TaeHyung volvió al palacio al anochecer, cansado y jadeante, pues en su forma animal logró llegar más rápido, pero no había parado de correr en todo el día desde que había abandonado con prisa el Viejo Mundo; ya olvidándose de que en esa forma corría más peligro en los bosques de camino a casa. Entró todavía así, tirándose junto al muro exterior que daba al salón, aturdido y acelerado.
Intentó respirar profundo, cuando sintió aquel olor en sus fosas nasales y las suaves pero fuertes manos acariciarle las orejas. Lo que le faltaba.
—Creo que es hora de que me vayas explicando qué hacías fuera del palacio. —la suave voz de NamJoon le hizo resoplar por la nariz, poniéndose de pie para encararlo.
«No es de tu incumbencia, alfa entrometido» respondió a sus adentros, pues era obvio que en su forma animal no podría responderle con palabras. NamJoon pareció leer sus ojos molestos y caminó, indicándole que fuera tras él.
No tenía la fuerza para cambiar de cuerpo, sólo quería echarse y dormir frente a la chimenea, y aunque no le gustara decirlo en voz alta, quería que NamJoon se sentara junto a él y le cepillara el pelo hasta quedarse dormido. Hoy era uno de esos días.
También sabía que si cambiaba, toda la noche tendría la sensación de los largos dedos del cazador alrededor de su cuello y no estaba dispuesto a perder la cabeza. No entendía, ¿por qué su cuerpo reaccionaba de esa forma con una cercanía que apenas y había tenido poco tiempo? Nuevamente se lo debió al celo aproximándose, le nublaba el juicio y su cabeza no coordinaba con sus acciones, sólo se dejaba llevar por sus emociones.
Un suspiro escapó de él, y justo como lo deseaba —ya cómodo frente a la chimenea—, NamJoon se sentó a su lado, pero sólo lo miraba, esperando.
—¿Vas a quedarte así? —TaeHyung resopló otra vez, sin mirarlo—, bien.
Una mano sobre su pelaje y se permitió relajarse, necesitaba dormir y sacar de su cabeza a ese maldito cazador.
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Despertó hasta la media noche, encontrando a su guardián sentado sobre el sofá de terciopelo rojo, leyendo un libro con esas gafas que, a pesar de burlarse de él por usarlas —sólo para ser un idiota—, creía que se veía increíblemente bien con ellas.Bostezó y se estiró, antes de respirar profundo y volver a su forma humana.
—Buenas noches, alteza. —Espetó NamJoon sin mirarlo, pasando la página de su libro; piernas cruzadas y el ceño relajado. TaeHyung sabía que venían una de esas conversaciones con sermón. Lo cual no tendría permitido y sería una enorme falta de respeto hacia él tratándose de alguien más, pero a quién engañaba, NamJoon no era alguien más—, ¿quieres cenar?
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EL LOBO DE CRAVYTIAN. (KookTae)
FanficTaeHyung era llamado el príncipe de hielo: frío, duro y calculador. Y a pesar de eso, él seguía luciendo como un ángel, pues la belleza que poseía le hacía temblar las rodillas a cualquiera. Sus padres habían muerto a manos de un cazador de los bajo...