• Epílogo •

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Aunque estaba nevando afuera, dentro del departamento se sentía acogedor y cálido. La televisión estaba encendida y transmitían una película de acción a la que Jeno no estaba poniendo atención.

Le encantaban los domingos por ese motivo. Días de no hacer nada, pasar el rato en casa, viendo películas, jugando juegos de mesa, escuchando música. Días ininterrumpidos de poder estar con Huang Renjun.

Su departamento era pequeño, cocina y comedor unidos, un solo baño y dos recámaras. La sala tenía un único sofá, paredes pintadas de amarillo y tenían una planta frente a la ventana porque no encontraron otro sitio para ella. Aún así, amaba ese lugar.

Les tomó un tiempo de ahorros pero finalmente lograron conseguir un piso donde mudarse juntos. A medio camino entre la Universidad de Corea y la Yonsei, para que ambos pudieran trasladarse a sus escuelas cómodamente. Usaban el autobús y a veces las bicicletas, pero no les importaba mientras al final de día pudieran regresar juntos.

No importaba que fuera un departamento pequeño en el quinto piso de un edificio sin ascensor, era el lugar donde al cerrar la puerta estaban juntos.
Un Jeno despeinado que bebía café mientras preparaba sus proyectos para la carrera de leyes, o un Renjun cargado de libros de física nuclear y geometría analítica que leer para su carrera de Astronomía.

Ambos estaban en el segundo semestre de su tercer año de carrera, tenían los exámenes por delante y proyectos que entregar. Pero se habían hecho cargo de todo el día anterior, siempre trabajando hasta tarde si era necesario para así tener el domingo libre.

Esa semana fue difícil pasar tiempo juntos que no involucrara libros de por medio y besos a medias antes de dormir. Así que esa mañana desconectaron del mundo para estar juntos.

Desayuno de cereales que tomaron en la cama, una ducha compartida que incluyó besos y risas traviesas, juegos de mesa donde Renjun dejó ganar a Jeno y un rato del coreano tocando la guitarra mientras cantaba para su novio una canción de Troye Sivan.

Finalmente terminaron en el sofá mirando una película que Jeno ya había olvidado cuál era.
Se había hecho un espacio en el sofá, sobre Renjun, con la mejilla contra su pecho y los dedos del chino jugando entre su cabello. Era un enredo de piernas y brazos, pero estaban muy cómodos.

- Voy a quedarme dormido si sigues haciendo eso.- advirtió Jeno.

- Como si no lo estuvieras haciendo ya.- dijo Renjun.

- Tienes razón. Estoy soñando que hay chino precioso debajo de mí.-

- Suena genial. Yo tengo a un coreano molesto encima.- respondió Renjun, riendo.

Jeno se incorporó un poco para poder mirarlo a la cara, con una sonrisa. La mano que había tenido en la cintura del chico, subió hasta su mejilla para sujetarlo al inclinarse y besarlo.

No importaba el tiempo que pasara, la emoción de besar a Renjun era la misma para él.
Igual que un primer beso que llevara mucho persiguiendo, como ganar una oportunidad que no sabía si merecía pero amaba tener. Se enamoró de Huang Renjun siendo el tutor que se volvió su amigo, y lo amaba aún ahora que llevaban tanto juntos.

Así que lo besó. Inició lentamente, acariciando los labios del chino mientras se sostenía en el brazo del sofá. Renjun soltó un suspiro, ladeando la cabeza, y subió la mano para aferrarse a su camiseta como si temiera que fuera a alejarse de improviso. Jeno mordió su labio con suavidad, haciéndolo abrir la boca para deslizar la lengua en su interior, profundizando el beso para conseguir un poco más de su novio.

Al apartarse, Renjun pasó la mano por su cabello, apartando los mechones oscuros de la frente de Jeno.

- Eh, me estás dando esa mirada.- susurró.

Mine ▪︎ NorenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora