Capítulo 3 (Parte 3): Caethiwed Tragwyddol

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El primero a interrogar llegó, tras negarse varias veces a querer hacerlo. Este mantenía un rostro muy serio.

—¿Estás relacionado actualmente con Evan Fiosrachadh? —Empieza Tiara, sin tapujos

—No... —Responde sin más el sospechoso Carlos Foill —Ya no.

Tiara lo mira con recelo, antes de proseguir. —Ya veo, aunque déjeme decirle que no le creo del todo.

—No me importa mucho —Replica Foill, muy frío para el gusto de la detective.

—Supongo que quiere que a la empresa de su hermano le vaya bien, ¿verdad? —Pregunta Tiara, un poco más amenazante, aunque sutilmente.

—¿Y eso a qué viene? —Se notaba a Foill algo molesto por esa duda.

—Verá, en estos momentos están revisando lo que usted usa en su día a día aquí. Es usted un aficionado a las computadoras, eso lo sé. Imagino que le agradó el momento en que le dijeron que tenía acceso a una —Tiara decidió ir variando entre tranquila y ligeramente agresiva con su cuestionario, para marear indirectamente al sospechoso. Sabía por experiencia que eso funcionaba bastantes veces. Hizo uso de lo que los carceleros le reportaron sobre su rutina.

—Sí, es muy divertido tener un aparatejo sin conexión a internet —Replica sarcásticamente —Pero es lo único que me hace olvidar que estoy aquí, encerrado.

Tiara se termina compadeciendo ligeramente, pero aún así prosigue seria. —Pero, si no tiene conexión a internet, ¿Qué se supone que hace?

—Uso lo que viene por defecto en estas computadoras, programas básicos, juegos mundanos, incluso escribo.

Esto último llamó la atención de Tiara, no sólo por el llamativo pasatiempo, si no que cree que tiene otra connotación sutilmente encriptada. 

—¿Puedo saber sobre qué escribes? —Pregunta amable

—¿Acaso importa? No veo en qué te ayuda saber sobre qué escribo.

Mientras decía eso, para distraerle, la detective no pudo obviar un gesto que hizo al moverse, tocándose el estómago al hacerlo.

—Levántese la camiseta —Le ordena Tiara

—¡¿Qué?! —Pregunta exaltado el preso

—Es una orden —Dice sin más la detective.

Al hacerlo, oculta involuntariamente algo que Tiara afortunadamente notó de todas formas, una herida horizontal no muy grande en un lateral de su estómago. 

—¿Y eso? —Señala la detective a la par que lo cuestiona

—U-una herida hecha por otro prisionero, te imaginarás cómo son las cosas aquí.

Tiara lo anotó, no se lo creyó ni por un segundo, eso fue hecho con otra intención.

—Yo creo que ese prisionero lo tengo en frente mío —Le dice la detective sin pelos en la lengua

El prisionero la mira impactado, y su expresión no se desvanece al ver a su antiguo compañero

—Ni lo dudes, nuestro compañero revisó la computadora y parece que nuestro sospechoso le encanta programar —Hace aparición Reynold, seguido de dos oficiales y Ramiro, este último procede a hablar.

—Se ve que los que revisan su computadora no vieron nada raro en los archivos que usa, y así lo parece a simple vista, pero a un desencriptador como yo no lo puedes engañar —Se acerca para desenmarañar el plan de su ex-compañero— Resulta que es información compactada en varios scripts, que luego son utilizados por un programa que muy bien sé cual es, y entiendo que es para robar tarjetas de crédito con unos pocos datos. —Hace una pausa para que el resto lo asimile, aunque no cree que hayan entendido del todo, salvo el del otro lado del cristal— Y ese dinero es luego enviado a una cuenta, no sé cual, pero me juego lo que quieran a que es su hermano, y puede que otros allegados.

Atónito, el prisionero contraataca con: —Entonces, ¡¿Cómo se supone que envío datos?! ¡Ni siquiera tengo internet para enviarlos! —Replica exaltado.

—Justo de eso quería hablar —Responde Tiara. Acto seguido, le pide a los carceleros que inspeccionen más fondo esa particular herida. Pese a la resistencia opuesta, lograron extraer un pendrive de la herida. Rendido y apagado, el prisionero es llevado nuevamente a su celda, y los detective junto al informático piden que se arreste al farmacéutico.  

Al llegar todos al local, notaron como el sospechoso huía, pero de todas maneras lograron atraparlo. Mientras era llevado a comisaría para procesarlo, Ramiro preguntó a los oficiales si querían que destruyese al tan dichoso programa, a lo cual le pidieron que mejor lo almacenase para que pudieran llevárselo luego a las oficinas y así saber cómo lidiar mejor si un caso similar sucediese, para tener un parámetro.

Sobre el otro ex-compañero de Ramiro, se mantiene bajo vigilancia, aunque no se lo ha podido vincular con el caso. Diferente fue al caso del hermano Foill, que sí parecía bastante involucrado.


Los detectives estaban más que satisfechos, habían concluido el caso con mucho éxito. Y le debían mucho a su compañero de hoy.

—No sabes cuanto agradecemos tu ayuda hoy, déjanos recompensarte —Le comenta Tiara con una gran sonrisa, la cual Reynold calca en su propia expresión.

—No hace falta, de hecho les quería decir que no creo poder pagarles la denuncia, realmente —Dice ligeramente avergonzado, rascando su nuca.

—Entonces, dejémoslo tal cual así, no te cobramos, ¿te parece? —Le ofrece Reynold amablemente.

—¡Oh! Eso sería genial, sí —Replica Ramiro son la sonrisa más grande que vieron los detectives de él en todo el día, no era gigantesca pero para su media, era muy notable.

Tiara tuvo un ligero impulso de nostalgia al ver esa sonrisa, lo que conllevó a recordar el plan original de la oficina de investigación, por lo que no pudo evitar proponerle algo. —De hecho, tienes mucho talento, uno que a nosotros nos falta mucho, ¿quieres ser parte del equipo de investigación?

Tras pensarlo un rato, este dijo: —Seh, ¿por qué no? Aunque ya tengo un trabajo, por lo que no sé si pueda estar siempre disponible.

—Te llamaremos cuando te necesitemos, y si estás disponible, te acoplas, ¿te parece? —Vuelve a proponer Tiara

—Siendo así, me parece genial —Responde con una sonrisa ligera.

Tiara mira a Reynold y cae en cuenta. —Oh, espera, ¿estás de acuerdo?

—Pero claro que sí —Responde él, sonriente —Me parece buena idea.

Dejan a Ramiro en su apartamento tras intercambiar números, y vuelven a su hogar, muy satisfechos con el caso de hoy.

—No nos vino para nada mal esta ayuda —Dice Reynold al llegar, a lo cual Tiara asiente de acuerdo— Oh, hablando de ayuda, ¿los acróbatas ya pagaron la factura?

Tiara amplía sus ojos y luego pasa su mano por su cara, un poco irritada. —¡No! Ahora que lo dices, aún no. Tendré que contactarme con ellos luego.

—Entonces, mañana toca de vuelta el servicio de repartidores, ¿verdad?

Tras un suspiro, Tiara responde: —Así parece —Cansada de tan sólo pensarlo.

Pese a no ser económicamente del todo rentable, Tiara se siente genuinamente bien con su trabajo, pese a que dependa más del otro. Decide recaer en el dicho de "persevera y triunfaras", estaba segura de que rendiría sus frutos. Su corazón se lo gritaba cada mañana. 

La Gema De TiaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora