Nuevo

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4 de septiembre, Instituto secundario Corven, Oden

Un día nublado, Zigor se encontraba ante las puertas del que iba a ser su nuevo instituto a partir del primer paso. Aquel centro desde afuera se notaba viejo con historia le faltaba mantenimiento. Pero eso no le importo para nada. Se hayaba recto, vestido con su jersey marrón suave con una camisa blanca y coderas, más unos pantalones negros y lisos. Sujetaba de un lado su mochila cuadrada y negra. Al entrar, lo hizo con la cabeza alta sin miedo a las miradas que seguramente irian todas hacia él. Su cara seria hacia como rechazo a las invitaciones de los demás a la hora de hablarle en el pasillo, donde, él iba a hacia la que seria su nueva aula durante todo el curso, 4 de la ESO. 

-Aula 207-meciono con tono apagado, aquel número no le gustaba ni le disgustaba. 

Entró y se sentó en el pirmer puesto que sus ojos miraron. Él siempre iba lo simple y fácil ante este tipo de situaciones. Se acopló bien, dejó su mochila detrás de la silla y se quedó mudo, mirando la pizarra sin hablar ni interactuar con nadie. 

-Per...perdona-dijo un chico algo asustado-Ese es ..... mi... mi.

Zigor se levantó y se disculpó friamente. Luego sin decir nada se sentó a uno que estaba al lado de la ventana. El chico se quedó mudo y se sentó tambien.

Zigor miró su reloj, eran las 8:30 tendria que sonar el timbre para indicar el comienzo de las clases. Él al estar al lado de la ventana pudo ver las vistas del patio y de la entrada como algunos estudiantes iban corriendo hacia adentro. Zigor estaba relajado más preparado tambien aunque lo único que deseaba con ganas eran las clases de lengua, literatura, latín, filosofía y historia. 

Los pasos de su tutor lo volvieron a la tierra. Aquel hombre que de pronto sabría que se llamaría Aitor, un hombre de mano dura cuya función tendría que ser enseñar pero hacía todo lo contrario. Hacia que los dejara en ridículo , sobretodo a él. Zigor, al verle pudo ver un tono de negro muy oscuro. Veia maldad ante ese hombre. Lo odiaba a toda costa. A la final de la clase toco las de las presentaciones, hubo una compañera de clase que le llamó la atención porque pensaba que él era el único nuevo pero ese mismo día otra compañera nueva se presentaria junto con él. Esa era...

-Soy Melania Watts, me podeis llamarme Meli-dijo ella con mucha alegria y energía-Os deseo un feliz día a todos. Sobre todo a ti chico que no me se tu nombre-soltando una risita. Era el mismo chico de antes, se dio cuenta de que iba dirigido hacia él y se sonrojo.

Para Zigor le parecia una chica muy infantil, su trenza y su coleta la delataban más aquella falda y esas botas de agua rosas. Aunque habia algo en ella, pensó en apuntarla en su libreta.

-Eh tú, el de la libreta, ya que te gusta mucho apuntar porque no te descibes a ti mismo delante de todos, venga, ya, ahora te toca a ti-dijo Aitor con malicia.

Estaba por fuera natural pero por dentro estaba aterrado. Suspiró y empezó a describirse.

-Buenos días les deseó a todos ustedes. Soy Zigor Anderson y durante este curso formaré parte de vuestra clase. Espero que nos llevemos bien- dijo de manera formal y natural. Al terminar volvio a su sitio como si nada hubiera pasado. 

En ese momento, empezaron los cuchicheos entre ellos. Sobre el nuevo, le quitó todo el protagonismo a Melania. El ignoró todo aquello solo estaba centrado en su libreta. Las siguientes horas  fueron aburridas para él no tocó ninguna clase de sus materias favoritas. A la hora de marcharse, recogio todas sus cosas. Frustrado por dentro, llegó a casa nigún "hola" recibieron sus padres de él. Solo llegó y se encerró en su habitación. 

Toda sus rábia se tranquilizó, se sentó y puso su cabeza en el escritorio mirando hacia la ventana. Cerró sus ojos y pensó en como podia acabar con el problema de su mala racha, aquel hombre le dejó en mira ante toda la clase y seria el foco de atención durante unos días. Si aún lo tenia como tutor y professor en matemáticas seria un problema ante aquello. Él tenia las esperanzas de que ya no le molestarian más, aún lo seguirian molestando pero este caso seria peor. No es un alumno sino un profesor si lo explicara, nadie le creiria. Tenia que acabar aquello de alguna manera pero no sabia cual.

De pronto el hormigeo en el brazo le abrió los ojos y vió un escorpion. Uno verde. Se frotó los ojos pero aún seguia ahí. Pensó que le daria otra nueva idea, una respuesta ante su duda. Aquel animal se fue hacia su portalapices, se subió y lo tiró. Los lápices, boligrafos y de más se esparcieron ante el escritorio. El escorpion se puso encima de unas tijeras. Ya sabia que tenía que hacer Zigor.



Rojo, la nueva modaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora