Cuando tu único amigo desaparece de la nada y ninguna de las personas que te rodean son capaces de darte una explicación o mantenerte informado de la situación de su búsqueda-sumado al hecho de que tú padre acaba de morir y tu madre resultó ser una arpía miserable, tacaña y desconsiderada-, en tu mente solo puede haber una cosa: caos.
Vic era más propenso al caos y el desorden que una persona común y corriente, y para su desgracia los eventos trágicos parecían perseguirlo. Las voces de su cabeza empezaban a hablar más y más alto, tanto ruido le hacía mal y no conseguía dormir en las noches. Había perdido el interés por el contacto humano y tal parecía que hasta el habla. Solo había una persona que le provocaba placer el sonido de su voz: la doctora Carbó, pero simplemente durante las consultas se dedicaba a responder las preguntas e interesarse por la investigación sobre la desaparición de Alejandro. Caminaba por los pasillos del hospital como si estuviera cansado y con la mirada ida puesta en los espacios vacíos de las habitaciones.
Su madre y Emilia iban religiosamente a visitarlo en días alternos, estaban molestas la una con la otra y trataban de evitarse continuamente. Victor ya no estaba animado o feliz con sus llegadas, era como si una de la voces le hubiese contado algo terrible de ellas al punto de que consideraba las dos horas de visita diaria una tortura. Se mostraba totalmente apático al tiempo que escuchaba con el mayor abandono posible lo que quisieran comentarle.
Sin embargo, esa tarde cuando su madre llegó tenía la seguridad de que algo importante había ocurrido y que debía estar al corriente de la situación porque esto sería un tema serio. En efecto, no se equivocaba...
Raquel se abrió paso en la habitación 36 sin llamar a la puerta o hacer el más mínimo ruido. Estaba vestida como una mujer de alta sociedad que acababa de regresar de un elegante evento y llevaba un glamuroso peinado. Vio a su hijo tumbado en la cama y se acercó sutilmente sentándose en la orilla de la cama, justo lado al de su cabeza.
—Mi amor, ¿estás bien?¿ Qué tal ha ido el día?—preguntó con voz dulce.
Victor que estaba acostado de lado dándole la cara a la pared no se molestó en responder, solo se viró boca arriba y le sostuvo la mirada a su madre.
—Supongo que esta será otra visita en la que tendré que hacer un monólogo— dijo entonando los ojos y con un toque de ironía en la voz la mujer.
Al ver que ni un músculo se movía en la cara de su hijo nuevamente, se levantó de la cama y empezó a dar paseos por el cuarto.
—Perfecto porque tengo que contarte algo que me pasó hoy y es una historia bastante larga—hizo una pausa para buscar si la mirada de Vic la seguía y al ver que sí, continuó.
—Hoy fui al juzgado a recoger unos papeles tuyos, te demandaron, ¿ lo sabías?—dijo en forma poco cariñosa.
—Fuiste tú, ¿No?— Respondió poco sorprendido el chico.
—El otro día una de las enfermeras me dijo que Em te había dado unos papeles a firmar y eso me preocupó mucho. Ella no es lo que nosotros creíamos, el otro día se atrevió a insinuarme que sabe lo de Hugo— Jum, se interrumpió— no sé que piensa hacer con esa información, que de seguro fue Jo la que se lo comentó, ¡ Que niña más inconsciente era tu hermana, la verdad! Bueno el caso es que ante ese evento en el que ella se aprovechó de ti y te hizo firmar no sé que papeles, tuve que tomar medidas y pedirle al juez tu incapacitación mental. Reconozco que puede parecer algo feo y cruel pero soy tu madre y lo hago por tu bien, ahora ella no va a poder quitarte nada porque antes tendría que pasar por mi y yo si no me voy a dejar engañar, vaya tú a saber que documento te hizo firmar.... —decía despectivamente la señora.
—Mamá, era para actualizar mis documentos de identidad que ya habían caducado— interrumpió apático el joven— Sabía desde lo que hiciste con mi abuelo que no tardarías mucho en dar este paso, pero eres sorprendentemente estúpida— su cara ahora era burlona y divertida—¿ Cuál es el punto de que me quites mis bienes o tomes posesión de ellos si no tengo nada? Todo está a nombre del abuelo— concluyó Victor.
—NO ME TRATES DE ESA MANERA¿CÓMO ME VAS A HABLAR ASÍ? ¡SOY TU MADRE! y por supuesto,sé las propiedades que cada miembro de esta familia tiene, solo estaba tomando precaución porque sé que Emilia está cavilando algo, mira el mismo ejemplo de lo de Hugo. Es una interesada, siempre lo fue, ¿cómo no lo ví antes? Siempre le tuvo envidia a tu hermana, desde niñas. ¡ HAY QUE SACARLA DE NUESTRAS VIDAS!—comenzaba a gritar la madre alterada.
—Mira mamá, me da igual lo que pienses o lo que quieras, quédate con todo lo que desees, saca a quien se te antoje de la familia, haz tus cosas, pero seme sincera con esto que te voy a preguntar ahora, ¿ la doctora Carbó fue la que firmó el expediente de mi perfil psicológico que le llevaste al juez?—interrogó con interés en la mirada por primera vez.
—Si, claro que fue ella, es tu doctora y tampoco es que estuviera diciendo ninguna mentira, ¿ o si?— le contestó con naturalidad.
Victor se volvió a acostar de lado mirando a la pared, dándole la espalda a su madre y solo le dijo— Vete ya.
Raquel lo miró por unos segundos y al ver el desprecio que le otorgaba su hijo decidió marcharse. Volvió a acercase a la cama de Vic, le plantó un beso en la mejilla y al darse vuelta sintió como la mano firme de él le impidió que se alejara.
—¿ Qué pasa ahora Vic?
—¿Quién es Hugo?
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Si te esta gustando deja una estrellita y tu comentario.Veremos en el próximo capítulo si Em es tan mala como la está pintando Raquel.
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El heredero
Mystery / Thriller¿Existe algún límite para la crueldad humana?¿Cuántos y quiénes de tus seres queridos matarían por ser tú?¿Qué es lo que pasa cuando ya no tienes nada claro y no sabes en quién confiar? ¿La familia es para siempre?