El heredero

Capítulo 3: Pérdida doble

Las sesiones con la doctora eran diarias y Victor más que esperanzado por el efecto positivo que estaban teniendo las terapias y los medicamentos se sentía frustrado al no poder recordar donde habían coincidido antes él y su psiquiatra. Esa curiosidad le carcomía en los pensamientos a cada rato y en más de una ocasión acribillaba a la doctora con preguntas personales de donde sacar alguna pista que pudiera activarle alguna memoria con ella, obviamente esta esquivaba dar cualquier tipo de respuestas por ser antiético y poco profesional, no obstante, comprendiendo la necesidad de Vic de socializar tuvo el detalle de presentarle a uno de los pacientes del centro un día al terminar la consulta: Alejandro.

Alejandro era el más cuerdo de todos los pacientes del hospital. Tenía unos 23 años, era muy alto, de pelo alborotado y rubio con facciones muy atractivas y masculinas, su delgadez encajaba con el típico cliché de toxicómano consumido por los químicos. Lo que lo mantenía allí era la drogodependencia y llevaba ya 4 meses siendo atendido. Sin embargo, resultaba interesante en su caso que él ingresó al instituto médico por decisión propia sin haber pisado jamás una sala de urgencias por sobredosis.

Al poco tiempo de ser presentados hicieron excelentes migas y compartían todo el rato que podían permitirse juntos. Se habían creado su propia rutina: pasaban juntos las mañanas en el amplio jardín del hospital y disfrutaban del almuerzo, las tardes cada uno la pasaba en sus respectivas consultas y más adelantado el reloj Alejandro se iba a leer a una de las salas del centro y Vic recibía la visita de alguno de sus padres y cada vez con menos frecuencia de Em, tiempo que compartían junto al abuelo Roberto que se encontraba en una sala justo al otro extremo del edificio con los pacientes etiquetados vulgarmente como "casos perdidos". Finalmente, se volvía n a encontrar en la hora del aseo, la cena y el sueño.

La monotonía de la rutina fue consumiendo las semanas que se convirtieron en meses y sin percibirlo casi se acercaba el aniversario del ingreso de Victor, quien había mejorado notablemente. La terapia y las pastillas fueron fructíferas al punto de que los estados de delirios del joven eran nulos, resultados de los que se enorgullecía la doctora Carbó que comenzaba a desarrollar un cariño especial por su paciente más fisgón.

El período de tranquilidad que atravesaba Victor solo era la premisa premisa para todo lo que aun le esperaba. No lo sabía pero estaba en el ojo del huracán y los desatres ya se acercaban.

Esa mañana Victor recibió una visita que alteraba por completo su cuadrada monotonía. Emilia por primera vez en varios meses se aparecía allí y fuera del horario del horario reglamentado. En la mente de Victor se maquinaban a mil las posibles razones de la visita de a quien él ya prácticamente consideraba su ex.

La reunión fuera de horario tuvo lugar en la oficina de la doctora Ángela, quien la había autorizado e insistido en estar presente.

Victor vio a Emilia sentada allí cuando entró a la oficina, lucía ojerosa y deprimida. Tenía un aura de tristeza como si hubiese estado sufriendo durante un largo tiempo, estaba extremadamente flaca, casi raquítica, pero nada de esto le hacía perder el aire de semanjanza que una vez tuvieron ella y Jo. Tan así era que Vic por un momento se imaginó a su hermana descomponerse de esa forma.

— Victor lo que te tengo que decir es algo difícil, pero verdaderamente lo complicado es que sea yo quien te lo diga— la joven suspiró profundamente— Mira yo sé que no he estado para nada presente en tu vida este último año, pero créeme cuando te digo que tuve mis razones y estoy segura de que tú lo vas a entender cuando te lo explique— se expresó la muchacha con parsimonia.

Victor miraba de arriba a abajo a Em casi con desprecio mientras ella hablaba y al concluir se limitó a decir

— Em sin rodeos,¿qué pasa?— le preguntó con impaciencia Vic a su novia.

— Es que se suponía que no iba a ser yo la que te tendría que decir esto, es que,¡ Ay Dios mío como extraño a Jo! Ella sabría manejar todo esto— gimoteó la delgada joven.

La doctora Carbó que se impacientó al ver las trabas que ponía la chica para decir lo que "se suponía que no debía decir ella" interrumpió los lamentos de Emilia.

—Victor, tu padre falleció esta madrugada. Murió de un infarto, fue rápido y fulminante ni siquiera pudo aguantar hasta el hospital. De verdad lo siento mucho, sé por tu propia boca lo mucho que lo querías y todo lo que representaba para ti— sentenció la doctora.

Em lloraba a cántaros, Victor palidecía. Un jarro de agua fría caía sobre él nuevamente.

Cualquier cosa podría estar pasando por su mente, cualquier tipo de preguntas estarían invadiendo sus pensamientos, pero solo pronunció dos palabras.

—¿Y mamá?

Em incrementó el sonido de los lamentos, Ángela la miró con exasperación y cuando abría la boca para responderle a Vic, tocaron a la puerta del despacho. Rápidamente se acercó a la puerta y la abrió de mala gana con todo un discurso preparado de que la habían interrumpido en medio de una reunión con su paciente, pero fue intervenida por una enfermera.

—Doctora la necesitamos, es un asunto muy importante, el director convocó a una reunión de urgencia— se apresuró a decir la enfermera ya entrada en años .

Ángela se quedó muy sorprendida y disculpándose con Victor y Emilia se marchó de la oficina.

— Em te repito la pregunta,¿y mamá?—espetó nervioso el muchacho.

Emilia se secó las lágrimas, tomó aire y se decidió a contarlo todo.

—Carlos llevaba enfermo 6 meses, pero ellos no querían contarte nada y yo...yo...

yo si quería que tú supieras todo, más allá de que estabas enfermo o no, eres...eras su único hijo y bueno...tuvimos una discusión muy fea y decidí no visitarte más hasta que ellos no te contaran. Carlos tenía la presión arterial descompensada y mil problemas cardíacos, incluso le habían concertado una fecha de operación ya, pero...nos tomó muy tarde— explicaba Emilia desesperada.

—¿Qué dónde está mi mamá? EMILIA ¿DÓNDE ESTÁ MI MADRE?—gritó a todo pulmón Victor.

—Llevandose a tu abuelo de aquí— respondió de forma intuitiva la desestabilizada Emilia.

—¿QUÉ?

—Ahora que Carlos no está y tú bueno...ya sabes lo que pasa contigo, digamos que no contamos con los fondos suficientes para mantenerlos a los dos aquí si no hay fuentes de ingresos que entren de forma constante como antes...— concluyó ella.

—Esa es la cosa más estúpida que he escuchado en mi vida, mi padre lleva ¿cuánto? 5 horas muerto y ya no tenemos dinero para cuidar del abuelo, por favor— dio un golpe con el puño cerrado en el escritorio de la doctora—Esto no se va a quedar así— y diciendo esto salió disparado de la oficina, dejando a Em envuelta en el llanto y la desesperación.

Victor caminaba a toda prisa, subía las escaleras buscando desesperadamente la oficina del director necesitaba detener esta locura. Estaba más que furioso, sentía como la ira recorría sus venas y se esparcía dentro de él, se sentía decepcionado de la actitud déspota de su madre y la falta de carácter de su novia. Por fin llegaba al piso de la dirección, solo quería llegar y abrir la puerta sin modales ningunos, exigiendo que dejaran a su abuelo ahí, no tenía claro lo que iba a decir pero de que iba a formar un escándalo estaba seguro. Sin embargo, al estar frente a frente con la puerta de la dirección la frase que escuchó lo detuvo.

—El punto es que un paciente está desaparecido, esto es lo más humillante que nos podía pasar como hospital de internamiento, Alejandro no durmió anoche en la instalación.

****

Uff en este capítulo se empieza a ver la verdadera cara de alguno de los personajes... ☹️

¿Cómo encaja Alejandro en toda esta historia?

Todavía Victor no sabe de donde conoce a la doctora.

El próximo capítulo viene super fuerte...

Si les gusta lo que han leído hasta ahora por favor denme su estrellita y siéntase libres de comentar sus teorías

Tengo un perfil en Instagram donde estoy publicando noticias sobre las publicaciones y a lo mejor alguna que otra primicia sobre historia ❤️❤️

Ig— wwriters90s