El beskar era uno de los metales más preciados en toda la galaxia. Era altamente resistente a diversos tipos de armas y se podía moldear de variadas formas. Originalmente solo era posible conseguirlo en Mandalore, pero las guerras y persecuciones ocasionaron que el metal cayera en manos enemigas y fuera comercializado por el Imperio.
Ahora Mando tenía ante sí la posibilidad de recuperar una parte de lo que les habían robado, solo tenía que terminar ese trabajo. Aunque la situación no era para nada sencilla. En definitiva los nikto no estaban dispuestos a negociar, y parecía que en lugar de disminuir, su número iba en aumento.
Dirigió una rápida mirada al droide que estaba peleando junto a él. Tal vez era buena idea tenerlo de aliado, tal vez no lo era. Tendría que averiguarlo más tarde.
* * *
Tihion Hydme estaba de rodillas frente a la cuna que contenía al Sujeto. Su deber era ser la primera en atenderlo en cuanto despertara, cosa que no tardaría en ocurrir, según lo que suponía.
El campamento estaba siendo atacado de nuevo. Ocurría todo el tiempo, a veces pasaban semanas enteras sin poder cerrar los ojos debido a los cazarrecompensas que intentaba sin éxito traspasar las fortalezas. De un lado a otro las Cuidadoras del Tehila se movían intentando mantener la rutina establecida, pero manteniéndose tan alertas como fuera posible a lo que ocurría en el exterior.
El Sac-edrín había hecho un pacto con los nikto para destinar mujeres que estuvieran al servicio del Sujeto y que también garantizaran su seguridad. Tihion llevaba meses viviendo el campamento haciendo cumplir la promesa que había hecho, era todavía una novicia entre las Cuidadoras.
Las señales de alerta se dispararon. Los intrusos estaban mermando las fuerzas de los hombres que vigilaban el lugar, era momento de intervenir. Una a una las demás mujeres comenzaron a tomar sus armaduras y colocarse sobre los bordados velos los cascos que debían de protegerlas de los disparos. Tihion era todavía una novicia, ella no tenía una armadura aunque había pasado todo el tiempo desde que llegó entrenando y preparándose.
El Sac-edrín no solo había enviado mujeres serviciales. Envió guerreras comprometidas con morir si era necesario para la preservación del Sujeto. Marcharon feroces por las salidas secretas que se encontraban a los costados, no podían utilizar la puerta principal. Y armadas salieron, listas para cumplir con su deber.
—Sabes qué hacer si intentan entrar por esa puerta— habló Saiman Aledi, líder de las Cuidadoras del Tehila, mientras terminaba de colocarse su armadura—. Toma al Sujeto y escapa. Y recuerda que nunca debes dejar tu velo atrás, es la señal de tu pacto.
Tihion no dijo nada. No habían palabras suficientes para consolar el miedo que estaba sintiendo. Ya antes había sido necesaria la presencia de las Cuidadoras en la batalla, sin embargo en esta ocasión se sentía diferente. Como si fuera la última vez que iba a ver a las mujeres que la habían preparado para ese momento. Era solo una novicia, y su deber era huir. No podía quedarse a pelear junto a ellas.
Pasaron varios minutos en los que todo lo que se percibía era la tensión en el exterior. El Sujeto ya había despertado, por lo que la joven mujer se encargó de arrullarlo un poco y tratar de distraerlo de lo que afuera ocurría. Debía garantizarle que estaban seguros, incluso si aquello era mentira. Por unos momentos hubo silencio, tal vez habían ganado. Pero esa tranquilidad no duró demasiado, pues de pronto una ráfaga de disparos impactaron contra la entrada y Tihion supo que era la señal que estaba esperando para huir.
ESTÁS LEYENDO
La mujer prometida || Din Djarin
FanficTihion Hydme había hecho un pacto con su religión: ella debía velar por la seguridad del Sujeto. Siendo todavía una novicia entre las cuidadoras del campamento nikto en el que se refugiaba recibieron un ataque y su pacto no hizo más que afirmarse. A...