Broken Wings of a Robin

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                                                Hace 3 Años.  Nanda Parbat .

Un joven de cabello oscuro y piel pálida, emergía aturdido de una profunda piscina. Las imágenes en su mente no dejaban de atormentarlo. Su madre junto a él. Un demente de descolorida tez con un detonador en sus manos. Y un hombre vestido de negro. Mirando...Solo observando, permitiendo aquello que terminó con su muerte. Aquel hombre a quien le había confiado la vida, lo dejaba morir. Y su muerte... en vano, porque aquel que tanto dolor causó, aún seguía vivo.

Jason respiraba por primera vez luego de unos días. Miraba hacia todas partes buscando al caballero oscuro que lo traicionaba,o al perturbado homicida que se llevaba su vida. Pero nada. Nadie. Una oscura caverna con miles de fosas llenas de aguas verdosas y cálidas.El lugar más extraño en donde había despertado. La confusión se apoderaba de él, el miedo tensaba sus músculos y le hacían respirar más rápidamente. La aguas bajo su torso eran turbias y hediondas. Su pestilencia empezaba a molestarle, y fue entonces cuando decidió salir. Jason estaba completamente desnudo y podía sentir los fríos vientos que recorrían aquellos túneles. Se dispuso a investigar donde se encontraba, y una silueta lo perturbó. Adoptó una postura de ataque, lo que causó que aquel presente soltara una molesta risa solo para él.

-Tranquilo- Dijo una voz femenina que provenía de las sombras.- Estoy aquí para ayudarte.

Jason se sentía desconcertado, no llegó a pensar por segunda vez, que ya se encontraba corriendo en dirección opuesta a donde había oído esa voz. Tenía que salir de allí no importaba cómo. Al recorrer unos cuantos metros, se topó con un sujeto de extraños ropajes. Le asestó un golpe, al ver que éste pretendía desenfundar una curva espada que llevaba en la cintura. Aquel hombre cayó al suelo inconsciente, y Jason tomó de entre sus vestimentas, un harapo color rojo intenso, que se ató a la cintutra. No olvidó llevar aquel extraño sable, por si se presentaba la ocasión de una buena pelea. Él nunca huía de una pelea.

Continuó unos cuantos metros, y cerca una de desembocadura pudo sentir una brisa, más fuerte y más fría. -Por allí está la salida- Dedujo Jason. Continuó por aquel camino,y aquella ventisca se volvía más y más potente. Sus brazos y su pecho se estaban congelando, pero aún así Jason continuaba por aquel camino que le decía que sería libre.Unos pequeños copos de nieve se posaban en sus desnudos hombros, y Jason se acercó al final de aquella gruta, donde un inmenso sol brillaba enfrente suyo. Sus pies se detuvieron al borde de una abismal caída, y entendió que no podría salir de allí. Miró hacia atrás, y allí se encontraba aquella mujer, que al parecer lo había seguido hasta allí. Se recargaba sobre un muro de piedra, esperando pacientemente que éste se acercase. Jason volvió a mirar hacia el vacío, y pensó seriamente en morir, antes que estar sometido a alguien por quien moriría luego. Pero un pensamiento lo detuvo, un sentimiento mas bien, la simple idea, la mínima posibilidad de vengar su propia muerte, le dieron ánimos de seguir viviendo, por lo menos hasta que su banal acto de venganza fuese culminado por sus propias manos.

Jason miró a aquella atractiva mujer de cabello negro y tez trigueña. Sus ojos verdosos aplacaban su letal mirada. Dio, temeroso, unos cortos pasos hasta ella, esperando que ésta le dijera algo.  Al no soportar ese fatal silencio, se decidió a obtener un par de respuestas.

-¿Por qué estoy aquí?- Desafió Jason, pero sin poder sostenerle la mirada- ¿Quién eres?

La bella mujer sonrió y le dijo: - Soy Talia al Ghul, La Hija del Demonio, El Leviathan; y todas tus preguntas serán respondidas pronto Jason Todd. Solo Sígueme- Le propuso extendiendo una mano hacia él, para que éste la tomara, y con la otra indicaba el interior de la cueva.

Jason se acercó a ella, y caminó adentrarse en lo profundo de aquella caverna, Talia lo seguía de cerca y ambos se perdieron en la oscuridad de aquel misterioso lugar.

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