Icarus interlude

Capítulo Uno.

Un Jungkook de cinco años se encontraba jugando en el jardín de un orfanato. Sus padres se enteraron qué, a tan poca edad el niño sufría de transtornos mentales, por lo que buscaron el orfanato menos conocido posible en Corea, enviándolo al de Daegu.

A pesar del abandono de sus padres, Jungkook era un niño "feliz". Ningún niño quería jugar con él, o si quiera dirigirle la palabra. Pero él estaba bien con eso, después de todo tenía un amigo especial.

— Hola pequeño. — Se acercó la única persona en el lugar que lo trataba bien, su nana. — ¿Qué estás haciendo?

— Shhhhhh, estoy jugando a las escondidas con Taehyung. — La mujer sonrió al ver lo tierno que se veía el pequeño kook.

— ¿Sí?, Oh mi lindo jungkookie ¿Hiciste un amigo nuevo?— Preguntó acariciando la cabeza del niño. Él azabache asintió y corrió hacía los columpios del jardín.

— Ven Taehyung, quiero presentarte a nana— Corrió dónde estaba la mujer. — Mira Nana, el es mi amigo especial Taehyung.— La mujer sorprendida volvió a ver al lugar señalado por Jungkook pero estaba vacío. Dirigió su mirada al niño esperando a que fuera una broma pero el niño se veía ansioso por una respuesta.

— Oh, mucho gusto Taehyung. — Sonrió forzadamente antes de levantarse de su asiento. — Lo siendo cariño, debo irme, pórtate bien. — Y sin decir más, la mujer se alejó con pasos apresurados.

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Después de descubrir que Jungkook empezaba a hablar con alguien que no existía, las enfermeras decidieron apartarlo de los demás niños para evitar algún tipo de problema y que con el tiempo este amigo imaginario desapareciera. Pero pasó el tiempo, Jungkook ya tenía 11 años y Taehyung no desaparecía.

— Quítate maldito imbécil— otro niño empujó a Jungkook haciendo que este cayera al suelo y se raspara la rodilla, comenzó a llorar y a llorar, el bullying en el orfanato se hacía cada vez más grande. —Nadie quiere estar con un raro como tú, las enfermeras dicen que estás loco.

— No es cierto!— gritaba el azabache mientras lloraba. — No es cierto! No he hecho nada malo.

—Deja de llorar cara de rata. — Luego de decir aquello Jungkook se hizo una bolita en el suelo mientras todos lo pateaban.

— Basta! — Entraron las enfermeras al lugar. — Niños ¿Que creen que hacen!?— Apartaron a todos los que estaban pateando al azabache y lo ayudaron a ponerse de pie. —A detención, ahora!

Para el anochecer, todos estaban en sus respectivos dormitorios menos Jungkook, esperó a que todos durmieran y salió de su habitación en silencio, caminó de puntillas tratando de ver algo en la oscuridad, y se encaminó a la cocina.

Tomó el cuchillo que estaba sobre la mesa y siguió en lo que estaba hasta detenerse en la puerta 306 de los dormitorios. Abrió lentamente la puerta, un chirrido sonó en medio del silencio y se encogió pensando que alguien despertaría. Esperó unos minutos y al ver que todo seguía igual se adentró en la habitación cerrando la puerta. Se paró al lado de una cama, y en ella estaba el chico que lo molestó y lo golpeó esa misma mañana.

Mátalo, el te lastimó.
No te merece, debes matarlo.
Vamos, dale con el cuchillo.

Jungkook parecía ido, las voces de su cabeza no se detenían, logró ver a alguien más en la habitación, se acercó y vió una sombra negra.

— No dudes en hacerlo, debes matarlo.— Una voz sombría se hizo presente y supo que era su amigo especial. —No tendrás otra oportunidad, hazlo.

Logrando convencerse por su amigo, tiró suavemente de la sábana que cubría al chico, lo miró unos minutos más y sujetó el arma blanca con sus dos manos, las levantó mientras escuchó a Taehyung decir —La venganza es un plato que se sirve frío hijo de puta.

Luego dejó caer sus brazos clavando el cuchillo en el pecho del chico, la sangre salpicó por todos lados y Jungkook miró fascinado las manchas por su piel, sintió la ira correr por sus venas y comenzó a a apuñalar repetidamente al cuerpo que yacía sin vida en la cama. Siete, díez, doce veces. Hasta que se sintió satisfecho.

— Bien hecho mi pequeño, nadie va a molestarte nunca más.— Miró a Taehyung antes de sonreír. — ¿Juntos hasta el final?— alzaron sus meniques — Juntos hasta el final. — Y con eso dicho sellaron su promesa cruzando sus dedos.

A la mañana siguiente Jungkook se despertó por los gritos de las enfermeras en todo el lugar. —Dios mío, ten piedad de nosotros— Dijo una mientras veía al cuerpo con múltiples cortadas. Entró otra enfermera y dijo. —Madre Rosío, tenemos la copia de vídeo de las cámaras de seguridad, fue Jeon Jungkook.