| Prólogo |

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Sakura está acostumbrada con tenerlo todo a sus pies y más sí sé lo propone, no por nada es la más popular de la universidad y esa actitud tan tremendamente insaciable que tiene al hablar con sus víctimas del sexo opuesto, nadie se le resiste y qu...

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Sakura está acostumbrada con tenerlo todo a sus pies y más sí sé lo propone, no por nada es la más popular de la universidad y esa actitud tan tremendamente insaciable que tiene al hablar con sus víctimas del sexo opuesto, nadie se le resiste y que decir sobre sus dotes en lo intelectual, ella era el doble de inteligente gracias a su memoria analógica que siempre es de obtener buenas calificaciones, aumentando su posición académica en aquella facultad y que decir de su inimaginable belleza natural, que apesar de tener un cabello llamativo que siempre la dejaba a la mira de todos, ella sacaba provecho de aquello y ser el centro de atención y la envidia de sus compañeras, ni hablar de su voluminoso cuerpo, aquellas caderas que tintinean al caminar con una cintura de abeja y un trasero perfecto para los varones.

Sin dudas, ella era aquel premio que todos los hombres anhelaban y Sakura no sé molestaba en saber, porqué ella también los veía así. Hermosa, inteligente, ruda, sexy y estudiante de medicina. Sip, sin dudas la mujer que todos soñaban, todos excepto él.

Perfecta.

Perfecta.

Pero lo perfecto...

—tenemos que terminar, Sakura. Esto ya no va más, mí popularidad sube entre las chicas y tú eres un obstáculo nada más. —dijo Katsu Deidara, el novio de Sakura y mariscal del equipo de fútbol—Por favor. Mírame y mírate no somos compatibles y solo tuvimos algo por suma pantalla y el sexo.

—Dei no me puedes terminar. Te recuerdo que Yo fui la que te hizo entrar en el equipo, por medio de mis contactos. —Sakura se estaba controlando por no llorar o matarlo, pero él nada más la agarró de los hombros sorprendiendola.

—Cariño, —apodó con una voz aniñada—no me asustas. Te conozco y ya tengo tu reemplazo, y qué crees ella lo hace mejor.

Él se rió malévolo, pero Sakura ya estaba apunto de explotar y que sólo contener el aire en sus pulmones no le bastaba, Deidara comenzó a carcajear fuerte en su cara, hasta que una cachetada resonó fuerte en su mejilla y en aquel gimnasio.

—¡Ouch! —crepito volteando su rostro a un lado, mientras se comenzaba a refregar la zona golpeada.

—¡Eres un idiota! Por mí puedes meter esa miseria en dónde sea. —dijo apunta de los nervios, mientras señalaba con el dedo, la entrepierna del susodicho— pero a mí no me tratas así Deidara Katsu. Te vas arrepentir.

Dicho eso, Saku se retiró ardida del gimnasio resonando sus tacos al caminar en dirección a su auto, ya allí dentro del carro se puso el cinturón de seguridad, y luego encendió el motor pero antes de arrancar se quedó mirando al frente unos segundos con la respiración acelerada, un quejido salió de su interior dándole inicio al llanto.

Sí. Llanto, llanto que nunca en su vida experimento por causa del desamor pero más era por la bronca, cabizbaja golpeó repetidas veces con su palma de la mano él volante de aquel vehículo. Hasta lograr calmarse.

𝐄𝐥 𝐂𝐡𝐢𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐨 | 𝑺𝒂𝒔𝒖𝒔𝒂𝒌𝒖 ⚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora