismo problema, no tardó mucho en abalanzarse de nuevo a su rostro para seguir con el beso. Señal de consentimiento.

Jack pasó su cuerpo al asiento del copiloto, tratando de separarse lo menos posible del cálido toque del ruso. Y poniendo su cuerpo sobre el cuerpo del menor, con una mano alcanzó un pequeño botón en el costado del asiento, lo que hizo que este se reclinara lo suficiente como para que ambos estuviesen en una posición cómoda.

Volkov sentía un nuevo sentimiento que ardía en su pecho, algo que le obligaba a seguir. La sensación se hizo cada vez más intensa cuando el hombre encima suyo comenzó a desabotonar la camisa que había elegido aquella tarde, explorando todo su torso con sus frías y ásperas manos, hasta que finalmente se deshizo de la prenda que lo cubría.

El mayor rompió el beso para bajar poco a poco sus labios, lamiendo y mordiendo todo cuanto se encontrase en el camino. Comenzó en el cuello, donde únicamente dejó algunas lamidas, pues no quería dejar marcas visibles. Aún. Siguió bajando hasta su abdomen y pecho. Aquellos tiernos pezones color rosado. Tan puros. No pudo evitar divertirse con ellos un rato. El menor tenía una de sus manos cubriendo su boca para no gemir tan descaradamente, sin embargo se oía claramente cuando resoplaba exaltado con cada movimiento del hombre.

The Principal: A Volkway story (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora