Uno más uno, tres.

5 1 0
                                    

Era lunes, allí en la hora del patio se encontraba Zigor, sentado en el mismo banco oxidado. Un pañuelo blanco perla separaba al banco roñoso de los lisos e impecables pantalones de él.

Seguía tramando el plan definitivo para darle aquel escarmiento a Aitor, su malvado y cruel profesor. Aunque aún no lo tenía acabado. Tenía la ayuda de Melania. Eso no era suficiente apoyo para tener listo el plan.

"Si puediera tener a otra persona más".

En ese entonces, escuchó las risas de unas voces masculinas muy graves. Él no quiso saber nada, no obstante, cuando escucho los gritos femeninos, empezó a apartar sus ojos y su mente de la libreta para apuntarlos a lo que se veía a un chico algo esbelto que venía hacia él.

Ese chico se escondió sobre Zigor sin darse cuenta de lo que había hecho. Simplemente cerró los ojos con la esperanza de salir ileso de lo que le iba a esperar.

Un grupo de chicos se les acercó, parecían sacados de una película de ficción y dentro de todos ellos salió el líder o como los llamaban ellos, Deroc, el temible dios del mundo.

—Que frikis—soltó Zigor de manera natural en voz alta.

—Como osas asqueroso humano—dijo uno de sus acompañantes.

El chico cobarde abrió los ojos sin antes soltar una carcajada al escuchar el comentario de Zigor. Salio de detrás de él y se puso algo rígido al tener todas las miradas.

Zigor lo reconoció al instante.

<<El del asiento, veamos que tal se las apaña ante esta situación>>

—Disculpe, señor del mundo.

—Dios del mundo, humano debilucho—corrigió el líder.

—Le prometo que ya no me burlaré de ti ni de todos ustedes.

—Así me gusta, humano. No queremos a escoria como tú. Ahora en señal de perdón besa mi firme mano—alzando todo su brazo y mano esperando aquel beso.

<<Un simple pringado. No creo que me sirva de algo>>— pensó Zigor.

<<Ay madre, ¿Por qué me tuve que reír? ¿Por qué a mí me pasa todo lo malo?>> —pensó apenado aquel chico cobarde

Después de la tensión, el grupo de frikis se marchó dejando a solas a ese chico y Zigor.

—Muchísimas gracias compañero—estirando su brazo.

Zigor no dijo ni hizo nada. Se le quedó mirándolo con esa mirada penetrante y fría.

—Uhm lo.. lo siento. Soy Uriel

Zigor le mira de arriba a bajo y solo puede ver a un chico con un nombre de parecido al de una chica (Muriel). Al que nadie lo traga y que todo lo malo, lo tiene él. Era un color marrón ocre. Una mosca.

—¿Por qué me das las gracias? Al final no he hecho nada—dijo con tono serio.

—Bueno el primer día me parecistes muy majo—algo tímido.

Zigor lo mira más oscuro. Pensaba que le estaba tomando el pelo.

—Hola Zigor y el otro que tampoco me sé tu nombre—llegó feliz Melania.

Los dos giraron sus cabezas hacia ella.
Uriel se sonrojo y jugó con sus dedos.

—¿Ya tienes el plan hecho?—preguntó coqueta.

—Necesito más tiempo. Aún me falta personal. Tú y yo no hacemos mucho. Si queremos hacerlo bien necesitamos a otros dos más—continuó Zigor frío y algo frustrado.

—No te enfades, ya verás que todo saldrá chupibien—tocandole su cabeza.

—Te agradecería que no me tocases—replicó mientras le retiraba su mano.

Melania empezó a mirar alrededor—¿Qué tal este chico?—abrazado a Uriel.

—Yo...—dijo medio embobado.

—¡Claro que sí!— exclamó Melania con energía— puedes ser un gran candidato—dijo susurrándole al oído.

—Ahh.....—dijo derritiéndose suavemente mientras que le empezó a sangrar la nariz.

—¡Uy! Mejor te dejo aquí sentado Uriel—dejandolo poco a poco.

Zigor y Melania se pusieron a pensar.

De todo aquel silencio unos insultos aparecieron de la nada.

—Que asco de chica, solo es más que una fresca—dijo una persona de la multitud.

—Yo he escuchado que estuvo con dos tíos en una cama durante toda una semana, haciéndolo todas las noches y que se iban turnando—dijo otra persona.

—Yo escuché que ella intento ligarse  a Murphy en un lavacoches—dijo otro.

De toda esa multitud, adelante iba la chica cuya cual todos esos insultos eran para ella. El brillo que saltaba arrebataba la atención de Zigor. Sus fracciones eran suaves y de los ojos les resultaron bellos con ese tono de azul marino claro. El cabello castaño negro y lisado. La sudadera semi arrugada con los pantalones cortos más los botines negros eran la explosión perfecta para tan hermosa chica que era para Zigor.
Esa sensación de asombro que sentiría Zigor no duraría mucho.

—Que puta—dijo una chica castaña hasta las cejas. Que pronto sabremos que se llama Sienna. La chica que verdaderamente era la más fresca de todo ese recinto.

Todas las chicas que se encontraba en esa multitud empezaron a llamarla así.

Zigor parpadeó y se levantó. Melania le miró extrañada ante su reacción, tampoco sabía que le pasaba. Guardó su libreta en su mochila y se marchó en dirección a esa chica, que, repito era muy a esa hermosa para Zigor. Al final solo pasó a su lado y se fue en dirección a la fuente. Pensó que vería su reacción aunque le doliese.

—Quieres callar tu maldita boca Sienna. Sé que me quieres hacer enrabiar. Mejor que la mantengas cerrada porque por ahí no solo entran moscas, muchos chicos me lo han dicho. Sobretodo Murphy—dijo frustrada.

—Vale, Neferet. Tú lo has querido.

Sienna se abalanzó sobre ella, tirándola al suelo, lo siguiente fueron acciones violentas que són la comida de las guerras y peleas, separación de dos almas enfadadas y el arreglo que hace la figura de una autoridad.

La finalidad fue la siguiente:

1. Neferet la expulsan una semana y a Sienna solo le hechan una bronca.

2. Zigor se queda asombrada ante ella y decidirá buscarla.

3. Uriel y Melania se quedan asombrados.

A quien no adivináis quién era la autoridad y el que tomó la decisión

Obviamente, Aitor.

Rojo, la nueva modaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora