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Mew se baja de su cuerpo. Gulf vuelve a respirar, viendo al techo, mientras que trata de regular sus nervios. Su mano vendada tiembla del dolor. El pelinegro vuelve a sentarse a su lado para tomar el pañuelo mojado que el piel dorada tuvo en la frente hace unos segundos antes de que cayera al matre por los bruscos jalones. Lo tomo con una refinada lentitud para tirarlo en la cubeta de agua frente a él.

El piel dorada sale corriendo de la cama otra vez. Esta vez, Mew lo deja ir con una sonrisa más que mezquina. Gulf corre por todo el pasillo hasta ir a la puerta de la casa. -¡Maldición...! Maldición.- Él murmura tratando de abrir la primera cerradura con rapidez.

La abre.

Va hacia la segunda tironeando del pequeño pedazo de metal que debe deslizarse por la cerradura (hacia la izquierda) para que se abra. El pequeño pedazo de metal es lento en deslizarse, pero Gulf lo está manejando.

Para cuando logra abrir esa cerradura, no nota la presencia de Mew a unos pasos más atrás.

-Sólo falta una... Más deprisa...- Gulf mismo murmura tratando de abrir la tercera cerradura, y para cuando abre la puerta... Que el sol del exterior lo está alumbrando, y él está a punto de salir, Mew está justamente detrás de él. Él solo estrecha uno de sus brazos y vuelve a cerrar la puerta.

Gulf se congela en su lugar. Sus hombros alzados. Sus ojos ahora en la puerta. Con miedo.

Mew acerca sus labios hacia uno de los oídos del piel dorada. Primero con sus labios en una expresión burlona de tristeza, luego con una sonrisa para susurrarle lo siguiente:

-Dado a que no quisiste ser mío, habrán muchos castigos durante tu estadía,- Mew desliza su mano libre por las caderas del contrario en un suave frote de arriba a abajo. Los frotes mueven un poco el cuerpo de Gulf, pero él no cambia su rostro ni desvía la mirada. Los labios de Mew vuelven a generar otra expresión "dolida" burlona. Sus cejas alzadas. -dime la verdad. ¿Nos conocemos antes? ¿Qué tu crees de eso?

-Eres un enfermo.

-Dime qué tu crees de eso.- Mew le agarra el cabello en puñado para tirar su cabeza hacia atrás. Gulf trata de tragar por el brusco jalón así que cierra sus ojos por un breve segundo para tragar hondo. Mew lame todo el lado disponible de su cuello por lo que Gulf se desespera en su sitio presionando sus ojos cerrados. La lengua de Mew se desplaza por todo su cuello a su mejilla. Él le da una pequeña lamida en el cuello como si fuera un gato, y sonríe viendo a Gulf a la cara.

-¿No me vas a decir? Me gusta obtener respuestas a la fuerza también.- Mew iba diciendo ahora soltándolo del cabello para tomarlo de las muñecas y los regresa a la habitación.

Ahí lo vuelve a tirar a la cama, cerrando la puerta tras él. Gulf cae a la cama y se va a salir de nuevo de no ser porque Mew lo toma de las muñecas y forzosamente lo desliza arriba por toda la cama aunque este tire patadas o refuerce sus pies contra la cama.

-¡NO! Basta.- El piel dorada dice durante el jalón y Mew abre la gaveta a su lado para sacar unas esposas de ahí. En esa gaveta habían papeles, condones, lápices, entre otras cosas.

Mew gruñe al tener que ejercer fuerza para poder encadenar sus muñecas juntas. La cama rechinaba por las patadas del piel dorada.

Mew tomo de la gaveta una soga y ató la cadena de las esposas contra la cabeza de la cama. Ahora Gulf tenía sus manos arriba de su cabeza. Él trataba de moverlas de arriba a abajo, pero se le era imposible.

El pelinegro tomo asiento al lado de la cama viéndolo patear el aire todo agitado. Gulf trató de patearlo a él debido a que este se encontraba al lado suyo, pero el contrario agarro los pies inquietos del piel dorada. Los ojos del psicópata miraron con sinceridad los suyos.

𝙇𝙖 𝘾𝙖𝙨𝙖 𝙀𝙦𝙪𝙞𝙫𝙤𝙘𝙖𝙙𝙖 | MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora