- Aquí está todo lo que necesitas saber- Dijo Jason, al mismo tiempo que comenzaba a proyectarse una imagen en una de las paredes más limpias de que aquel lugar abandonado.
Sara levantó la mirada guiada por la luz que una computadora portátil emanaba. Estaba amarrada fuertemente a una silla, cerca de donde había sido vencida. Se encontraba algo mareada, pero lúcida. Estaba segura de que seguirían con su plan, a pesar de su rebeldía y de su rotunda negación a un crimen tal. Pero sabía que ignorarían cualquier falta de su parte, después de todo, la necesitaban. Igualmente, por lo que pudo deducir, lo siguiente que harían sería darle la información necesaria para acabar con su nuevo blanco: Bruce Wayne.
Una fotografía del Señor Wayne se exhibía en la improvisada pantalla. Jason pasaba las fotos, que mostraba desde diferentes ángulos, al mismo sujeto una y otra vez. Sara supuso que lo hacía para que ella calculara su contextura física, y así supiera contra quién exactamente se enfrentaría.
-Okay, lo tengo- Dijo Sara para que dejara de mostrarle fotos. Quienquiera que las haya tomado parecía desequilibradamente obsesionado; en menos de cinco minutos, Sara ya había vislumbrado más de 40 fotografías diferentes, tomadas en diversas perspectivas y lugares diferentes. - Como 1, 85 de altura y alrededor de 90 kilogramos. Nada que no haya enfrentado antes. Pero déjame preguntarme algo... ¿ Por qué?
- Por esto- Dijo Jason agitando frente a su rostro el sobre que ella misma había abierto, el mismo que le decía que su familia corría peligro si se mostraba indómita.
Sara bajó la vista apenada, haciendo fuerza para liberarse de sus ataduras, pero fue inútil. Volvió a mirar a Jason a los ojos, con los suyos al borde del llanto. Respiró profundamente, y lo miró, fingiendo que nada de eso le afectaba: - Yo, lo hago por eso.. pero ¿Tu? ¿Tu por qué lo haces?.
- Lo hago, porque quiero ser libre.- Sus mirada se distendió y sus ojos se volvieron más claros, más limpios. Jason parecía sensato por primera vez en todo este tiempo, sin embargo sus palabras no tenían sentido.¿Cómo podía, el sufrimiento de un hombre, volverlo libre? Se preguntaba Sara, sintiendo incluso lástima por aquel desgraciado joven, que alguna vez conoció.
- Jason- dijo Sara con mirada compasiva, e invitándolo a que le contara el resto de la historia- Tu sabes bien que nada de lo que hagas hoy cambiará tu pasado, solo afectará tu futuro.
El joven apartó el rostro, negando con la cabeza. Tomó su capucha roja, y se la puso otra vez escondiendo su rostro, incluso de quienes lo conocían. Por la mente de Sara, hasta llegó invadirla la idea de que ocultaba un par de lágrimas que brotaban de sus ojos, aunque desapareció enseguida de sus pensamientos. Él, se dispuso a seguir explicando su plan, pero no sin antes concluir:
- No creas conocerme Sara...puede ser peligroso que lo hagas- Declaró Jason aún sin mirarla. El rostro de Sara se volvió más duro. Comprendió que estaba sola otra vez; y que su antiguo amigo había cambiado más de lo que le hubiese gustado admitir.
- Continuemos- Exclamó apartándola de sus pensamientos.
- ¿Sábes? Creo que podría estar un poco más cómoda si estuviese de pie... desatada...
- No lo creo. Se que así, solo mantendrás tu atención en nuestro proyecto - Jason se mostraba rígido y distante. - Solo limítate a escuchar ¿Quieres?. Y así más rápido te liberaras de tus amarres.- Esta última parte había terminado de convencer a Sara, la idea de estar con las manos y pies sueltos le resultaba bastante agradable. Sin decir una palabra, y con un simple gesto le hizo entender a Jason que prosiguiera.
- Tenemos que conseguir que el Señor Wayne y tu se encuentren solos. Sin nadie que pueda socorrerlo, en caso de que llegues a tal punto.- Sara separó sus labios para proclamar una protesta, pero Jason levantó un dedo indicándole que mantuviera silencio.
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The Canary
FanficMi nombre es Sara Lance. Hace seis años, cuando Oliver Queen me invitó a pasar un noche romántica en su yate, desde ese momento en el que decidí lastimar a mi hermana Laurel, en ese instante en el que me alejé de casa, supe que mi vida iba a cambiar...