carta doce

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Marzo 2

Sam, creo que de nuevo faltaré a clases.

No lo sé, creí que jamás volvería a tomar esas pastillas, pero en verdad necesitaba descansar de todo lo que pasó esta semana, y porque simplemente no aguanto estar despierto, sabiendo que no quieres ni mirarme.

Me cansé, Sam, ya me rendí.

Quería estar aquí más tiempo contigo, esperando y luchando porque regreses con Pelusa y conmigo.

Pero, ya no puedo, estoy en mi límite, Sam, y me duele el simple hecho de seguir respirando.

Ya no tengo mucho qué pensar, pero no quiero soltarte, si acaso despierto, quizá cuando vuelva te busque por toda la escuela, y por más que me ignores te seguiré, porque tienes que escucharme.

Porque, no lo había razonado hasta hace poco, y es que en serio has sido la persona que más felicidad me dió y más daño me causó. Deberías sentirte privilegiado de haber sido a quien le dediqué mis anotaciones.

Digo, no eran muchas, pero siempre fueron especiales para ti, aunque jamás lo hayas notado.

Y sinceramente, quisiera que supieras lo importante que eres.

Eres la más hermosa adicción que he tenido, ¿Ya te lo he dicho? porque me hacías feliz, nunca te rendiste conmigo en ese aspecto, y te agradezco como no tienes idea.

Me di cuenta muy tarde que mi verdadera adicción no fueron las drogas. Fue algo más mortal y más peligroso.

Me heriste, en verdad supiste cómo destruirme y ni siquiera te puedo culpar porque tu instinto de protección a tu familia lo es todo.

No sé cuándo te entregaré estas cartas, o si algún día lo haré, pero cuando lo haga, quiero que sepas sin nada en medio que, eres lo que más he amado en mi vida.

Sin ti no puedo, Sam, te rogué no irte y fue lo que hiciste.

Porque sí, lo di todo para no perderte, hice cosas con tal de que te quedaras y, bueno, ya sabes lo que pasó después.

Creo que jamás había tomado tantas pastillas como ahora, te mentiría si te digo que no me causa miedo no despertar. Pero si no tomaba más, ya no iban a hacer efecto, y lo que yo quería era simplemente olvidar.

Aparte, dime tú, ¿valdría la pena despertar si la persona que más amas, te odia?

Tal vez ya no despierte, niño bonito. Lo sabes.

La cantidad de pastillas que tomé perdió el control, y sabes, agradezco que no sentiré dolor físico mientras todo pasa.

Y de ser así, no tengo nada más qué decirte, me rendí ante ti, me hubiera encantado verte una vez más, te conozco y sé que no querrás aceptarlo, pero vamos, no puedes resistirte a mi cabello blanco.

Ojalá supieras que desde el primer día que te conocí, solo me esmeré en molestarte porque no esperé que te fuera a querer tanto.

Pensé que serías un chico común como cualquier otro, que quizá me acostaría con él una noche y luego adiós, ya sabes, el cliché de las novelas.

Pero, claramente pasaste de ser alguien común, a la persona que amaba con cada maldita parte de mi cuerpo.

Saber que llegué a ser importante para ti es lo que me reconforta, después de todo, Pelusa no fue el único que me quería.

Siempre vas a ser un niño bonito que se enoja cuando le quito su comida, siempre vas a ser mi niño bonito que bailaba cuando la comida estaba muy rica.

Nunca pude decirlo, pero, cuando te proponía casarte conmigo después de la boda de tu hermano, hablaba en serio, soñaba con la idea de casarme legalmente contigo, en verdad, serías el dueño de mis quincenas.

¿Quieres saber algo más?
Te veías como un ángel cuando danzabas en las telas, siempre me gustó verte.

Ustedes eran mi familia, y créeme que no necesité más que de ti y de Pelusa.

Espero algún día poder viajar a Italia contigo y que conozcas dónde fui feliz antes de que todo mi mundo se convirtiera en el infierno que tú llegaste a apagar.

Aún tienes mucho qué vivir, pequeño. Vas a aprender, a equivocarte, a reír y llorar muchas veces, me gustaría que fueras feliz aún si no estaré ahí para presenciarlo físicamente.

Solo, baila por mi, ¿bien?, que te estaré viendo, siempre me gustó ser tu mayor fanático.

Eres mi más mortal adicción, Sam, la mejor adicción que he tenido.

Cuida a Pelusa por mi, él te ama tanto como yo. Pero no le des galletas de avena, no le gustan.

Ah, una cosa más.

Ti guardo sempre, come guardo le stelle.

Gracias por todo, niño bonito.

Te amo por siempre.

Keith Walker.

Las Cartas de Keith [M.A. Extra]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora