Capitulo 3: ¿Cita?

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Las clases habían pasado relativamente rápido, probablemente porque el recuerdo de los ojos de aquel hombre no salía de su cabeza. Ni siquiera había puesto mucha atención a los temas que habían visto en clase, pero tampoco se le dificultaban, pues los había estudiado con antelación.

La ansiada hora había llegado. Salió del salón de lengua a toda prisa y se dirigió a la parada del bus para encontrarse con su amigo, quien por supuesto, lo estaba esperando pacientemente. Ambos se subieron al primero que pasó y bajaron tan solo unas cuantas paradas más tarde, en una tienda de ropa. Volkov nunca fue muy sabio para las decisiones de moda, por lo que dejó a su amigo decidir algunos outfits para él y poco a poco se fue probando cada uno. Tras una larga hora, por fin se decidió por unos pantalones jeans color negro, una camisa de manga corta con estampado rayado de colores rojo y blaco, y un colgante de cruz que vio en la parte de accesorios. Su amigo abrió un poco su camisa para que mostrara un poco el colgante y de paso, un poco de piel que nunca venía mal.

Habiendo terminado su jornada de elección de ropa se dirigió a la alameda, a lo que su querido amigo se ofreció a acompañarlo durante una parte del camino. Este aceptó sin cuidado, pues creía que le podrían venir bien un par de consejos.

[...]

El sol se había hecho aún más fuerte con la llegada de la tarde. Por lo que Volkov no tardó en hartarse de ello y se movió a la sombra más cercana que encontró. Fue aquí donde pudo divisar una alta figura llegando desde la parte derecha de la alameda. Era el director Jack, quien se acercó rápidamente.

Llevaba exactamente la misma ropa de hace unas horas, solo que esta vez se había deshecho de su saco y había subido las magas de su camisa hasta sus codos.

-Volkov, lo lamento por la tardanza ¿Llevas mucho tiempo aquí?-

-No, no se preocupe, de hecho acabo de llegar...- Ciertamente, acababa de llegar, pues se distrajo cuando Greco le pidió comprar un helado y tardó casi 15 minutos en elegir el sabor.

Su amigo se había marchado ya, por lo que estaban solos Volkov y el director Conway, quien parecía bastante amable, contario a lo que imponía su figura. Durante aquel tiempo hablaron mayormente de temas educativos, pues era de lo que Volkov más sabía. Pero de vez en cuando el director colaba entre las preguntas alguna personal, acerca de cosas banales, su vida diaria, gustos, costumbres, intereses. Al cabo de un tiempo el menor comenzó a tener cierta confianza con aquel hombre, logrando incluso soltar alguna risa de vez en cuando.

Jack no estaba realmente interesado en temas escolares en ese momento, pero ver los labios de aquel chico moverse tan suavemente al hablar era hipnotizante. Y cuando el pequeño soltó una pequeña carcajada por primera vez, fue como si hubiese descubierto una nueva droga.

El chico había decidido ponerse una camisa algo abierta, lo que era entendible debido al calor que hacía. Sin embargo le era casi imposible no desviar algunas veces su mirada y contemplar aquella piel lechosa que se asomaba por debajo de la camisa. Se sentía algo mal por hacerlo, pero no podía evitarlo. El chico era tan blanco que casi brillaba bajo el sol.

Realmente no había puesto mucha atención a todo lo que estaba diciendo el chico, pues solo le interesaba recopilar algunos datos para hacer entrar en confianza al menor, lo que había conseguido casi sin problemas. Ahora sabía que el color favorito del chico era el turquesa, su helado favorito era el helado de menta, y que tenía una gata llamada Mika.

La cita transcurrió bastante bien, hasta que llegó la tarde y era hora de que el ruso volviera a su casa antes de que su padre se preocupara, a lo que el amable hombre se ofreció a llevarlo en su auto. Volkov aceptó sin problema.

Ambos entraron al auto, abrocharon sus cinturones y el mayor arrancó el coche para dirigirse al hogar del pequeño ruso, el cual le había marcado la dirección en el GPS del vehículo. Sin embargo, durante el recorrido al menor se le ocurrió pasar por una plaza que había cerca antes de llegar a casa. Con timidez le sugirió la idea al mayor y este aceptó con gusto. Se acercaron a la dirección de la plaza y Conway aparcó el auto en un garaje que había cerca del lugar. Estaba un poco abandonado, por lo que no muchas personas solían aparcar ahí.

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¿Se viene? Probablemente... 

The Principal: A Volkway story (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora