Capítulo 3: Familia

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Noel intento moverse pero no podía, sentía como si su cuerpo fuera uno con la nieve, intento mover su mano pero no tuvo éxito, nada en él podía moverse por más que él lo deseara, entonces escucho pasos y aunque quiso gritar no pudo. De alguna manera sintió unas manos muy grandes tomarlo desde su pecho y levantarlo, el mundo se veía más grande, o el acaso...

-Qué lindo muñeco de nieve, ya casi nadie los hace por aquí- dijo una señora de edad avanzada, al parecer era ella quien lo había levantado, pero Noel no podía agradecérselo.

-Abuela, ¿Qué es eso?- dijo una voz de niño, que se acercaba desde atrás.

-¿Acaso no lo ves? Es un muñeco de nieve Abel- Le respondió la señora.

-¿Crees que podamos llevarlo a casa?- Le pregunto el pequeño Abel, su abuela lo pensó por un momento, saco una especie de trapo con el cual puso a Noel con cuidado y se lo dio a su nieto para que se lo llevara arrastrando, y así caminaron un rato hasta llegar a una casa de ladrillos, con un establo donde se podía distinguir un caballo y dos vacas así como un señor de edad avanzada llevando alimento hacia los animales.

-¡Abuelo! ¡Hermana!- grito el pequeño Abel. De la casa salió una joven de hermoso cabello negro, vistiendo un abrigo y sosteniendo una cuchara en su mano izquierda.

-Abuela, Abel que bueno que estén de regreso- dijo el señor de edad avanzada.

-Ven a ver lo que encontramos en el camino abuelo- Dijo emocionado Abel quien se apresuró a poner al muñeco de nieve en una mesa que estaba en el pórtico.

-Un muñeco de nieve, es extraño ver uno en estos días, ningún niño sale a hacerlos- Dijo la chica, su voz era muy suave y relajante.

-Es raro ver alguno incluso cerca del pueblo, donde se supone que debería haber más niños, pero todos están encerrados en sus casas haciendo quien sabe qué. La familia dejo al muñeco de nieve afuera para evitar que se derritiera, pero desde su lugar, Noel pudo ver todo lo que hacía aquella familia, la abuela y su nieto había ido al pueblo a hacer las compras mientras la chica y el abuelo se quedaban en casa limpiando y dando de comer a los animales. Noel no sabía que era lo que pasaba, no podía moverse, solo sabía que tenía el aspecto de un mañeco de nieve por el reflejo de la ventana, ¿Qué le había hecho esa criatura? ¿A esto se refería con condenarlo a vivir en su propio cuerpo la fragilidad de la esperanza y la vida? Noel no podía llorar, pero sentía una profunda tristeza, de seguir así, el moriría en cuanto la primavera llegara, y en su estado actual nadie podría reconocerle, estaba completamente solo. Entonces al llegar la noche, se dio cuenta de que tampoco podía dormir.

-<<Lo que faltaba>>- pensó Gabriel, se sentía de extraña forma cansado pero no podía dormir. Entonces la chica salió de su casa, con una manta sobre ella y se sentó en una silla que estaba ahí, pronto algunas lágrimas salieron de sus ojos, era un llanto que tuvo que controlar para no despertar a nadie. Noel se sintió impotente al no poder hacer nada para consolarla, él no sabía la razón de su llanto pero si sabía que cualquier pena era mejor compartirla para no sentir que uno se ahoga en la tristeza. Quería hacer algo lo que fuera, y entonces que sucedió.

Un destello salió de su pecho para después mostrar a Noel de nuevo como humano, ante esto la chica salto de la impresión, Noel a pesar de no entender lo que pasaba, rápidamente trato de tranquilizar a Noelia.

-Tranquila, no te hare nada-

-No te acerques, quedate donde estas- Dijo la chica tomando la silla como barrera entre los dos.

-Descuida, no me moveré- dijo Noel tratando de que sus palabras lograran hacer que ella no le tuviera miedo.

-¡Abuelo! ¡Un tipo está aquí! ¡DATE PRISA!- La chica no dejaba de gritar así que Noel se acercó más a ella pero esto solo logro que le pegara con la silla. Noel quedo en el suelo.

-Espera por favor, no voy a hacer nada, por favor deja de golpearme... ¡BASTA!- Noel se levantó de un brinco y tomo la silla dejando a la joven sin que pegarle. Y entonces salió el señor con una escopeta en mano, ante esto Noel soltó la silla y levanto sus manos.

