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Izuku equilibró el peso de la pila de palos que cargaba mientras volvía más que feliz hacia la tienda. El anciano Torino no le había dado descanso mientras recolectaban leña. Había tomado quizás diez veces más madera de la que necesitarían, varias veces el hombre había agarrado el brazo de Izuku y se había colgado por completo, lo que hizo que dejara caer las ramas al suelo. El anciano se contoneaba e incluso se quejaba de que cierto palo era demasiado grande, demasiado pequeño, demasiado podrido, demasiado fresco, realmente le sacaba detalles a cualquier cosa.

A su regreso, Chiyo reprendió a su pareja por hacer que se quedaran fuera tanto tiempo. Era extraño ver a un omega regañando a un alfa, un extraño giro de la dinámica. Izuku no tardó en encender un pequeño fuego para la pareja y finalmente se reclinó para descansar. Torino estaba sentado en su colchoneta haciendo ruidos de satisfacción.

"Deberías haberte negado a permanecer tanto tiempo afuera. Podría haberse abierto tu herida de nuevo". Chiyo resopló mientras se acomodaba más cerca del fuego junto a Izuku. En verdad, el anciano había hecho que los brazos de Izuku le dolieran por andarse colgando de ellos, aparte de eso, tambien estaba resintiendo el dolor de los moretones en su cuerpo. Izuku como omega estaba sujeto al instinto, por lo que no quería enfrentarse a ningún alfa, aunque este fuera un viejito, aquello iba en contra de su naturaleza básica.

"Bueno, estoy seguro de que no quiso hacer ningún daño con eso." Izuku dijo mirando hacia las llamas. Por alguna razón, mirarlas le recordó a Kacchan. Probablemente fue la agradable calidez lo que hizo que Izuku recordara esa mañana, cuando despertó con la sensación del cuerpo de Katsuki contra el suyo, proporcionándole un calor muy cómodo.De repente se sonrojó y negó con la cabeza para deshacerse de aquellos extraños pensamientos.

Durante el resto de su tiempo juntos, Chiyo le explicó a Izuku cómo funcionaba la tribu. Era una jerarquía de manadas que de momento tenía al Jefe Aizawa a la cabeza. El omega escuchó con atención, consciente de que cualquier información era probablemente algo que podría ayudarlo en el futuro. También le preguntó sobre el área muy discretamente, principalmente preguntándole cuáles eran sus lugares favoritos a los que le gustaba viajar o lugares en los que hubiera recursos útiles. Ella felizmente se lo dijo todo, mencionando algunos puntos de referencia, lo lejos que estaban, y su dirección tomando de referencia el campamento. Izuku hizo un mapa mental repasando los detalles una y otra vez en su cabeza para asegurarse de memorizarlos.

Cayeron en un cómodo silencio, simplemente disfrutando del crepitar del fuego mientras Torino comenzaba a roncar desde su estera. Chiyo se rio entre dientes y se acercó a él para peinarle el cabello y colocarle encima una manta hecha de el pelaje esponjoso de algún animal . Al omega le parecía reconfortante ver a la pareja, pero el encantamiento se desvaneció en cuando percibió un olor en el aire. Era como el del fuego frente a él, pero traía el característico matiz alfa. Katsuki estaba cerca y probablemente se dirigía a la tienda para buscarlo.

El alfa ni siquiera se molestó en saludar a la pareja de ancianos cuando entró en la tienda. Izuku estaba muy cómodo donde estaba y no quería levantarse. Se sentía como si no hubiera pasado mucho tiempo desde que el alfa lo botó ahí, pero el sol había pasado su punto más alto haciéndole saber que había pasado bastante tiempo.

"Levántate y vámonos". dijo con brusquedad, con una clara impaciencia irradiando de él. Izuku se levantó de mala gana sabiendo que si no lo hacía, el alfa probablemente lo arrastraría. Sin embargo, el omega hizo una pausa para volverse hacia Chiyo.

"Gracias por las historias". Dijo cortésmente haciendo sonreír a Chiyo.

"Tengo muchas más. Estoy segura de que el joven Bakugou tiene la intención de que pasemos aún más tiempo juntos". contesto la mujer desde su lugar en el tapete.

Omega PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora