𝐏𝐫𝐨́𝐥𝐨𝐠𝐨

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Siempre tuve miedo.

Cada día que pasaba, temía perderte en cualquier momento.

Me sentía inútil. Al pensar que tal vez, en alguna expedición, no sería capaz de salvarte.

Me aterraba la idea de volver a salir de los muros, sin conseguir resultados y que en cualquiera de esas salidas, te perdiera.

No lo demostraba. Siempre me mostraba serio y despreocupado cuando tú estabas conmigo, lo cual era la mayoría del tiempo. Pues siempre me acompañabas a comer, por las tardes a tomar un té juntos, te quedabas a mi lado en las largas noches de papeleo en mi oficina, entrenabamos juntos por las mañanas y compartías la cama conmigo en las noches, que era el único momento en que podíamos estar tranquilos. O por lo menos yo lo estaba, al sentirte a mi lado, entre mis brazos y cerca de mi cuerpo.

Adoraba verte dormir, tan linda y en paz. Disfrutaba tanto eso, que por esos momentos agradecía mis noches de insomnio, pues así podía permanecer más tiempo despierto. Admirandote.

Me encantaba tenerte a mi lado, aunque algunas veces me cuestionaba si era correcto.

Si, tal vez, lo mejor sería alejarme antes de caer más enamorado por ti. Así sufriría menos si algo llegaba a ocurrir ¿No?

Pero por más que lo intenté, jamás pude apartarme de ti. El solo pensarlo me provocaba un gran dolor en el pecho, difícil de describir, solo podía decir que... Dolía... Dolía mucho.

Toda mi vida pensé que la felicidad era algo que jamás conocería.

Incluso rechacé la idea del amor, al creer que no estaba hecho para mí.

Y entonces llegaste tú. Derrumbando esos muros que construí entre mí y los demás. Entrando en lo más profundo de mi corazón.

Me hiciste sentir feliz. Me hacías sentir amado.

Que había algo por lo que luchar en este cruel mundo. Que por fin tenía un motivo, más fuerte que cualquier otro, para volver con vida.

Entonces, dime... ¿Por qué?...

¿Por qué me diste esperanza, si al final te la llevarías?

¿Por qué la vida seguía empeñada en arrebatarme a las personas que más me importaban y amaba?

¿Cuál fue el error tan grande que cometí para merecer un castigo así?

¿Qué es lo que hice mal?

¿Dejar morir a mis subordinados?

¿No ser capaz de salvar a más personas?

¿Ser débil?

Dime... Por favor contéstame.

¿Por qué te perdí?

Necesito saberlo.

¿En qué momento todo término así?

Respondeme, solo eso te pido.

Por más que lo piense, esas preguntas ya no pueden ser contestadas.

No podrías entender todo lo que daría por tenerte solo unos minutos... No... Incluso unos segundos, de nuevo conmigo. Poder decirte lo mucho que te amo e implorar tu perdón por no poder hacer nada. Por no poder salvarte.

Una vez más confirmó que la felicidad y el amor no son para mí y debí alejarme cuando aún podía.

Si lo hubiera hecho...

Quizá no estaría muriendo de dolor.

𝓛𝓸𝓼𝓮 𝔂𝓸𝓾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora