Capítulo 7 : La Arpía

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Victor todavía no se podía creer lo que acababa de escuchar, se dejó caer sobre la punta de la cama de repente porque sus piernas se volvieron débiles, él completo dejó de funcionar por un instante.

— ¿Qué tú hiciste qué?—gritó con miedo
Raquel lo miraba indolente, el frío de su mirada podía congelar cualquier alma en ese momento y como si lo que le estuviera planteando a su hijo fuera tan natural como cepillarse los dientes le restó importancia al tono alarmante con el que su hijo la observaba.

— Si, mira tú eres muy inocente y joven para entenderlo, pero ahora mismo con la crisis económica que enfrenta la familia y todos los problemas tu abuelo solo generaba gastos, además de que todo lo de familia — entornó lo ojos mientras se expresaba con voz cansina-estuviera a nombre de él me impedía poder moverme en el mercado y realizar mis inversiones- concluyó la mujer.

El hijo la miraba ya no con temor más bien profundo dolor y preocupación, pero de su boca no salió un solo sonido.

—Ayy Vic relájate, solo adelanté los acontecimientos ya estaba viejo y enfermo, le evité muchos dolores, en el fondo me lo debe estar agradeciendo, pero si lo que te preocupa es que tuvo una muerte terrible y espantosa déjame tranquilizarte: no sufrió para nada, fue como iniciar un sueño profundo— se carcajeó con ironía — ¿Por quién me tomas? No soy un monstruo.

El muchacho seguía sin hablar, lo cual en realidad era innecesario puesto que su expresión reflejaba perfectamente los tortuosos sentimientos que le invadían el cuerpo, pero tras inspirar de manera profunda pudo por fin separar sus labios y expresarse con palabras.

—Te voy a denunciar, eres.. eres.. una asesina. No quiero que vengas más a verme. ¡Vete! En cuanto salgas por esa puerta juro por mi hermana que te voy a denunciar- decía el muchacho entre gritos y lágrimas.

Indolente Raquel elevó la comisura derecha de la boca dejando escapar una sonrisa de arpía vencedora.

—Cariño no creo que eso sea posible, en primer lugar, no jures por tu hermana ella está muerta por si lo olvidabas. En segundo lugar, eres un discapacitado mental tu testimonio no tiene validez en ninguna parte, recuerda que yo soy tu representante legal, y en tercero, quería decírtelo de otra manera, pero tú lo quisiste, así que yo no me voy a ir de aquí, NOS vamos a ir de aquí, no puedo confiar en un hospital al que se le escapen los pacientes como fue el caso de ese que tu decías que era tu amigo, ¿Cómo era que se llamaba? emm Alejandro, ¿No?

Las palabras de la señora fueron para Vic más venenosas que cualquier cianuro, ya no solo la psiquis del joven había sido destruida, ahora se replanteaba toda su historia de vida, porque nunca imaginó de qué podría ser capaz su propia madre, ¿cuándo había cambiado tanto? O a lo mejor es que siempre fue así.

Con menos voluntad que vida en el alma, se vio forzado a abandonar de forma precipitada, el único lugar que sabía le podría proporcionar alguna pista del paradero de Alejandro y que este era el adiós definitivo con su doctora Ángela, por la cual sentía tanta fascinación e intriga. Básicamente sus dos únicos objetivos en su “nueva vida” acababan de ser frustrados por su querida madre.

***

Ese mismo día en la noche Vic pisaba por primera vez el sucio y maltratado suelo de un edificio viejo y estropeado que no tenía ningún tipo de identificación en su fachada. Al avanzar por el recibidor que era un pasillo estrecho y siniestro pudo percibir un desagradable olor de putrefacción, definitivamente nada que ver con su anterior clínica. Cuando por fin llegaron a la recepción, los esperaba delante de una mesa que parecía ser más vieja que el tiempo un hombre adentrado en sus cuarenta años, muy canoso y con una ropa negra y mugrosa.

—Bienvenido al Instituto Psiquiátrico, espero que su estancia sea de su agrado— pronunció el señor como de forma automática e inexpresiva.

Victor que no quería ni mirar a su madre que era la que lo acompañaba hacia su habitación como si ya supiera de antemano cual era y como se llegaba se concentraba en mirar el aspecto deprimente e insalubre del lugar. Las paredes estaban despintadas y mohosas. El piso tan sucio que se le pegaban los zapatos y le costaba dar pasos. Había basura por todas partes, ¿cómo podría ser este un centro de salud? ¿Por qué tenía un nombre tan básico e irreconocible? Evidentemente era una institución ilegal donde las personas dejaban a sus familiares no gratos o a los que ya les estorbaban.

Su habitación era la última, había tres camas de hierro colocadas una al lado de la otra con una separación de dos metros. La ropa de cama se veía muy desgastada y tenía el color beige que indica que es una pieza de tela demasiado vieja, mucho más vieja que el propio Vic. La habitación era muy amplia pero estaba mugrosa y muy poco iluminada.

La madre, que llevaba una pequeña bolsa donde estaban las cosas de él, lanzó a una de las camas y sin despedirse siquiera salió apresuradamente.

Victor se sentó al borde de la cama totalmente perdido, observaba como un niño pequeño cada detalle de la tétrica habitación, por la cual sentía una repulsión excesiva. Sin embargo, no pudo seguir detallando su nuevo cuarto porque fue interrumpido por la llegada de tres ¿pacientes?

Sus compañeros de cuarto al parecer, pero luego miró con más detalle y se dio cuenta que había entre ellos una mujer joven, la que por cierto vestía una bata que parecía hecha con una de las sábanas de la cama de Vic, dejaba caer sobre su espalda una larga, rubia y grasosa cabellera, lo cual le daba un aire de loca de manicomio como en épocas anteriores. Los dos hombres que entraron lucían un poco mejor que ella la verdad, pero lo sorprendente es que también eran bastantes jóvenes, realmente alarmante para la cabeza de Vic estos detalles.

Finalmente apartó la vista de ellos y se puso a deshacer su pequeño bolso. Entre una cosa y otra se le ocurrió cambiarse de ropa y ponerse su “uniforme” de enfermo, pero al recordar que había una chica en el cuarto se cohibió un poco, alzaó la vista para buscar dónde se encontraba y se percató de que la mujer y uno de los hombres estaban manteniendo relaciones sexuales, mientras el tercero ya había abandonado el lugar. Victor en shock, no por la película en vivo sino más bien por la categoría cutre y patética de aquel “instituto psiquiátrico” que permitía tal comportamiento salió apresurado de su cuarto para buscar algún jardín donde respirar aire limpio.

Mientras caminaba por uno de los pasillos un poco perdido, se tropezó con un enfermero que lo tomó por el brazo cuando estaba desprevenido y lo llevó hacia un cuarto que estaba en penumbras al punto de que no se veía ni una silueta allí dentro. De repente ZAS un pinchazo en el hombro lo toma por sorpresa, por su mente solo pasaba la idea:

—¿Qué mierda de lugar es este? ¿Qué fue eso? ¿Me drogaron? 

Pero sintiendo como las mismas manos que lo empujaron a ese cuarto ahora lo expulsaban de allí con tosquedad, tuvo la desgracia de chocar con alguien, que para su asombro cuando levantó la mirada ya le era un rosto familiar.

—No lo puedo creer, ¿qué hace ella aquí? —era el pensamiento que ahora invadía su mente.

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⏰ Última actualización: Feb 11, 2021 ⏰

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