Prologo

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Grant
¿Por qué me encontraba aquí? ¿Cuál era el maldito propósito? ¿Cómo conseguí estar tan mal? ¿En serio? En el pasado, fui capaz de liberarme de sus garras y alejarme. Nannette fue mi follada rápida por años, pero luego se puso toda necesitada. Y me gustó. De alguna manera, se las arregló para meterse bajo mi piel. Deseaba ser querido —era así de patético. Mi papá rara vez me llamaba; mi mamá decidió que prefería a los modelos franceses por sobre mí hace años.
Me hallaba bastante jodido.
Ya era hora de superarlo. Nan me necesitó por un tiempo cuando sintió que perdía a Rush, su hermano y lugar seguro, por su nueva vida con su esposa e hijo. No es que Rush no la fuera a recibir con los brazos abiertos —simplemente ella era una perra. Todo lo que tenía que hacer era aceptar a la esposa de Rush, Blaire. Eso era todo. Pero la testaruda mujer no lo haría.
Los míos fueron los brazos a los que corrió, y como un tonto los abrí para ella. Ahora, todo lo que tenía era un montón de maldito drama y un corazón ligeramente dañado. Ella no lo reclamó. No del todo. Pero tocó un lugar que nadie más. Me necesitó. Nadie jamás me había necesitado. Me hizo débil.
Para probar mi punto, me encontraba aquí en la casa del padre de Nan, buscándola, esperándola. Enloqueció de nuevo, y Rush no vino a su rescate. Colgó su capa de Superman y decidió que sus días de venir a rescatar a Nan terminaron. Yo quería eso. Tan enfermo como era, quería ser su héroe. Maldición, era un marica.
—Bebe, chico. Joder, sabes que lo necesitas —dijo Kiro, el padre de Nan, mientras empujaba una botella de tequila medio vacía en mis manos. Kiro era el vocalista de la banda de rock más legendaria del mundo. Slacker Demon existía  hace veinte años, y sus canciones todavía se disparaban al número uno cada vez que lanzaban un nuevo álbum.
Empecé a discutir, pero cambié de opinión. Tenía razón. Necesitaba un trago. No pensé en donde estuvo la boca del tipo cuando toqué el borde de la botella con mis labios y la incliné.
—Eres un chico inteligente, Grant. Lo que no puedo entender es por qué diablos estás aguantando a Nan —dijo Kiro mientras se hundía en el sofá de cuero blanco frente a mí. Usaba un par de ajustados pantalones negros y una camisa plateada abierta. Los tatuajes cubrían su pecho y brazos. Las mujeres aún enloquecían por él. No era su aspecto. Él era demasiado malditamente delgado. Una dieta de alcohol y drogas te hacía eso. Pero era Kiro. Eso era todo lo que les importaba.
—¿Me vas a ignorar? Demonios, es mi hija y no puedo soportarla. Maldita perra loca, es igual que su mamá —dijo arrastrando las palabras antes de darle una calada a su porro.
—Es suficiente, papi. —La voz musical que últimamente encontraba su camino a mis fantasías llegó desde la puerta.
—Ahí está mi pequeña niña. Salió de su habitación a visitarnos —dijo Kiro, sonriéndole a la hija que realmente amaba. A la que no abandonó. Harlow Manning era impresionante. No se veía como la hija de una estrella de rock. Parecía una inocente y dulce chica de campo, con largo cabello oscuro y ojos que te hacían olvidar tu maldito nombre.
—Vine a ver si planeabas comer la cena en casa esta noche o si ibas a salir — dijo ella. La observé mientras entraba en la habitación y me ignoró a propósito. Eso sólo me hizo sonreír.
Yo no le gustaba. La conocí en la fiesta de compromiso de Rush y Blaire y luego hablé con ella en la recepción de la boda. En ambas ocasiones, no terminó bien.
—Pensaba salir. Necesito un poco de fiesta. Me he quedado en esta casa demasiado maldito tiempo.
—Oh. Bien —dijo en esa suave voz que juro era embriagadora.
Kiro frunció el ceño. —¿Te sientes sola? ¿Encerrarte en esa habitación con tus libros ya te ha afectado, pequeña?
No podía quitar mis ojos de Harlow. Rara vez la veía cuando venía aquí. Nan no era exactamente amable con ella. Entendía por qué no le gustaba. La devoraban los celos en todo lo que concernía a Harlow. Aunque no fuera su culpa  que Kiro la amara y no pareciera dar una mierda por Nan. Harlow iluminaba una habitación cuando entraba. Tenía una tranquilidad en ella que era difícil de explicar. Te hacía querer acercarte y ver si podías sumergirte. Ella lograba fácilmente que alguien tan egoísta como Kiro la amara. Nan hacía difícil que la gente normal la amara —mucho menos alguien como Kiro Manning.
—No, estoy bien. Sólo iba a esperar y comer contigo si planeabas comer aquí. Si no es así, comeré un sándwich en mi habitación.
Kiro comenzó a sacudir la cabeza. —No me gusta eso. Pasas demasiado tiempo allí. Quiero que dejes la lectura esta noche. Grant está aquí y necesita un poco de compañía. Es un buen tipo. Habla con él. Pueden cenar juntos mientras espera que Nan regrese.
Harlow se tensó y finalmente me miró, pero sólo por un momento. —No lo creo.
—Vamos, no seas presuntuosa. Grant es un amigo de la familia. Es el hermano de Rush. Cena con él.
La columna de Harlow se tensó aún más. No volvió a hacer contacto visual conmigo. —No es hermano de Rush. Si lo fuera, sería aún más repugnante que duerma con Nan.
Kiro sonrió como si Harlow fuera la persona más divertida en el mundo y estuviera orgulloso de su coraje. —Mi gatita tiene garras, y al parecer sólo tú haces que las saque. Dormir con la malvada hermana te ha puesto en la lista negra de mi pequeña. Eso sí que es bastante divertido. —Parecía extremadamente divertido mientras tomaba otra larga calada de su porro.
No me divertía. No me gustaba el hecho de que Harlow me odiase. Aun no me encontraba seguro de cómo demonios arreglarlo. Darle la espalda a Nan no era posible. No sería capaz de manejar a alguien más dejándola. Incluso si su puto trasero lo merecía. No me permitiría pensar en la banda de chicos con la que ella actualmente dormía. Supongo que me equivocaba sobre esos tipos. Pensé que ellos dormían unos con otros. En su lugar, todos dormían con Nan.
—Ten una buena noche, papi —dijo Harlow, luego se giró y salió de la habitación antes de que Kiro pudiera exigirle que se quedara conmigo.
Kiro echó su cabeza hacia atrás y cerró los ojos. —Es una pena que te odie. Es especial. Sólo he conocido a otra como ella, y fue su mamá. La mujer robó mi corazón. La adoraba. Adoraba el puto suelo que pisaba. Habría tirado toda esta mierda por ella. Planeé hacerlo. Sólo quería despertar cada mañana y verla allí a mi  lado. Quería verla con nuestra niña y saber que eran mías. Pero Dios la quería más. Se la llevó jodidamente lejos de mí. Nunca lo superaré. Nunca.
Esta no era la primera vez que lo escuchaba divagar sobre la madre de Harlow. Lo hacía cada vez que se drogaba. Era la primer cosa que venía a su mente. No conocía ese tipo de amor. Sin embargo, me asustaba demasiado. No podía asegurar que jamás quisiera conocerlo. Kiro nunca se recuperó. Conocí al hombre cuando era un niño y mi papá se casó con la mamá de Rush. Rush le rogó a su padre, Dean Finlay, el baterista de Slacker Demon, llevarme con ellos en una de sus visitas de fin de semana.
Estuve maravillado. Fue el primero de muchos fines de semana. Y Kiro siempre‖hablaba‖de‖"ella"‖y‖maldecía‖a‖Dios‖por‖llev{rsela.‖Me‖fascinó,‖incluso‖de‖ niño. Nunca fui testigo de esa clase de devoción.
Incluso después del corto matrimonio de mi papá con la mamá de Rush, Georgianna, permanecí cerca de Rush. Su padre aún iba a recogerme a veces, cuando venía a visitar a Rush. Crecí conociendo personalmente a la banda de rock más legendaria del mundo.
—Nan la odia. ¿Quién diablos puede odiar a Harlow? Es demasiado condenadamente dulce para odiarla. La chica no le ha hecho nada a Nan, aun así Nan es mala como una maldita serpiente. La pobre Harlow se mantiene lejos de ella. No me gusta ver a mi niña tan indefensa. Necesita endurecerse. Necesita un amigo. —Kiro puso el porro en un cenicero y giró su cabeza para mirarme—. Se su amigo, hijo. Necesita uno.
Quería ser mucho más que el amigo de Harlow Manning. Pero ni siquiera me miraría. Intenté más de una vez darle una de mis estremecedoras sonrisas, pero apenas me miraba. Me volvía loco. —No estoy seguro de que pueda ser su amigo y el de Nan al mismo tiempo.
Kiro frunció el ceño, luego se sentó y se inclinó hacia delante. —Hay tres tipos de mujeres en este mundo. El tipo que te deja seco y sin nada. El tipo que sólo quiere un buen rato. Y el tipo que hace que la vida valga la maldita pena. Ese último‖ tipo...‖ la‖ mujer‖ correcta‖ es‖ la‖ que‖ da‖ tanto‖ como‖ toma,‖ y‖ tú‖ no‖ puedes‖ conseguir‖suficiente.‖Ella‖es‖del‖tipo‖que...‖si‖la‖pierdes,‖te‖pierdes‖a‖ti‖mismo.
Sus ojos enrojecidos me dijeron que no fumó sólo un porro hoy. Pero incluso drogado, tenía sentido. Si alguien sabía de mujeres, ese era Kiro Manning.
—He tenido a las tres. Desearía bastante haber permanecido lejos de la primera.‖ La‖ segunda‖ es‖ todo‖ lo‖ que‖ toco‖ ya.‖ Pero‖ esa‖ tercera...‖ nunca‖ seré‖ el‖ mismo. Y no me vendería ni un minuto que tuve con la mamá de Harlow.
     Pasó la mano por su desastroso cabello. —Nannette, ella es del primer tipo. Ten cuidado con las del primer tipo. Te joden y se alejan riendo.
   
   
   

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