Anhelo

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—¿Y bien?—Kayn caminó al lado de Ekko con unas ramas de árboles en sus brazos— ¿Piensas hacer un árbol con desperdicios de otros?

Ekko asintió seguro. Su idea era imitar al otro árbol, pero no parecía ir bien, las ramas eran cada una de distinto color y tamaño. Pero a pesar de eso, el de la cresta quería llevar el árbol de Navidad para no llevarse una mala reputación, además de unas dagas en su cuello por cierta pelirroja.

—Observa— El más bajito agarró las ramas con fuerza y sacó su extraña espada, y usando su magia dio dos saltos hacia atrás, situándose en unas ramas ya colocadas en el árbol. Kayn no dijo nada, simplemente procedió a agarrar los palos que recogió y colocarlos con cuerdas en la parte inferior.

Ese nido de picuchillos era más divertido que esto.

—¿Enserio? No me importa—Vaciló el peli-negro. Miró de reojo a su guadaña, ahora colocada entre unos arbustos, lejos de su alcance. Cuando lo recogió su arma de allí no volvió a hablar, algo que era bastante extraño, ya que últimamente no callaba, y más cuando se encontraba cerca de la heterocromática. Su mente automáticamente pensó en los fuegos artificiales que su amigo le había dado, haciendo que la guadaña pusiera en blanco su único ojo.

Eres ridículo, te estas haciendo débil. Ella te está haciendo débil.

—No estamos hablando de ti, Rhaast— Hizo un nudo bastante complicado para que aquellos trozos de árboles destrozados no se cayeran.

—¿Has dicho algo?— Gritó Ekko, mirando hacia abajo. Tenía una cinta métrica en sus dientes.

—Nada— Negó— Las ramas de aquí ya están colocadas, ¿y las tuyas?— Dejó su espalda reposar en un muro y cruzó sus brazos.

—Tres más y estará listo— Sonrió.

Pronto me apoderaré de tu cuerpo y mente y tu estúpida sonrisa desaparecerá de tu rostro.

—Sueñas mucho—Kayn soltó una fuerte risotada, haciendo enfadar gravemente al darkin. La garra de su brazo derecho empezó a arder, quemándole lo que era ahora su piel. Las cicatrices que su guadaña había dejado en él se expandieron, subiendo por su cuello y pecho. Lo había tomado desprevenido.

—¿Qué mierda estas haciendo?— Seguía apoyado en aquel viejo muro en la jungla, disimulando el ardiente dolor que sentía ahora mismo. Volvió a mirar a su arma, haciendo contacto visual con ella. Había tenido este tipo de actos fuera de sus peleas en la grieta, haciendo preocupar al portador. Temporalmente en sus batallas, Rhaast podía apoderarse de su cuerpo. Kayn preguntó por qué sucedía tal cosa a los que controlaban los hilos de las batallas en la grieta, ellos solo pudieron decirle que era un efecto secundario que le sucedió al entrar a este extraño lugar. Pero hoy se estaba pasando, y mucho. 

Yo ganaré.

—Listo— Ekko aterrizó a unos pasos de él, los dos alzaron la mirada hacia el gran árbol que habían podido hacer en apenas una hora. Aunque no parecía muy estable, tenía cierto encanto—¿Qué te parece?

El de la trenza tardó un poco en responderle. Apretó su puño y se centró en que aquel dolor desapareciera de su cuerpo.

—¿Kayn? 

—Perfecto, quedo perfecto— Su voz entrecortada parecía no decir lo mismo. Se despegó del muro y puso la mano no consumida por el darkin en su hombro. El de la cresta observó las cicatrices de Kayn, que anteriormente parecían más grandes disminuyendo su tamaño. Arqueó una ceja confundido. Dejó de lado el extraño comportamiento de su amigo.

Fiesta de año nuevo [Kayn x Zoe]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora