Entre cuatro paredes

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Te encontrabas en tu consultorio, estabas atendiendo a una niña que tenía ronchas, eran roja en extremo y por culpa de ellas sus brazos y piernas dolían, enrojecimiento en los ojos, picazón de nariz y garganta.

- es alergia... -dijiste al examinar a la joven- le voy a recetar cetirizina -hablaste con la madre mirándola- tiene que tomar dos comprimidos al día. Y estará bien -le sonreíste a la pequeña.

- gracias doctora -sonrió la niña.

- le aconsejo que no la envíe a la escuela, el antihistamínico no produce somnolencia, pero es mejor que no vaya en estás condiciones

- claro, gracias doctora -se retiró la mujer con su hija dejándote sola.

Te inclinaste un poco en tu cómoda silla y estuviste apunto de agarrar tu teléfono, pero alguien tocó la puerta, volviste a sentarte con postura perfecta y dijiste que pasará, Owen apareció con dos cafés haciendo que sonrías.

Te inclinaste un poco en tu cómoda silla y estuviste apunto de agarrar tu teléfono, pero alguien tocó la puerta, volviste a sentarte con postura perfecta y dijiste que pasará, Owen apareció con dos cafés haciendo que sonrías

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- ¿qué haces aquí? -lo miraste con diversión en tu rostro- dejá la puerta abierta

- supuse que lo necesitarías -te extendió uno de ellos.

- gracias -agarraste la taza de café de plástico con tapa y lo probaste- mm~ un moca

- de nada, bueno, te dejo...

- acabas de llegar y ya te vas -lo miraste alzando una ceña.

- sólo vine a traerte un café, tengo que seguir trabajando. Yo, ésta vez saldré más tarde, así que... -lo interrumpiste.

- así que me quedaré a esperarte o en su defecto me voy y vengo a buscarte. Owen, no eres mi secretario personal, no es necesario que me traigas café, pero igual lo agradezco

- tómalo como un favor... -se acercó a la puerta- a éstas instancias de trabajo ya no podré verte hasta la salida, tal vez un hola en el pasillo

- reíste levemente por sus ocurrencias- oye, no hables así, no es el fin del mundo, eso es el precio de trabajar en el entorno de la medicina

- lo sé... -tuvo la mirada gacha unos minutos- bueno, nos vemos

- adiós, Owen. Gracias por el café -él te sonrió y se fue.

Te quedaste un momento mirando a tu alrededor, la última vez también pasabas los días entre cuatro paredes, Strange solía darte demasiado trabajo evitando que recorrieras el hospital.

Una semana siendo la secretaria personal de Stephen, una larga y agotadora semana, si no hacias esto hacias aquello, él te mandaba hacer toda clase de cosas que te agobiaban, te quedaba poco tiempo para estudiar, te trataba mal y sus explicaciones eran rápidas y complicadas.
Te arrepentía el hecho de querer ser su aprendiz, lo único que te agrada del trabajo era tener que verlo, te parecía hermoso, pero con su carácter no llegaría a nada bueno, al menos eso pensabas tú.

- ¿qué haces ahí? -preguntó Stephen al verte acostada en un sofá que se encontraba en tu oficina.

- deme un minuto -respondiste- ya regresaré a trabajar, me cansé

- no te pregunté si te cansaste, no tienes descanso hasta... -miró su reloj- 30 minutos aproximadamente. Ponte a trabajar ¿ya tienes las listas de los nuevos pacientes?

- si -respondiste con los ojos cerrados aún en el sofá- están sobre la mesa -Stephen con su atuendo de neurocirujano se sentó en una silla para leerlos- unas mujeres llamaron, dijeron lo mismo; que usted no les contesta los mensajes -en eso tu teléfono sonó. Lo sacaste y atendiste sin mirar- Hola... ¿es hoy?... mierda, lo olvidé... de acuerdo... gracias -colgaste. Strange te miraba de reojo- lo siento, era... importante -te levantas del sillón y fuiste al escritorio para seguir trabajando- ¿hoy podría salir temprano señor Strange?

- Doctor Strange -te corrigió- si dejas todo listo, ordenado y presentable lo pensaré

- suspiraste pesadamente- de acuerdo. Ya regreso -saliste de su oficina para ir por un vaso de agua.

Habías dejado tu teléfono en la mesa, grave error, Stephen lo agarró como si fuera el suyo cuando te llegó un mensaje, tenías una invitación a una de las fiestas de los doctores más populares en su carrera, Strange frunció el ceño confundido al no ser invitado, así que para empezar a ir a aquellas galas tendría que hacerse cercano a ti.
Volviste a entrar unos minutos después, Stephen aún estaba sentado en su silla en completo silencio mirando hacia la nada, al cerrar la puerta llamaste su atención haciendo que te mire fijamente.

- lo siento -dijiste pasando por su lado para ir al escritorio- no quise interrumpir, pero debo seguir -tomaste un par de carpetas, las abriste para ver la información y organizarlas

- no te preocupes -te miró con una sonrisa de lado que denotaba mucha picardía- puedes terminarlo mañana

- disculpe ¿qué? -preguntaste al no comprender su repentina forma de actuar.

- me pediste salir antes ¿no es así? -preguntó levantando una ceja.

- sí... -aun seguías sin creer lo que te decía.

- bueno, puedes irte -comentó serio.

- de... acuerdo -tomaste tu bolso y el teléfono que estaba en la mesa- adiós -antes de que él hablara saliste lo más rápido que pudiste.

Caminaste por los pasillos escribiendo en tu teléfono para confirmar que irías a la fiesta, tu padre te envió un gif de el mismo haciendo señales de okey.

Caminaste por los pasillos escribiendo en tu teléfono para confirmar que irías a la fiesta, tu padre te envió un gif de el mismo haciendo señales de okey

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Los recuerdos te hacían ver qué fue lo que hiciste mal; uno de ellos fue confiar en Strange y pensar que él en verdad se había interesado en ti.

- si no hubiera sido tan ingenua -pasaste tus manos por tu cara con pesadez al pensar en toda la bondad y gentileza que poseías años atrás.

El karma es una perra(Stephen Strange)(Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora