5.

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La ambulancia ya había llegado. Los culpables fueron detenidos.

—¿Dónde está la herida? —pregunta uno de los doctores al pelinegro, recibiendo a la muchacha ensangrentada.

—E-en el... —señala el lugar, pero en su cuerpo, temblando.

—Está bien, suban los dos.

Ambos compañeros de clase se subieron al vehículo, rezando a todo lo divino y posible.

Tres días atrás.

—¿Qué pusiste en la pregunta 3 c? —preguntó Ruby, al salir del examen.

—Que era covalente. —contestó Jane.

—Maldita sea, Moody. —maldijo la rubia.

—¿Quién en su sano juicio le pregunta a Moody una respuesta para un examen tan importante? —deja en claro Josie.

—Es que la profesora nos cambió de lugar a último momento con Anne y nosotras habíamos quedado en que me ayudaría con las respuestas que necesite.—dijo entre triste y enfadada.

—Siempre lo hace. ¿Anne, escuchaste lo de hoy? —soltó de la nada Jane con naturalidad.

—No, ¿qué sucede?

—Escuché por ahí que Gilbert estaba interesado en ti.

—¿¡En serio!? Digo... ¿en serio? Ah, pues... bien... —dijo fingiendo que no le importaba, pero por dentro estaba gritando a los cuatro vientos.

—Ya Anne, no es un bendito secreto de niños que se tienen ganas hasta con la mirada. —replica Josie, harta de que ninguno de los dos chicos haga algo para iniciar una conversación.

—Pero... ¿para qué me querría a mi?

—Yo... —su amiga no pudo terminar porque detrás detras de la pelirroja estaba un dios griego tallado por los mismísimos dioses.

—Hola Anne, buenos días. —saluda Gilbert, nervioso.

—H-hola, Gilbert, ¿qué haces por aquí?

—Solo quería pasar a... pedirte tu... número, sí, tu número. —el chico se movía inquieto, dándole ternura a Anne.

Em, sí, seguro... es...

Ni bien ella terminó de dictar su número, levantó la cabeza para grabar en su memoria la bellísima imagen de Gilbert sonrojado.

—Bien, te escribiré. Adiós. —se retira él, feliz por conseguir su objetivo.

—¿Ustedes también vieron eso o fue mi gran imaginación? —pregunta la pelirroja en estado de shock.

—...Lo vimos todas perfectamente bien. —sonrío su alma gemela.

Su felicidad perduró.

Pero la de él no.

𝐒𝐢 𝐚𝐥𝐠𝐨 𝐦𝐞 𝐩𝐚𝐬𝐚, 𝙩𝙚 𝙖𝙢𝙤. | 𝚜𝚑𝚒𝚛𝚋𝚎𝚛𝚝. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora