AGUST

Capítulo 10

Suga's POV

Luego de abrir el resto de los regalos nos sentamos a beber chocolate caliente con malvaviscos. Nunca lo había probado antes pero no estaba tan mal, aunque sí era bastante dulce para mi gusto.

La verdad es que realmente quería aprovechar estas dos semanas porque luego tendríamos entrevistas, presentaciones y también la continuación del álbum.

Namjoon me apartó a un costado para hablar, diciéndome que debía ser más cuidadoso ya que había fotos mías y de Daya dando vueltas por las redes. No me interesaba en lo más mínimo que nos viesen juntos pero a la vez quería protegerla de sasaengs. Entendía que lamentablemente esto era algo que yo tenía que enfrentar pero en cuanto a ella, no era el caso.

Por lo general no me gusta contar cuando las cosas me salen bien en lo personal. No lo hago de manera egoísta, sino porque prefiero mantener las cosas, protegerlas. No quiero que lo que es especial para mí se arruine por terceros ¿acaso eso me hace una persona egoísta o alguien sensato?

Daya y yo nos dirigimos a mi cuarto para ver una película.

— ¿Me puedes prestar una remera o algo? No quiero arruinar el vestido que me obsequiaste.

— Sí, solo elige y saca algo del ropero -dije y cubrí mis ojos con ambas manos para darle privacidad.

— Gracias -mencionó mientras se sentaba a mi lado- y gracias por cerrar los ojos también -suspiró y rodee su cintura con mis brazos.

— ¿A qué te refieres?

— Solo fuiste muy respetuoso, me gusta eso.

— Cariño, hice lo básico.

— Lo sé pero no todo el mundo hace eso. No me gustaría apresurar las cosas.

— No es necesario apresurar nada. Yo jamás haría algo que no quisieras -le aseguré y plantee un beso en su hombro.

— Antes de conocerte... el que era mi mejor amigo hizo cosas que no debería haber hecho. Y luego de eso, bueno, no hubo un después.

— ¿A qué te refieres con que hizo algo que no debería haber hecho? ¿Te hizo daño?  -pregunté alterándome un poco.

— Hizo cosas sin mi consentimiento -mencionó- cuando le expliqué a mis amigos por que me juntaba menos con ellos decidieron creerle a él y me quedé sola. Y nunca más se lo mencioné a nadie. Ni a mi familia ni a mi terapeuta -sus palabras dolían más que una puñalada. No lo vi venir.

— Estás a salvo conmigo -le aseguré, abrazándola- y aprecio que me lo hayas contado. Sé que no es fácil.

Sequé sus lágrimas y la sostuve en mi brazos hasta que se quedó dormida sobre mi pecho. Solo quería protegerla de todo. Verla llorar de esa forma me rompió el alma en mil pedazos. Nunca quiero ser la razón por la que llora.

La rabia me estaba matando por dentro. Quería matar a la persona que le había hecho tanto daño. No merecía estar vivo ni respirar el mismo aire que ella. No podía entender como alguien sería capaz de causar tanto dolor a otro ser humano y mucho menos a propósito.

Cerré los ojos y respiré profundamente. Lo único que podía hacer era mantener mi palabra y cuidarla de la manera que merecía. Le trataría bien y haría las cosas bien. Genuinamente me importaba, puede que incluso me estuviera enamorando. Después de todo, era la primera vez que sentía algo fuerte por alguien más.

Eventualmente también me quedé dormido. Me quedé tan dormido que no noté cuando los chicos llegaron a casa.