-Señor le aseguro que no tengo intenciones de hacerle daño- dijo tragando saliva- por favor baje el arma- Pero para su sorpresa él ya la había bajado.

-Tu cara muchacho, se me hace conocida- dijo.

-Abuelo, ¿lo conoces?- dijo la chica con sorpresa. Su abuela salió también y Abel se quedó detrás de ella.

-¿José?- dijo la señora.

-Magda, mira su rostro- dijo José a su esposa, la señora observo detenidamente a Noel y después se tapó la boca con ambas manos. Noel no tenía ni idea de lo que pasaba pero al menos ya no le apuntaban con un arma.

Dentro de la casa José le pidió que explicara quien era y que hacia ahí, a lo que Noel dudo en contestar con la verdad, pro dado que el señor José dijo que lo conocía decidió contar toda su historia, todos lo escucharon atentos a cada palabra, al terminar de explicar todos se quedaron en silencio.

-Está mintiendo abuelo- Dijo la chica con notable molestia - ¿Hijo de Santa Claus? Por favor-

-Es verdad, sé que es difícil de creer pero lo es- dijo Noel bastante nervioso, pero la chica continúo hablando.

-No sé qué estés buscando aquí pero, lo que dices es imposible, abuelo, llama a la policía, no dejaremos que escape de esto-

-¿Cómo explicas entonces que aparecí de la nada? Y justo donde estaba el muñeco de nieve- Noel comenzó a perder un poco la paciencia. Pero entonces el señor José hablo por primera vez desde que Noel había terminado de explicar.

-Te creo- dijo ante la mirada incrédula de su nieta y del propio Noel- Te pareces demasiado a tu abuelo- dijo.

-Abuelo, ¿conociste a Santa Claus?- dijo Abel bastante emocionado, pero su abuela con su mano le pidió que estuviera quieto. El señor José tomo aire y comenzó a hablar.

-Fue cuando aún era un niño, lo vi afuera de mi casa, el me saludo y me dijo con su dedo que guardara silencio, su cara ha quedado grabada en mi mente, hasta el último detalle, y tu chico, eres bastante parecido a él, aunque este mundo es muy grande, jamás he vuelto a ver un rostro como aquel, por supuesto te ves más joven que él, pero puedo asegurar que son familia-

-¿Cómo puede estar tan seguro? Usted olvida donde están las llaves cuando siempre están en el mismo lugar- dijo su nieta con preocupación.

-Por esto querida- dijo su abuela y le enseño una cuadro que había traído cuando le dijeron a Noel que entrará a la casa. La pintura era de un hombre en sus 70 de piel pálida, y una expresión que expresaba dulzura – Cuando tu abuelo me conto aquella historia, le pedí que me lo describiera, y este fue el resultado- A pesar de que era una pintura, sin duda se parecía a Noel, solo que con arrugar y el cabello plateado. A pesar de que la joven intento hacer cambiar de parecer a sus abuelos, no lo logro, incluso su hermano estaba emocionado con la idea de tener a un hijo de Claus en su casa y comenzó a interrogarlo sobre su hogar, pero sus abuelos pronto lo mandaron a dormir. La joven de mala gana le trajo una manta para que se tapara y durmiera en la cocina, con la llave puesta, ya que según ella, ahí sería más difícil que lograra salir si quería robar algo.

-Siento causarle tantas molestias señorita- Dijo Noel bastante avergonzado.

-Le agradecería que no me dirija la palabra si no se lo pido- ella estaba bastante molesta, y se le notaba de todas las formas posibles.

-Si le ayuda a entrar en confianza, pues decirme Noel- Dijo con cierta vergüenza.

La joven suspiro – no quiero entrar en confianza con usted, así que no es necesario-

-Señorita, no le he hecho nada para que me hable así-

-No espere que todos en esta casa le traten con amabilidad, yo no creo su historia pero no puede desobedecer a mis abuelos, así por favor guarde silencio-

Noel suspiro, pero quiso hacer un último intento.

-Usted estaba llorando afuera, señorita, para ser sincero, no sé qué es lo que le pasa pero, sería bueno que pudiera llorar sin tener que contenerse como lo ha hecho hoy- Y fue entonces que la expresión de Noelia cambio por completo, pero siguió sin decir nada cerrando la puerta tras de sí. 

Un muñeco de nieve llamado NoelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora