Could we?

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[Penúltimo capítulo]

- ¿Cómo supiste de... de eso? -Alex se refería a la clara referencia a una estúpida entrevista que si mal no recordaba hizo en el último tour por sudamérica, quizás en Argentina.

Oh, y con eso recordó a la chica esa... la del minuto de la fama con esas fotos prometedoras con él.

Se frotó las manos esperando la respuesta de la suspicaz muchacha de ojos color cielo.

- Pues... creo que andaba en Brasil con unas amigas y vi un video, una entrevista, tú lo dijiste -Alexa se encogió de hombros, no admitiría jamás en la vida que no había sido una coincidencia o casualidad de la vida sino que lo había recordado, que mientras estaba en Brasil y él en algún otro país cercano, lo había recordado, y averiguó un poco por su cuenta, encontrando cosas ligeramente interesantes en Argentina.

Cosas que la hicieron querer romper un pesado jarrón de porcelana china en toda la cabeza de Turner, y no era su culpa, no, no era su culpa el que ella aún sintiera cosas ligeramente grandes por él

- Yo... bueno, no sé lo que hago la mitad del tiempo que paso en el escenario, no me culpes, es casi automático -Chung sonrió ante la respuesta.

- Antes te rehusabas a bailar, solo te parabas ahí con tu guitarra fuertemente agarrada entre tus manos y ¡Bam! así pasabas todo el concierto -hizo una breve pausa en donde lo repensó- Bueno, en 'I bet that you look good on the dancefloor' te animabas mucho más.

- Esa canción sigue animándome.

- Es buena -se quedaron en silencio, Alexa volvió a pensar en lo de Argentina, la chica, la entrevista, el nuevo Alex y el presente, ahí, sentada a su lado.

Aún seguía cuestionándose la decisión de seguirlo esa noche en vez de quedarse en el bar tomándose fotos y cantando en el karaoke con los chicos.

¿Cuál era el punto de volver a... a eso?

Miró la hora, cuatro de la mañana, comenzaba a amanecer y ella comenzaba a desear un cigarrillo más antes de dormir.

- ¿Me acompañas afuera? -le preguntó con suavidad al perdido hombre que tenía en frente, sí, perdido, porque lo podía ver en sus ojos oscuros, y lo comprendía de cierto modo.

Después de todo fue su novia durante muchos años, solía conocerlo como se conocía a sí misma.

- Ok -Alex la despertó de su ensimismo y ambos salieron al balcón.

Alexa no conocía el nuevo apartamento de Alex pero le era agradable, el balcón sin duda fue la mejor parte de este, era amplio, tenía una mesita y sillas cómodas, supuso que era ahí donde Alex se la pasaba la mayoría del tiempo cuando requería de inspiración, y más si era de noche, pues desde aquellas sillas uno podía reclinarse y observar las estrellas dándose cuenta de que el universo es infinito y sus vidas solo una pequeña partícula de polvo en él. Cuando ella se ponía a pensar en eso, todos sus problemas parecían esfumarse, incluyendo el problema que tenía con el hombre que tenía a su lado.

Había estado pensando, últimamente, que era tiempo de dejar de verlo para siempre.

Era una idea tentadora pero aterradora a la vez, quería seguir con su vida y sabía que con Alex en ella no podría pues siempre cabía la posibilidad de volver a caer y ella sabía que ambos estaban más que dispuestos a caer y quedarse en el suelo, aunque nunca llegara a nada más que un par de noches encerrados en alguna habitación, riendo, siendo uno, perfectos por un par de horas. Sí, esa magia no se iba, ella lo sabía tan bien.

- ¿Qué es lo que miras? -Alex le dio un cigarrillo de los suyos y ella lo aceptó pese a que no era uno de sus favoritos, Alex estaba fumando de los más fuertes y dañinos; ella, sin embargo, seguía prefiriendo los buenos y viejos cigarrillos orgánicos, los cuales se le habían acabado esa noche.

- Las estrellas -contestó dejándose caer sobre la barandilla, apoyando su cabeza en sus brazos para observar el cielo y no a él, definitivamente no más en su dirección.

Fumaron en un cómodo silencio por unos minutos, absortos en sus pensamientos.

Alex, sin embargo, sí la miraba a ella y no podía evitarlo, luego de muchos viajes, de mucho conocer, había llegado a la conclusión de que Alexa y él sí hubieran podido funcionar por el resto de sus vidas pero la habían jodido hasta el fondo, habían lágrimas, daños, estragos, terceros y más lágrimas de por medio, era difícil barrer toda la basura que existía entre los dos y hacer como si nada. La gran tragedia, según él, era que quizás nunca podrían hacerlo, pues aunque la tuviera ahí a su lado ella estaba a kilómetros lejos, y se habían perdido... se habían perdido a si mismos en caminos diferentes.

- Lex... -musitó silenciosamente, expulsando el humo que había inspirado con suavidad, observando cómo se perdía en la oscuridad de aquella noche.

Ella giró su cabeza y lo miró, aún reposando sobre sus brazos, esperando que hablara.

- ¿Crees que alguna vez podamos comenzar de nuevo?

Y tras oír la pregunta cerró sus ojos con un poco de fuerza, deseando no pensar en todo lo que venía luego de eso.

Just some loverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora