Habían pasado diez años desde la última vez que había visto a el menor.
Youngjae regresaba a su pueblo natal para celebrar el cumpleaños de mamá.
Había dejado ese lindo pueblito siendo un adolescente de 17 años en busca de lograr su sueño de ser músico terapéutico. Y ahora regresaba siendo justamente uno de los profesionales más conocidos de su área, incluso el responsable de abrir la carrera en las otras dos Universidades más importantes de la capital del país, creando los planes de estudio.Tenía un lindo departamento, una mascota que ahora se encontraba con su mejor amigo Jackson y acababa de salir de una monótona y complicada relación, dónde prácticamente sólo estaba en ella, porque le recordaban a cierta persona de su pasado...
A pesar de ser exitoso y de cumplir sus sueños de cuando era niño, aún sentía que le faltaba algo.Bajo del taxi y su pintoresca casa le daba la bienvenida.
Nostalgia era lo que se podía divisar en su rostro.- Hola.
Una voz juvenil vino de su espalda, no era necesario voltear pues ese olor tan característico y que lo ayudaba a dormir en sus antiguas noches de insomnio lo reconocía incluso con los ojos cerrados.
- Hola Gyeomie.
Al voltear fue envuelto en un gran y cálido abrazo.
- Hyung, por fin... Por fin.
El menor estaba hipando, y Youngjae estaba más que seguro que la cara de su menor ya se encontraba roja e hinchada.
No lo culparía si lo odiaba, pues había de dejado de tener contacto con él después de irse.
- Estoy aquí, tranquilo.
- No me digas tranquilo, cuando sé que sólo estarás por dos días.
El abrazo se estaba volviendo asfixiante.
No tenía con que refutar lo que el rubio había dicho, ni tampoco tenía el coraje para separarse, así que sólo paso una de sus manos en la espalda del alto y con la otra daba leves golpecitos en su cabeza.- No sabes cuánto te extrañe.
El menor seguía llorando.
Durante dos años había hecho lo mismo, llorar porque no podía localizar a su hyung, había preguntado a su familia pero ellos tampoco sabían sobre dónde estaba o que era lo que hacía, sólo se ponía en contacto una vez al año y era en los cumpleaños de su progenitora, solamente decía "feliz cumpleaños, pronto te visitaré" y colgaba.
Al tercer año de su partida, Yugyeom entro a la preparatoria y dejo de llorar.
Ahora estaba enfocado en estudiar para poder irse a la capital y buscarlo.Cuatro años pasaron y el pequeño adolescente había reprobado por primera vez. Su cabeza era un lío, pues una compañera se le había confesado, pero lo que más le causo curiosidad fue lo parecida que era a su hyung. Así que en vez de estudiar para el examen, divago y no durmió por pensar nuevamente en esa tarde de primavera.
Al quinto año, tomo sus estudios en serio y junto a su mejor amigo BamBam se puso a estudiar para presentar el examen. Su hyung aún rondaba por su mente, su corazón aún lo anhelaba. Pero la esperanza de encontrarlo caía.
Así que cuando su mejor amigo lo beso en esa fiesta de termino de curso, no se opuso. Era su primer beso, y en verdad lo estaba guardando, pero si seguía con esa mentalidad posiblemente nunca tendría experiencias que contar en un futuro.Nunca había formalizado con el tailandés, pero cada que podían se besaban incluso ya habían tenido su primera vez. Ambos estaban bien con su relación. Yugyeom lo quería incluso un poco de manera romántica, pero aunque no quisiera, Youngjae llegaba a su mente y no podía evitar el pensar que posiblemente ya ni se acordaba de él.