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- ¿NamJoon...? ¿Kim NamJoon? - ella asintió con una pequeña sonrisa y acogió la mis manos grandes y pálidas entre las suyas, haciendo de sus labios una fina línea antes de hablar.

- Se fue hace unos días...tenía un esguince en el tobillo cuando le traje aquí. - con la mirada perdida asentí - Te echaba de menos, YoonGissi. Él...está muy preocupado.

Con la mirada baja, JungKook habló por primera vez en bastante tiempo, saliendo de su pequeño trance.

- Hyung...no sois hermanos, ¿cierto? Tenéis apellidos diferentes. - con la mirada baja asentí - ¿Entonces sois primos o algo por el estilo?

- No, Nam es mi... - no pude decirlo. No sabía la razón, pero se formó un nudo en mi garganta que no me dejó responder.

NamJoon era mi... mi persona especial, mi mejor amigo, mi amante y al mismo tiempo...

Mi pulgar hacia círculos amorfos por el pecho del contrario, jugando con el poco cabello en él mientras NamJoon me miraba con cariño y acariciaba mi espalda y hombros con cuidado, dando suaves pero placenteras caricias.

- Yoonie... ven aquí. - sin prisa abandoné su pecho y me escurrí entre las sábanas para quedar a su altura, lugar donde ambos nos sonreímos tímidamente antes de acortar la distancia - ¿Puedo contarte un secreto?

- Él es mi...

- Te quiero... ¿lo sabías?

Sin poder evitarlo mordí su labio inferior, notando el calor invadir mis mejillas y el ambiente volverse más tenso.

Ellos eran del norte así que...quizás sus mentalidades eran algo más cerradas, o eso pensé.

- Es algo complicado.

No me quedó otra que elevar los hombros, completamente resignado y cansado, pero un fuerte pinchazo en mi hombro izquierdo me hizo jadear de dolor.

- No sabemos qué es lo que te pasa pero...necesitas ir a un hospital. - el menor de los tres negó con su cabeza, suspirando al ver como yo me aferraba a mi mismo para hacer menos intenso el dolor.

- Han cerrado todos los hospitales...están dejando a su suerte a los civiles y en los campamentos tan solo curan heridas superficiales. - con los brazos cruzados murmuró que estaban invadiendo la zona, a lo que yo negué de inmediato.

- No lo están invadiendo, intentas ayudarnos. - él rodó los ojos, pero la mujer de hoyuelos en las mejillas sonrió mostrándolos al recordar lo que hacía tiempo le había dicho a Kim.

Muchos de nosotros queremos que ganéis.

- Hyung, ellos nos iban a matar y lo sabes.

Rodando los ojos volví a negar, cada vez estando más frustrado.

- ¡Mi mejor amigo me reconoció! ¡Nos iban a ayudar!

- Espera...¿no eres de aquí? - preguntó él con un tono confuso, pero la mujer a nuestro lado sonrió con pena. Al parecer Nam le había contado mi historia.

- Nací aquí, pero hace años me acogió una familia en el sur y... es una larga historia.

En realidad no lo era, pero tan solo pensar en ello hace que me duela. No es que me moleste hablar sobre mi familia pero, si les recordaba, lo más seguro es que acabase soltando todo el dolor reprimido en este tiempo.

De hecho...quizás ya era demasiado tarde.

- ¿Estás bien...?

- Y.yo...les hecho de menos... - traté de contener las lágrimas, de apartarlas de mi rostro, pero no era capaz. Dolía demasiado.

- Por supuesto que lo sé, mocoso.

- ¿Eso es todo lo que vas a decir?

- Le extraño más que a nada...

- Yo también te quiero, idiota.

ᴳʳᵃᶜⁱᵃˢ ᵖᵒʳ ˡᵉᵉʳ ʸ ᵛᵒᵗᵃʳ

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A pesar de las murallas «ᴺᵃᵐᵍⁱ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora