Eran las cuatro de la mañana, y la música aún seguía saliendo de los parlantes.
El dueño de la casa ya se encontraba en la cocina preparando algo de comer a sus todavía invitados medio sobrios.Mark y Youngjae aún no se había despegado desde hace un par de horas, pero es que era inevitable. Desde que lo vio llegar, un escalofrío se había posado en su columna vertebral y aumento cuando bailaron.
El mayor había creído durante sus 23 años de vida que era asexual, pues nunca había tenido intereses sexuales en sus anteriores relaciones... Hasta hace 4 horas que lo visualizo por primera vez.La verdad era que, su hermano era el dueño de la casa, pero no quería que esto se supiera o la Universidad se volvería un caos para él, pues era una persona tranquila y no le gustaba estar rodeado de tantas personas siendo el centro de atención, pero su hermano le dijo que fuera está vez aunque seguirían con la farsa de no conocerse, pues llegarían chicos del departamento de Artes y había una chica que quería conocerlo, sin muchos ánimos había aceptado a cambio de que su hermano le prestará la consola por un año.
Se había atrevido a trenzar la mitad de su cabello y ponerse un pañuelo alrededor de su cabeza, era guapo y lo sabía. Pero con estos toques aumentaban más sus facciones, sin mencionar que uno de sus amigos le había puesto pecas falsas.
Al llegar esa noche en efecto, la chica se presentó y platico un rato con ella. Pero a los pocos minutos se aburrió y se excuso diciendo que tenía que buscar a un compañero.
Fue cerca de la alberca a sentarse mientras en una de sus manos meneaba ese vaso rojo que tenía un poco de alcohol con refresco de manzana, se seguía preguntando si algún día podría conocer a una persona que no lo hiciera sentir tan raro, y con ese pensamiento al alzar la mirada lo vio.
Youngjae llevaba unos jeans azules que realzaban sus bien definidos muslos, una playera roja ancha que dejaba a la imaginación lo que estaba debajo de ella, su pelo negro estaba rizado, mientras que una leve sombra color rojiza estaba alrededor de sus ojos poniendo enfasis en ese lunar bajo su ojo que era tan cautivador, una chamarra de piel completaba el juego y una sonrisa encantadora era el toque final a su atractivo, el cual cautivó desde el primer segundo a Mark.
Sintió su garganta contraerse mientras que lamia sus labios, tomo de un trago completo el contenido del vaso y fue una vez más a la cocina.
Unas voces llegaron a su espalda.-¿Y a dónde fue?
-No sé, estaba justo detrás de mí. Supongo que encontró a quien buscaba.
-Bueno, al menos aquí hay vasos. Tomemos unos prestados, ¡oye!
Cuando el mayor volteo vio a ese chico sólo a centímetros de él y una sensación en su columna aún se sentía presente.
-Hola, ¿necesitas algo?
-¿Podrías prestarnos unos vasos?, cuando encuentre a mi amigo los volveré a dejar.
-Claro, pero con una condición.
-¿Cuál?
-¿Cómo te llamas?
De algo que se podía jactar el de pelo lila, era el ser directo. Nunca le había gustado irse por las ramas. Su capacidad de enfrentar las cosas era mayor que su vergüenza, apesar del sudor en sus manos que aumentaba.
-Choi Youngjae.
-Bonito nombre Youngjae. Me llamo Mark.
-Un placer... Entonces... ¿esa era la condición?
-Falta una parte.
-¿Cuál es?
-Baila conmigo.
Ya se habían olvidado que un par de personas más estaban en esa habitación, pero incluso ellas sintieron que había una gruesa y gran capa de tensión que irradiaba esa pareja tan inusual.
Sin percatarse ya estaban cerca, ambos tenían un destello singular en su mirada y un par de sonrisas que no podías descifrar tan fácilmente que era lo que buscaban.-Claro, sólo déjame servir primero y vamos.
-Espero.
A decir verdad no creyó que fuera del gusto de Youngjae, pero él siempre intentaba y en esta ocasión no sería la excepción.
-¡Listo!, vamos.
Una canción lenta pero pegajosa comenzó y ambos sacaron sus mejores pasos de baile, el mayor se atrevió colocar una de sus manos en la cintura del pelinegro mientras que esté posaba uno de sus brazos en su hombro, mientras que con la mano tocaba las pequeñas trenzas que tenía en su peinado.
-Lindo, muy lindo.
-¿El qué?
-Tus trenzas, ¿tú las hiciste? Te quedan bien.
-Gracias. Te ves bien de rojo.
-Lo sé, resalta mi piel. ¿No es así?
-Sí, y déjame decirte que el rojo es mi color favorito.
Sus respiraciones que ya se mezclaban era una ligera combinación entre alcohol y goma de mascar, sus sonrisas seguían intactas y sus cuerpos se juntaron cada vez más.
Sin pensarlo sus bocas se encontraron, mientras que las manos del mayor se entrelazaron en la cintura del menor.Youngjae era uno de aquellos chicos del departamento de Artes, él era quién en verdad lo quería conocer. Le había pedido a su mejor amiga que dijera esa mentira porque no quería exponerse tan pronto, pero no creyó que pasaran muchas cosas en tan poco tiempo.
Definitivamente, el color rojo había sido su aliado esta vez, y también el gran vaso de cerveza que había tomado antes de encontrarlo en la cocina para darle ese valor que no creyó que poseía.
La danza de besos siguió pero esas sonrisas no habían desaparecido.
Mark se sentía extraño, mientras que Youngjae no podía con su felicidad.
A lo mejor y Mark había encontrado a esa persona que lo haría sentir menos raro, a lo mejor y que haya ido a esa fiesta no era tan malo después de todo.