Fuiste tu?!

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Ring ring ring

Sonó la campana avisando que se acabaron las clases. Los niños eran libres de la cárcel, aunque tenían que hacer tarea, pero bueno algo es algo. Nuestros dos protagonistas están nerviosos se les iban a confesar e ellos iban a confesar. Kou llego corriendo hacia el lugar acordado esperando a que se le confesaran y él se confesara. Hanako se preparó mentalmente hasta que decidió ir. Por cada paso que daba el de pelo negro, se ponía más nervioso Kou, no lo podía oír, pero su interior le decía que ya iba a llegar. La puerta se abrió dejando salir un chirrido avisando al rubio que ya había llegado alguno de las dos personas. Los dos hombres voltearon a ver quién era se llevaron una sorpresa al ver que su amor platónico. Ambos hablaron al mismo tiempo.

-Te quiero decir algo- Se rieron por los nervios que carcomía en su interior, se voltearon a ver y volvieron a decir lo mismo en el mismo tiempo.

-Tu primero-

-No tu-

-.....-

-Me gustas! -

-Que-

-Tu gustas de mi...- dijo sorprendido Amane mientras el otro asentía lentamente y hacia la misma pregunta. Los dos se quedaron en silencio procesando todo, al final se sonrojan para luego abrazarse y besarse como buena historia cliché que hice. ¡Ja! claro ya se lo imaginaron. No en realidad fue así:

Los dos amigos se quedaron ahí esperando a su supuesto enamorado aparte de esperar al que se le iba a confesar su amor. Querían saber quién era el desgraciado que tuvo el valor. Pasaron ahí en un silencio incomodo cuando al rubio se le ocurrió una idea.

- Amane? ¿Me quieres? - pregunto ladeando la cara con una sonrisa.

- S-si - dijo sonrojado.

- Yo igual te quiero ...- Kou se mordió el labio indeciso de decirle - Como pareja- soltó.

- ¿Que? ... ¡Yo igual! -

Ahora si los dos se sonrojaron. Se fueron acercando poco a poco hasta que se abrió la puerta de repente revelando a un Teru corriendo gritando "¡Es solo un amigo!" mientras lo perseguía Akane con una cuerda y le gritaba de regreso "Solo quiero dejarle en claro a quien le perteneces, ¡idiota!". La pareja se fue sabiendo que nadie podía rescatar al rubio. Fueron a una cita, hablaron de muchas hasta que ambos se confesaron.

- Yo te deje cartas con piropos-

- Yo te deje papelitos con piropos -

- ¡¿Fuiste tú?!- gritaron con una expresión de asombro. Después se sonrojaron de la vergüenza. Luego se sintieron estúpidos por no darse cuentas. Al parecer eran más ciegos que los de MLB.

Cartas Y PapelitosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora