Capítulo 7: Más que amigos

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Horacio lo tomó de la mano y lo sacó de la casa para llevarlos a la cochera del patio trasero, donde puso una traba en la puerta para asegurarse de que nadie entrara. A Gustabo ni siquiera le dio tiempo de decir palabra cuando Horacio ya lo tenía aprisionado contra una de las paredes vacías.

-¿Así me perdonarás?- Preguntó el atrevido chico de la cresta.

-Necesito pensarlo...-

Casi como una orden, Horacio se acercó aún más para comenzar a besarlo, la pasión en sus movimientos era notable, como todo lo que hacía, era un maestro. Mientras Gustabo se distraía jugando con la lengua de Horacio, la cual invadía descaradamente cada centímetro de su boca, el contrario había comenzado a colar su rodilla entre las débiles piernas de Gustabo, acto seguido, cuando Gustabo rodeó con sus brazos la cintura de Horacio, este comenzó a mover su cadera contra la del chico debajo de él. Un notorio bulto se había formado en el pantalón de ambos, mismo bulto que Horacio se encargaba de frotar insistentemente contra el del contrario. Gustabo se separó un momento del beso cuando sintió las manos de su amigo comenzar a introducirse entre su ropa hasta palpar su piel desnuda que había debajo.

-¿No acabas de hacerlo ya con alguien?- Dijo entre hondas respiraciones.

-No estaba conforme...nadie lo hace como tú.-

Las palabras de Horacio habían sido suficientes para que Gustabo se dejara llevar, en el fondo sabía que su amigo amaba hacerlo con él porque era el único que lo conocía lo suficiente para satisfacerlo. Aun así dolía un poco.

Los malos pensamientos desaparecieron cuando el chico volvió a besarlo con más lujuria que antes. Esta vez las mordidas no se hicieron esperar, mordía sus labios y su lengua mientras sentía las manos de Horacio recorrer todo su torso con su cálido toque. Sus manos comenzaron bajar, llegando a la entrada del pantalón, donde no dudo en introducir su mano, palpando gran parte de la superficie hasta llegar a su pelvis, donde comenzó hábilmente a masajear su miembro. Gustabo había empezado a jadear por debajo de beso, ansioso por más.

-¿Así mejor?- Dijo Horacio con una sonrisa pícara.

Gustabo no respondió, sin embargo se limitó a rodear el cuello del contrario con ambos brazos y devolverle aquella traviesa sonrisa, consciente de lo que venía, alzó el rostro cuando vio a Horacio acercarse a su cuello y comenzar a besar, lamer y morder toda la zona, dejando algunas marcas. Con sus manos había comenzado a bajar el pantalón del rubio, bajando poco a poco sin deshacerse de su camiseta, peri si de la chaqueta. Metió su mano dentro del bóxer, sintiendo como ante su toque el agarre de su pequeño amigo apretaba un poco. No dudo en bajar lentamente mientras lamía parte de la camiseta y parte del cuerpo de Gustabo, hasta que quedó de rodillas frente a él.

-¿Estás seguro?- Dijo Gustabo mientras observaba a su amigo desde arriba.

Horacio se limitó a mirarlo y sonreír un poco antes de sacar su miembro del bóxer que lo aquejaba. Tan necesitado de atención, escupió un poco sobre el palpitante aparato antes de meterlo poco a poco a su boca, saboreando todo desde la punta. Gustabo podía sentir la lengua del chico marcando cada vena de su miembro, introduciéndolo todo sin demasiado esfuerzo.

A Horacio realmente no le importaba atragantarse, quería hacer feliz a su amigo, y escucharlo intentar reprimir los gemidos con su mano mientras jadeaba incontrolablemente lo llevaba de alegría, mientras lo excitaba cada vez más. Pronto sintió la mano de Gustabo recorrer su cresta, y al sentir que el pene de su amigo se hinchaba cada vez más, decidió seguir el movimiento únicamente con sus manos, poniendo su cara enfrente mientras sacaba la lengua. Tal como lo predijo, el rubio no tardó en acabar sobre su cara. Horacio tomó todo lo que no había caído en su lengua y, bajo la apenada mirada de su amigo, metió todo a su boca. Subió rápidamente para besarlo y compartirle de sus propios fluidos. El chico no se negó en lo más mínimo.

The Principal: A Volkway story (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora