CAPÍTULO 6

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Unos golpes en la puerta suenan mientras me coloco la camiseta blanca. La puerta se abre y detrás de esta aparece Jared.

- Nos vamos a la fiesta, ¿vienes? - pregunta.

- Aja.

- Ok, te esperamos en el coche.- Dicho esto sale por donde ha entrado.

Cojo mi móvil, las llaves de casa y bajo las escaleras hasta el coche de Dylan. Los tres ya están adentro peleando por algo. Me adentro en el copiloto y arrancamos.

- Yo la vi primero, no se vale. - Suelta de la nada mi amigo pelirrojo, Caleb.

- ¿Eh? - No entiendo.

- Dylan quiere ligar con una chica, y yo también.- Refunfuña el pelirrojo.

- Que chica? - Quiero saber si se quien es.

- Es la amiga de la candente pelinegra.- Sospira Jared.

- ¿Eh?- Vuelvo a preguntar.

Dylan me mira un momento antes de volver la vista a la carretera. - Que sí hombre, aquella chica que encaró a Caleb en la cafetería. - Oh ya.

-Ah. - Sigo hablando con monosílabos.

Se quienes son, las veces que he visto a esa pelinegra iba con su amiga castaña, las dos tienen un aura bastante misteriosa.

Minutos después llegamos a la fiesta. Entramos con la cabeza en alto haciendo que varias personas se giren. Seguimos nuestro trayecto y vamos hacia el sofá, donde al sentarnos varias chicas con poca ropa se nos suben encima. Hablamos un rato.

- Recordad que a las doce jugamos y tenéis que ganar. - Dice de la nada Jhon, el dueño de la casa.

- Pero qué hombre de poca fe. Nosotros siempre ganamos. - Se burla Dylan.

- Bien, nos vemos luego. - Se despide.

Seguimos hablando y bebiendo hasta que la gente se gira hacia la puerta mirando a las dos figuras que entran por esta.

Caleb silba y les da un repaso.- Joder, ¿de donde han salido estas mujeres?

La chica que tiene en su regazo se levanta enfadada y se va junto a sus amigas.

Los cuatro seguimos embobados a tal punto que las vemos bailar junto a su otra amiga. Decido salir del trance y los cuatro nos vamos a la cocina para coger algo de beber.

- Nunca había visto a alguien mover las caderas así.- Dice Jared.

- ¿Cómo se llaman? - Pregunta Dylan.

- Bonita. - Caleb sigue embobado.

- Sigues en trance. - Me río de él.

- Como para no estarlo. - dicen a la vez y nos reímos.

Van pasando las canciones y nosotros seguimos en la cocina, unos sentados en la encimera y otros de pie. De repente comienza a sonar una canción, Lady Marmalade, creo que es.

- JO-DER. - Suspira Caleb mirando hacia la pista.

Todos miramos hacia ahí y menudo panorama que hay montado. Las dos amigas están bailando muy pegadas refregándose entre sí y todo el mundo está mirando.

- Me aprieta el pantalón.- Refunfuña Dylan.

Todos asentimos porque es la verdad. La pelinegra está de espaldas a la cocina por lo que nos está dando una vista increíble de su trasero redondo y de su espalda, la cual está desnuda y se puede ver el bonito tatuaje que le atraviesa toda la espalda.

Las dos acaban el show muy pegadas y la castaña mira hacia aquí y le guiña un ojo con una sonrisa socarrona en los labios a Caleb, el cual sigue sin pestañear.

Este comienza a suspirar. - Están viniendo, - Nos mira.- Repito, están viniendo y están sudadas.

Y es verdad, la pelinegra atraviesa toda la cocina con su amiga detrás sin percatarse de nuestra presencia. Se acerca al fregadero y le dice a su amiga:

- Len, no voy lo suficiente borracha como para bailar eso.- Abre el agua y se moja la cara.

- Vamos, Nix.- Le dice su amiga quien al parecer tampoco se ha dado cuenta que hay cuatro chicos observando todos sus movimientos.

- No vas a morir, simplemente hacía mucho tiempo que no bailábamos así.

- Sabes que no me gusta ser el centro de atención y lo hemos sido. - Sigue la pelinegra. Deben estar muy centradas para que todavía no se den cuenta.

- Lo hemos sido porque sabes que a mi me gusta. Y ahora te vas a refrescar la cara e iremos a por unos chupitos de tequila. ¿De acuerdo?- Le dice en un tono autoritario a su amiga.

Nix le hace caso y se moja la cara y el cuello. Se dan la vuelta para irse, pero se dan cuenta de nuestra presencia. Automáticamente los cuatro nos fijamos en el escote de la pelinegra el cual le van cayendo gotas de agua.

- ¿Y vosotros que miráis? - Se cruza de brazos y eso es un problema. - ¡Eh! Buenos días, tengo la cara arriba idiotas.

- Lo siento. - Dicen mis amigos a la vez.

- Ya claro.- Sus ojos esmeralda chocan con los mios.

- Yo no lo siento. - le digo con una sonrisa ladeada.

Esta se acerca a mi, pero antes de que haga algo su amiga la arrastra fuera de la cocina. Nos quedamos unos minutos hasta que Jhon cruza el umbral.

- Chicos, a trabajar.- Nos avisa.

Los cuatro asentimos y nos dirigimos al jardín donde la gente ya está ahí.

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