26

71 10 5
                                    

- ¡Oppa, mira lo que he encontrado! – con una sonrisa en los labios, Hyeby sonrió al estirar sus brazos, mostrándome el pequeño felino de blanco pelaje entre sus infantiles manos. Era demasiado pequeño como para poder abrir los ojos o como para poder maullar en un tono más alto...sinceramente, me enterneció ver a ese pequeño.

- ¿Dónde lo has encontrado? – con cuidado de no asustar al animal, me acerque a ella, acariciando después sus orejas.

- Estaba atrapado en un árbol y le he salvado porque es muy bonito. – con cuidado lo llevó a su pecho, separándolo de mi tacto y haciendo que ambos se viesen mucho más pequeños que antes. - ¿Nos lo podemos quedar?

No mentiré, ese puchero era mi debilidad, con él me era imposible negarle nada a ese renacuajo.

- Ve a preguntarle a tu mamá, ¿de acuerdo?

Ella asintió antes de dejar al felino en mis manos y corrió al interior de su hogar, gritando el nombre de su madre en busca de atención.

Habían pasado unos cuantos días desde que Abbyssi me acogió, dejándome la ropa de su marido para poder cambiarme, agua para asearme e hidratarme y comida deliciosa con la que pude llenar mi estómago. Sí, puede que me hubiese encariñado demasiado con su hija, pero era consciente de que pronto me tendría que marchar; seguramente los chicos estarían preocupados por mi y yo...tan solo quiero que todo acabe para poder abrazar a mi familia.

Un corto y agudo maullido me sacó de mis pensamientos.

Quizás fue porque hacia mucho tiempo que no le veía o porque mi madre siempre le llamó con ese lindo apodo, pero...al ver el claro pelaje como la nieve y la pequeña nariz sonrosada del gato entre mis manos, una imagen vino a mi mente. Era él; YoonGi dormía entre mis brazos mientras yo repartía caricias en su cabello, acariciándolo como si fuese lo más valioso del mundo.

Lo más valioso de mi mundo.

Con un nudo en la garganta volvía a mirar el rostro del animal, ese que llevé a mi pecho para evitar que las lágrimas en mis ojos se precipitasen.

- Nam, Hye me ha dicho que ha encontrado a un gatito y que quiere que lo cuidemos, ¿verdad, cariño? – la menor asintió con fuerza, obligándome a sonar mi nariz en el intento de retener el llanto. – Amor... ¿Por qué no vas dentro a enseñarle la casa al gatito? – con una pequeña sonrisa la menor volvió a llevarse a la bola de pelo, dejándome sin mi diminuto soporte emocional.

Las manos de Abby se posaron sobre las mías, lo que me obligó a mirarle directamente.

- Te ha cogido mucho cariño, NamJoonah. – con una pequeña mueca dio un apretón en mis manos, soltando después el aire retenido – La verdad es que yo también te he cogido cariño, pero creo que va siendo hora de que vuelvas con los tuyos...

Una gruesa lágrima resbaló por mi mandíbula, lo que logró cristalizar sus ojos también.

- Tu familia te espera allí... - sin ningún tipo de discreción le miré, mostrando sin palabras mi preocupación – Estaremos bien...seguiremos ayudando a quien lo necesite para que podamos ganar esta guerra juntos.

No creo que hubiese podido hacer nada mejor que abrazarle con fuerza y agradecerle una y otra vez todo lo que había hecho. Un par de horas después ya había comenzado mi camino hasta el sur, encontrándome tras varias horas caminando una carpa llena de militares de mi país, los que se dieron cuanta de mi presencia y corrieron en mi ayuda.

Por suerte o desgracia, fue allí donde me encontré con SeokJin Hyung, quien me abrazó y me dijo que habían estado muy preocupados por nosotros. Porque al parecer todos estaban bien, estaban en contacto incluso en la distancia...todos, menos él.

- Tranquilo, Nam. Le encontraremos, esto acabará bien...te lo prometo.

- ¿Podrías repetirme tu nombre?

- Min YoonGi...


ᴳʳᵃᶜⁱᵃˢ ᵖᵒʳ ˡᵉᵉʳ ʸ ᵛᵒᵗᵃʳ

~백K

A pesar de las murallas «ᴺᵃᵐᵍⁱ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora